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Coahuila

Piedras Negras –II parte-

Por Otto Schober

Hace 2 años

Continuando con la historia de Piedras Negras, Francisco Y. Madero, decidió iniciar la revolución mexicana en Ciudad Porfirio Díaz el 20 de noviembre de 1910, movimiento que se inició en algunas partes del país y Madero no lo pudo hacer por nuestra ciudad por la falta de hombres y armamento. Pero cuando la revolución maderista triunfó, inició su recorrido triunfal hasta la ciudad de México desde Ciudad Porfirio Díaz, el 3 de junio de 1911. Venustiano Carranza, gobernador del estado decretó el 14 de diciembre de 1911, que la población vuelva a su nombre original, decreto que entró en vigor desde el día 18. Muerto Madero, Carranza instala su cuartel general en Piedras Negras, desde abril de 1913 hasta el 15 de julio de ese año, aquí se construyeron los cañones con que vencieron al ejército espurio de Victoriano Huerta. 

Otros sucesos han dado infortunio a la ciudad, algunos de ellos fueron los desmanes que se recibieron de norteamericanos en los primeros años, en que incendiaron la población y la balacearon en varias ocasiones. Las cinco grandes inundaciones que dieron pobreza a sus habitantes, la del 10 de septiembre de 1890, la del 2 de septiembre de 1932, la del 28 de junio de 1954, que originó los mayores sufrimientos y pérdidas materiales y de vidas, la del 4 de abril de 2004, con los resultados que todos conocemos y la inundación atípica del 15 de junio de 2013, provocada por la precipitación de 17 pulgadas de lluvia en 24 horas. El tornado del 24 de abril del 2007, que nuevamente atacó Villa de Fuente, principalmente. El general Plutarco Elías Calles se llevó el taller de máquinas de ferrocarriles para Aguascalientes y otros sucesos de antaño que quedaron impresos en la historia de la ciudad. 

La ciudad no presume de bella, pero si de la gran calidad de sus gentes, que hoy, es su máxima riqueza; de 31,665 que sobrevivieron a la inundación de 1954, esa cifra palidece al agregarse un dígito más, que nos acerca a los 200 mil, ahora con nuevos conglomerados, mejores comunicaciones, modernidad en todos los sentidos, al igual que su fama de ciudad limpia, galardón que mantuvo durante siete años consecutivos. Y de aquel añejo vado sobre el Río Bravo, en donde el águila se atreve a posarse, donde la mexicanidad es símbolo patrio por excelencia, donde la franca hospitalidad queda patentizada ante el visitante; aquí, donde el noble nigropetense o petenegrino, soporta estoicamente las extremas inclemencias del tiempo, que se enorgullece de su estirpe de valentía y heroísmo, constatado a lo largo de su cada vez más brillante historia, de la ciudad que se negó a morir en varias ocasiones víctima del infortunio, por las terribles inundaciones de 1890, de 1932, de 1954 que casi nos elimina del mapa, la del 2004 que nos dejó una secuela traumática y mucho dolor que se niega a cicatrizar y la de 2013, cuyos resultados todos conocemos; Aquí donde enarbolamos el pabellón con el águila y el carbón con donaire, un pabellón que sostenemos orgullosos, los que aquí hemos nacido y los que escogieron a Piedras Negras para asentar sus raíces.

Continuando con la historia de Piedras Negras, Francisco Y. Madero, decidió iniciar la revolución mexicana en Ciudad Porfirio Díaz el 20 de noviembre de 1910, movimiento que se inició en algunas partes del país y Madero no lo pudo hacer por nuestra ciudad por la falta de hombres y armamento. Pero cuando la revolución maderista triunfó, inició su recorrido triunfal hasta la ciudad de México desde Ciudad Porfirio Díaz, el 3 de junio de 1911. Venustiano Carranza, gobernador del estado decretó el 14 de diciembre de 1911, que la población vuelva a su nombre original, decreto que entró en vigor desde el día 18. Muerto Madero, Carranza instala su cuartel general en Piedras Negras, desde abril de 1913 hasta el 15 de julio de ese año, aquí se construyeron los cañones con que vencieron al ejército espurio de Victoriano Huerta. 

Otros sucesos han dado infortunio a la ciudad, algunos de ellos fueron los desmanes que se recibieron de norteamericanos en los primeros años, en que incendiaron la población y la balacearon en varias ocasiones. Las cinco grandes inundaciones que dieron pobreza a sus habitantes, la del 10 de septiembre de 1890, la del 2 de septiembre de 1932, la del 28 de junio de 1954, que originó los mayores sufrimientos y pérdidas materiales y de vidas, la del 4 de abril de 2004, con los resultados que todos conocemos y la inundación atípica del 15 de junio de 2013, provocada por la precipitación de 17 pulgadas de lluvia en 24 horas. El tornado del 24 de abril del 2007, que nuevamente atacó Villa de Fuente, principalmente. El general Plutarco Elías Calles se llevó el taller de máquinas de ferrocarriles para Aguascalientes y otros sucesos de antaño que quedaron impresos en la historia de la ciudad. 

La ciudad no presume de bella, pero si de la gran calidad de sus gentes, que hoy, es su máxima riqueza; de 31,665 que sobrevivieron a la inundación de 1954, esa cifra palidece al agregarse un dígito más, que nos acerca a los 200 mil, ahora con nuevos conglomerados, mejores comunicaciones, modernidad en todos los sentidos, al igual que su fama de ciudad limpia, galardón que mantuvo durante siete años consecutivos. Y de aquel añejo vado sobre el Río Bravo, en donde el águila se atreve a posarse, donde la mexicanidad es símbolo patrio por excelencia, donde la franca hospitalidad queda patentizada ante el visitante; aquí, donde el noble nigropetense o petenegrino, soporta estoicamente las extremas inclemencias del tiempo, que se enorgullece de su estirpe de valentía y heroísmo, constatado a lo largo de su cada vez más brillante historia, de la ciudad que se negó a morir en varias ocasiones víctima del infortunio, por las terribles inundaciones de 1890, de 1932, de 1954 que casi nos elimina del mapa, la del 2004 que nos dejó una secuela traumática y mucho dolor que se niega a cicatrizar y la de 2013, cuyos resultados todos conocemos; Aquí donde enarbolamos el pabellón con el águila y el carbón con donaire, un pabellón que sostenemos orgullosos, los que aquí hemos nacido y los que escogieron a Piedras Negras para asentar sus raíces.

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