Jerusalén.- Los números no alcanzan para dimensionar el impacto que dos años de guerra entre Israel y Hamas han dejado en la Franja de Gaza, pero sí permiten entender cómo el conflicto ha transformado por completo la vida de los 2.1 millones de palestinos que habitan el territorio.

De cada diez personas, una ha muerto o resultado herida; nueve han sido desplazadas; y tres pasan días sin comer. Cuatro de cada cien niños han perdido a uno o ambos padres, y ocho de cada diez edificios están destruidos o gravemente dañados.

La guerra comenzó el 7 de octubre de 2023, cuando militantes de Hamas lanzaron un ataque sorpresa que dejó mil 200 muertos en Israel y 251 rehenes. En respuesta, el gobierno israelí inició una ofensiva con el objetivo de aniquilar a Hamas.

Según el Ministerio de Salud de Gaza, más de 67 mil palestinos han muerto y casi 170 mil han resultado heridos. La OMS estima que más de 40 mil personas presentan lesiones con efectos irreversibles. Miles de cuerpos permanecen bajo los escombros.

El 75% del territorio de Gaza está ocupado por las fuerzas israelíes, lo que ha desplazado a casi toda la población hacia una franja costera en el sur. Barrios completos fueron demolidos, mientras que los bombardeos han generado una capa de escombros 12 veces mayor que la Gran Pirámide de Giza.

Las condiciones humanitarias se han deteriorado hasta niveles críticos. Más del 30% de los habitantes pasa días sin comer y los niños sufren desnutrición severa. Cocinas comunitarias y campamentos improvisados se multiplican en medio de la escasez.

Con la guerra entrando en su tercer año, Israel mantiene su ofensiva sobre Ciudad de Gaza en busca de los 48 rehenes restantes, mientras Estados Unidos impulsa un nuevo plan de paz.

Sin embargo, la devastación y el hambre siguen marcando el día a día de millones de personas atrapadas entre los escombros y la incertidumbre.