Ciudad de México.- Los estudiantes, en una marcha, proponen vigilar la elección durante todo el día; proponen un PREP ciudadano

Un hombre entre los setenta años de edad , con sombrero en la delgada cabeza, lleva una pancarta y camina por debajo de veredas acompañando a decenas de estudiantes con caras pintadas y ambiente de fiesta. Llega entero al final del recorrido organizado por el movimiento #Yosoy132 de Guadalajara, previo a la jornada electoral que vivirá hoy el país.

“Estamos por un voto libre y consciente”, arenga un joven delgado de camisa gris y megáfono en las manos mientras el resto del contingente va buscando un lugar para quedarse de pie.

Después de más de una hora la caravana musical, performativa y gritona llega al Parque Rojo, como se ha bautizado en Guadalajara al Parque Revolución, un simbólico lugar por el que han pasado decenas de manifestaciones, desde punketos, rockerones, amas de casa, defraudados, anticapitalistas, ex braceros y ahora, estudiantes. El parque está a sólo unas cuadras del centro de la ciudad.

Un grupo de jóvenes se arremolina sobre la figura del hombre mayor, quien además de sus ombrero viste una camisa azul, fajo negro arriba de la cintura y un pantalón gris todos desgastados proe l pasar de los años.

“Ustedes son nosotros y nosotros somos ustedes”, suelta el anciano, con ganas. Es el abuelo el que habla. Lanza el discurso con una pasión que contagia a los jóvenes que rondan los veinte, a los que tienen menos años, pero que hablan más quedo que él, todavía con timidez. Los estudiantes le dan cuerda. Lo dejan hablar; le piden que lo haga como se le pide a un cantante la última del concierto.

-¡El abuelo, el abuelo, el abuelo!

-Se llama Alberto, aclara alguien, con todo respeto.

Entonces cambian, corrigen:

-¡Don Alberto, don Alberto, don Alberto!

Don Alberto o El abuelo sube al kiosko y desde ahí no hay quien lo pare:

-Son ustedes los del 132 que sin manipulación van a hacer cambiar esta nación.

-Bravooooo. Uyyyyy. Muy bien. Ese apoyo sí se ve -los jóvenes lo alborotan.

-Son ustedes los que luchan noche y día por cambiar este país y devolvernos la democracia porque hace muchos años la hemos perdido.- Insiste el hombre.

Ahí los que tienen cámaras no resisten y quieren captar el momento, los reporteros posicionan más cerca sus micrófonos y grabadoras. Don Alberto continúa como si fuera un líder social consumado:

-Tenemos derecho a una patria feliz, todos ustedes y nosotros como viejos, aunque ya estamos entregando los tenis tenemos que dar el último estirón junto con ustedes, para hacer posible que esta nación cambie para las juventudes venideras; para los hijos de sus hijos, para nuestros nietos, para poderles decir: Yo luché y cambié o ayudé a cambiar esta nación junto con toda esta juventud”.

Tambores, silbidos, más gritos. Los aplausos hacen bajan el telón.

Como de la familia

Don Alberto deambula habitualmente con sus pancartas revolucionarias sobre las calles Galeana y Ocampo, en el centro, pero se hizo famoso hace dos sábados, cuando miles de tapatíos organizaron una “megamentada” contra el gobernador panista Emilio González Márquez, quien en abril de 2008, durante un evento público, lanzó un “chingue a su madre” (en México un insulto) a quienes lo criticaron por donar 90 millones de pesos para la construcción de una Iglesia católica. Desde esa vez un grupo de ciudadanos molestos prometieron que así lo despedirían.

Entonces, El abuelo, mejor dicho, Don Alberto, estaba entre la multitud durante la rechifla popular del 30 de junio pasado, cargando una pancarta con una consigna contra el candidato priista a gobernador Aristóteles Sandoval cuando sin aviso un hombre fornido lo agredió: era el suegro de Aristóteles, José Luis Arriaga.

En esa trifulca el suegro del candidato golpeó a otro fotógrafo. Hizo eso y los fotoperiodistas fueron tras de él, algunos le dieron puntapiés y lo acercaron hasta una patrulla, donde casi tuvieron que convencer a los policías que lo esposaran porque Aristóteles Sandoval era el alcalde de la ciudad.

Los fotógrafos, apoyando al compañero, sentenciaron que tenían los videos y las fotos de las agresiones; como se dice en lenguaje policial: tenían el cuerpo del delito. A los agentes policiales no les quedó más que llevarlo ante un juez, pero el juez lo dejó libre en un santiamén por menos de una multa de 300 pesos. Desde esa vez, El abuelo ya es como de la familia. Por eso afirma con orgullo: Yo también soy 132.

Vigilia electoral

Llega el turno de uno de los voceros. Habla, o mejor dicho, se desgarra la garganta, Rodrigo Cornejo, un chico delgadito, camisa negra y ojos negros, manos suaves y pestañas negras que estudió Comercio en la Universidad de Guadalajara. Toma el megáfono y aún así grita como si estuviera en una discoteca abarrotada.

-¡Es el momento de despertar! ¡No vamos a dar un paso atrás! ¡Ninguna irregularidad va a ser tolerada!

Propone vigilar la elección durante todo el día; propone un PREP ciudadano.

Su acalorada voz contrasta con su escuálido cuerpo de manos suaves. Después le dirán otros estudiantes que algo pasó en ese momento que su voz los sorprendió. Es la emoción, dirá él, con humildad.

Tras el discurso, Rodrigo cuenta en una charla aparte que es uno de los voceros del movimiento en Guadalajara y que también coordina una mesa de trabajo, la demanda primigenia, que es la democratización de medios.

Por voluntad popular es uno de los dos estudiantes que irá al Distrito Federal a participar a una de las dos reuniones para todas las células del movimiento #YoSoy132 de las entidades y la de la capital.

Este 1 de julio, dice Rodrigo, su consigna será ser más que observadores. Toda la jornada estarán concentrados en el Parque Rojo para llevar un control de incidentes, de posibles irregularidades. Su compromiso es primero votar y de paso observar lo que pasa en cada una de sus casillas. “No se puede confiar”.

“Lo que nosotros buscamos es poner tanta presión en la observación ciudadana y en la opinión pública a esta elección que sea imposible, incluso de consumarse un fraude electoral a la antiguita por compra de votos, sea evidenciado y que el pueblo mexicano despierte y vaya a defender la voluntad popular”.

Rodrigo hace una pausa y un chico de rulos rubios se acerca, es un estudiante del Tec de Monterrey que está en la comisión de comunicación. Le sugiere que cada entrevista que un medio le haga también la grabe él y se guarde una copia para tener un registro de sus declaraciones.

“Lo que el movimiento busca desde que nació es que tome más fuerza después del proceso electoral”, continúa Rodrigo. Dice que quieren ir más allá para callar las críticas que dicen que solo es un movimiento electorero que es controlado por grupos de poder.

Rodrigo baja del kiosko y se acerca otro compañeros, solo para hacerle la broma: Ya decía yo, eres el nieto de El abuelo.