Sacerdotes como él hacen falta, la gente solía decir: ‘“Son mejores que los pederastas, esos que en lugar de acércanos a Dios nos alejan de él”.

La fe en Jesucristo lo llevó a vivir con autenticidad, sin máscaras y con más fidelidad. Fue un joven cura diferente que, desde seminarista, se identificó por sus ideas que no empataban con los demás. Rompió los dogmas de la iglesia católica universal, escandalizó a la curia romana, (el conjunto de dicasterios y organismos que asisten al Papa en el Gobierno de la Iglesia católica).

Pero notorio y ejemplar fue el trabajo social que realizó en apoyo a familiares de personas desa-

parecidas, mujeres que ejercían la prostitución, migrantes y sectores marginados de la Iglesia católica como la comunidad LGBTTI+.

Corrió riesgos, de esos que llevan consigo problemas con el gremio del clero tradicional, al romper esquemas estereotipados de lo que debe ser un seminarista o un sacerdote, ante la mentalidad de muchos miembros del clero católico.

Gofo se entregó al sacerdocio en una Iglesia que lo juzgaría irreverente e insensato, por su estilo rockero, cabello largo, chaquetas negras, playeras de grupos “sacrílegos” y figuras de calaveras. Su apariencia causó extrañeza y rechazo, pero su interacción con la comunidad le ganó adeptos entro todas las edades.

Su actitud fue enviada con prueba por la Iglesia católica de Saltillo al Vaticano, de donde ordenaron investigarlo porque se difundieron fotografías e información de su conducta presuntamente inapropiada y contraria a los ordenamientos sacerdotales.

Por ejemplo, el sábado 8 de marzo de 2014, por la noche, en un hecho sin precedente, en el Día Internacional de la Mujer, El Padre Gofo y el ministro cristiano evangélico, Eliezer Lara Montoya, oficiaron una misa en la zona de Tolerancia de Saltillo y ofrecieron palabras de aliento, trasmitieron el mensaje de salvación de Dios y bendijeron a las sexoservidoras y a los homosexuales que trabajan en este lugar.

Según un medio de comunicación, incluso confesó públicamente que dudaba de la existencia de Dios y de lo que dice la Biblia, aunque el obispo Vera López desmintió esas versiones.

Gofo andaba en una motocicleta de la década de los años 70, con todo y sotana, participaba con los grupos Los Indignados, Yo Soy 132, en manifestaciones contra la deuda pública, le gustaba tomar y ver revistas pornográficas, y aún sin pareja formal, aseguró que tenía relaciones sexuales con frecuencia. A veces se pintaba la cara de blanco con un signo de pesos, según algunos, no guardaba el celibato porque gustaba disfrutar del sexo, el trago, la música y divertirse.

Por conducto del papa Francisco, la curia romana ordenó que el sacerdote rockero no oficiaría misa durante medio año porque estaría “en período de reflexión”.

Desde el mismo Vaticano se ordenó “el arresto” (encierro) del padre Gofo, primero en Guadalajara y luego en Saltillo, para impedir que siguiera predicando la palabra de Dios, que dejara de ejercer públicamente la religión para la cual se había preparado.

El padre Adolfo Huerta Alemán, de 44 años, conocido como “El Padre Gofo” y/o “El Cura Rockero”, murió la madrugada del 23 de agosto de 2021 en Saltillo, víctima de Covid.