Para mí, que ya se la tenía guardada. No ha de ser una perita en dulce el Presidente de Francia, Emmanuel Macron. Su soberbia y el querer tener la razón, a costa de lo que sea, las 24 horas del día, ha de ser extenuante para la pareja. Ella también tiene lo suyo, pero llega un momento en la relación de tantos años de casados que no se pueden controlar las ganas de cachetear. Confieso que últimamente he visto a la pareja presidencial francesa con notorios momentos de irritación entre ellos. Les urgen unas vacaciones, que él se quede un buen rato en Vietnam en el viaje oficial que inició ayer, y que ella, Brigitte Marie-Claude Trogneux, aproveche estos días para ir a ver a su familia chocolatera en Amiens. Además hay que considerar que ella fue su maestra de literatura, y algo me dice que él le faltó el respeto. No se vale. Me temo que desde hace aproximadamente dos años hay muchas cosas de él que le caen a ella de la cachetada y así como a muchos franceses.
La Presidencia francesa primero desmintió las imágenes del momento en que la primera dama francesa le daba una cachetada al llegar a Vietnam. Pero tuvo que corregir muy rápidamente y Macron señaló algo como: “fue broma, un momento de complicidad”. Más adelante agregó: “cualquier cosa pasa a ser una catástrofe geoplanetaria”. Pues a mi manera de ver sí, fue una “catástrofe geoplanetaria”, porque si medio mundo está en guerra, no es correcto que el Presidente de un país tan importante como Francia y su esposa se den de cachetadas. Es conocido que en Francia, dar una cachetada, ya sea a la esposa o a un alumno de colegio, es una cuestión normal. ¡Cuántas cachetadas durísimas no daba el actor francés Jean Gabin en sus películas!
Ahora resulta que toda la culpa la tiene la Inteligencia Artificial, pero aquí no fue el caso, clarito se vio que Brigitte le dio un zape a su marido. Me pregunto si en la intimidad no es él quien toma la revancha contra Brigitte.
La historia de su amor siempre me pareció totalmente inédita. Todos sabemos que se conocieron en Amiens, en el liceo jesuita de La Providence. Asimismo, sabemos que desde que tenía 15 años, Emmanuel Macron se decidió a esperar el tiempo que fuera necesario para casarse con su profesora. Lo que no sabemos es en qué momento esa pasión se hizo correspondida. Como dijo Brigitte en una entrevista: “Nadie va a saber en qué momento nuestra historia se convirtió en una historia de amor. Eso nos pertenece a nosotros. Ése es nuestro secreto”. Hace un tiempo me referí a su historia de amor en nuestro periódico y desde entonces la he seguido muy de cerca.
CNN realizó un reportaje sobre la pareja presidencial francesa en el que revelan algunos aspectos poco conocidos. Ahí nos enteramos que ambos tuvieron que luchar por su relación. Por un lado, los padres de Macron no estaban de acuerdo con que su hijo estuviera determinado a casarse con su maestra. Por otra parte, Brigitte le confesó esta pasión a su padre, y él luego de pensarlo mucho, le dijo a su hija: “Está bien, es evidente que estás más que decidida”.
La revista francesa Paris Match publicó una larga entrevista el 7 de abril de 2016, cuando Macron todavía era ministro de Finanzas del expresidente François Hollande. Brigitte nos habla de su vida e historia de amor. Una historia de amor sin adjetivos. Brigitte creció en el seno de una familia adinerada. Era la más pequeña de seis hijos. Cuando llegó a la adolescencia llamaba la atención por la chispa de su mirada y por sus minifaldas. Al terminar su bachillerato en el Sagrado Corazón, se daba permiso de beber dos whiskeys con soda y coquetear con sus compañeros. Como era previsible para Brigitte, se casó muy bien, con André-Louis Auziere, futuro y muy próspero banquero y el padre de sus tres hijos. Un buen día, siente que su corazón da un vuelco. La invitan a ver una obra, Jacques y su Amo, de Milan Kundera, y el personaje principal es uno de sus alumnos de tercero. Se llama Emmanuel Macron.
Ahora resulta que este par de enamorados se dan de cachetadas hasta en público. Qué decepción. Qué agresión, qué violencia porque algo le ha de haber dicho él para que Brigitte hubiera reaccionado con tanta furia. No me quiero imaginar todo lo que provocará en las redes francesas y en el mundo este desencuentro. Yo estoy con Brigitte, qué bueno que se defienda. He allí un amor apache de muy alto nivel.
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