San Juan, Puerto Rico. — Al menos cinco aviones de combate F-35 de la Marina de Estados Unidos aterrizaron en el aeropuerto regional José Aponte de la Torre, la antigua base Roosevelt Roads en Ceiba, lo que ha elevado la tensión en el Caribe.

La llegada de estas aeronaves se suma a un despliegue naval estadounidense que incluye ocho barcos con misiles y un submarino nuclear cerca de las costas de Venezuela.

El gobierno de Venezuela ha calificado esta movilización como un intento de Estados Unidos para propiciar un “cambio de régimen” en el país suramericano, bajo el pretexto de combatir el narcotráfico.

El ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, denunció que Washington está realizando vuelos de “inteligencia” con el objetivo de justificar un “plan de amenaza militar y de intervención”.

Movilización militar venezolana y disputas diplomáticas

En respuesta a la presencia militar de EE. UU., Venezuela ordenó la movilización de buques, el alistamiento de milicianos y un “refuerzo especial” de su presencia militar en cinco regiones costeras.

El gobierno de Nicolás Maduro también denunció que un destructor estadounidense habría ocupado una embarcación de pescadores venezolanos en su “Zona Económica Exclusiva”.

La gobernadora de Puerto Rico, Jenniffer González, ha respaldado el despliegue estadounidense y ha manifestado su compromiso en la “lucha contra el narcotráfico”, calificando a Maduro como un “líder de cartel”. En respuesta, el mandatario venezolano le pidió a González liderar personalmente una posible “invasión” contra su país.

El deseo de la gobernadora de convertir a la isla en un centro de operaciones del Ejército estadounidense no es apoyado por la oposición ni por la ciudadanía, que han organizado diversas protestas.