Saltillo, Coah.- Sin duda, Saltillo no sería la misma sin la Benemérita Escuela Normal de Coahuila, la gran institución que consolidó nuestro título de la Atenas de México. 

Formadora, no sólo de maestros que han dejado huella en la ciudad y en cada uno de sus habitantes, sino de métodos educativos que son referentes a nivel nacional; hoy, esta emblemática institución cumple 130 años de historia y de legado. 

Fue la noche del 4 de mayo de 1894 cuando, en una casona ubicada en Hidalgo Sur número 4, se celebró la ceremonia de inauguración con 10 catedráticos, la mayoría procedente de Veracruz, Monterrey y Tamaulipas, y 16 alumnos, todos egresados del Ateneo Fuente, la única escuela pública de educación superior en el estado que ya había sido inaugurada 27 años antes, en 1867. 

Formadora de maestros

Andrés Mendoza Salas, catedrático, escritor y exdirector de la BENC, dedicado toda su vida a la enseñanza, es un claro ejemplo del buen fruto de la semilla de esta escuela. 

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Esta Escuela Normal tiene un profundo significado, no solamente para los coahuilenses, sino también en el ámbito nacional; surge el 4 de mayo de 1894 con dos propósitos fundamentales: formar maestros y organizar el sistema educativo”, explica.

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Con ese proyecto de la escuela progresiva, los alumnos de aquí con Andrés Osuna generan una nueva teoría pedagógica llamada funcionalismo educativo, y se fundamentaba en que el alumno era el dínamo de la clase, a diferencia de la de Veracruz, en donde era el maestro”. 

Un orgullo

Thelma Cecilia de la Fuente Alanís, maestra egresada y única directora mujer de esta centenaria institución, recuerda con orgullo los años que pasó en este edificio. 

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La Benemérita Escuela Normal de Coahuila para mí significa, primero como estudiante, una experiencia maravillosa, porque tuve grandes maestros, excelentes compañeros, y creo que esa experiencia fue lo que despertó en mí el amor a la escuela, yo fui feliz estando al frente de un grupo”, expresa.

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Para mí fue una experiencia maravillosa el ser primero alumna y después ser maestra, y si algo tengo de bueno en mi vida, se los debo, además de a mis padres, a la formación que me dio la Benemérita en cuanto a valores”. 

Un sueño 

La construcción del inmueble empezó como un sueño, o una locura: un 21 de marzo de 1906, sin recursos pero con determinación, el entonces director Andrés Osuna organizó un austero desfile conmemorativo por el natalicio de Benito Juárez, y en el terreno descampado colocó, simbólicamente, la primera piedra. 

Y no fue un acto infructuoso, afirma Andrés Mendoza, pues el entonces gobernador Miguel Cárdenas de los Santos, financió la escuela que costó 300 mil pesos de aquellos años, más 50 mil del mobiliario; el nuevo hogar de la Benemérita se inauguró el 5 de febrero de 1909. 

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En ese instante, en ese momento, gracias a Osuna y a ese grupo de maestros, promueven un nuevo proyecto educativo, la escuela progresiva, pero ya funcionalista desde su punto de vista, y la ponen en práctica, generan un sistema maravilloso de intercambio de maestros, de capacitación, crean las escuelas modelo”, detalla.

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Y empiezan a diseñar pupitres de acuerdo con la estatura de los niños, abren ventanas en los salones de clase, empiezan a trabajar en educación física, cosa que no se acostumbraba”.

Y a partir de ahí, las ramificaciones de la Normal comenzaron a extenderse: se creó la Escuela Normal Superior para preparar maestros de secundaria, la Escuela Normal para Educación Preescolar, la Normal de Educación Física, la de Educación Especial.  

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Pero esta fue el origen, no solamente de la formación de maestros, y eso es lo que quiero divulgar, sino de la organización del sistema, porque a partir de aquí se creó la Dirección General de Instrucción Pública Primaria, es decir, un organismo rector para supervisar, para vigilar y para actualizar a los colegios particulares, a las escuelas oficiales”, subraya Andrés Mendoza.

Semilla de valores 

Ambos exdirectores coinciden en lo que hizo a la Normal extraordinaria: los valores inculcados por sus maestros, el ejemplo de vida que les dieron y lo alto que pusieron el nombre de la Benemérita gracias a su amor por la docencia. 

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Ellos dejaron en nosotros, no nada más el gusto por aprender, por tener nuevos conocimientos, sino algo más importante, nuestra relación con los alumnos y con los padres de familia”, comenta la exdirectora Thelma de la Fuente. 

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Entregarnos a una misión, que a mí me parece muy importante, que es la misión de educar, de formar a niños, adolescentes y jóvenes”. 

Por su parte, Andrés Mendoza dice que su Alma Máter no sólo lo formó, sino lo impulsó a ser una mejor persona. 

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Más que formarte académicamente, que sí lo hicieron, te formaron en términos de cómo ser mejor persona, creo que el maestro es una de las virtudes que debe tener, ser mejor persona, porque a los niños los está educando, educar no nada más es darles un conocimiento, sino formarlos, con ayuda lógicamente de los padres de familia”. 

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Los valores que debemos perseguir siempre: verdad, justicia, belleza, libertad y felicidad”. 

Y aunque la matrícula de estudiantes ha disminuido sustancialmente, debido a la amplia gama de opciones de licenciaturas que existen hoy, la maestra Thelma está segura de algo: “Yo creo que la función de la Benemérita, como formadora de los jóvenes, no ha terminado, todavía continúa”.

Épico

Quizá hoy nos parezca difícil concebir la importancia que la construcción del imponente edificio significó para aquella época, pero para tratar de dimensionar, estudiar en la Normal en 1909, era algo así como ser aceptado en Hogwarts. 

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Hay que imaginar a aquel puñado de muchachos convencidos con toda la seriedad de sus 20 años, de la importancia de lo que pensaron desde entonces con su misión: ser maestros”, escribió Lucía Teissier de Galindo, en su libro Benemérita Escuela Normal de Coahuila 1894-1995, que se encuentra en el Archivo Municipal.  

Y claro, pensar en lo que un joven rural recién llegado a la capital, con su maleta llena de sueños y las expectativas familiares puestas sobre sus hombros, debió sentir cuando subió por primera vez la escalinata, recorrer los largos pasillos y entrar en las enormes aulas en donde recibiría el conocimiento de grandes maestros, eriza la piel. 

Ramificaciones

Escuela Normal Superior para preparar maestros de secundaria.

Escuela Normal para Educación Preescolar

Normal de Educación Física

Normal de Educación Especial