La extradición o regreso de Estados Unidos a México de miles de migrantes no es un tema nuevo con el actual presidente estadounidense, aunque hay que admitir que sus políticas migratorias del presente han sido más radicales. Sin embargo, estas deportaciones tienen décadas, así como sus métodos de llevarlo a cabo, es decir, los regresan por vía terrestre por las fronteras de nuestro país que colindan con las tierras del Tío Sam.
Son millones, si nos remontamos a décadas los que han llegado por semana, meses y años. Algo que se ha convertido en una obligación moral para las autoridades fronterizas que es el caso de Coahuila con sus dos principales entradas del sur hacia el norte, es decir de Texas a Coahuila.
Los estadunidenses, me refiero a sus autoridades, toman decisiones fuertes y contradictorias y les importa “un comino” si el extraditado tiene o no recursos para continuar su viaje a su país de origen o aquí mismo en la República Mexicana.
A final de cuentas, el problema se lo dejan al o los presidentes municipales coahuilenses de las comunidades fronterizas que es precisamente la situación que enfrentan los municipios de Acuña, Piedras Negras y un pequeño pueblo a orillas del Río Bravo ubicado en Ocampo, Coahuila.
Muchos de estos alcaldes coahuilenses han aventado la toalla, y aunque no de manera oficial, pero algunos de sus habitantes sí lo afirman, en donde es muy grande su impotencia económicamente de continuar con la mínima ayuda para poderlos regresar por transporte a sus destinos originarios.
Esos municipios fronterizos de Coahuila, les hace falta el apoyo de elementos de migración, así como de recursos de la federación para ayudar a los deportados a que regresen a sus casas sea dentro de México o al país de nacimiento.
Es insostenible para las arcas municipales ayudar a los migrantes a regresar a sus lugares de origen y por tanto se ven obligados a marginarse de esta problemática sin tener opción y alternancias. Una problemática que se deja endosado a los ciudadanos coahuilenses que habitan cerca de las zonas fronterizas de los Estados Unidos.
Un problema que cada vez está agarrando más fuerza porque dicho por los lugareños que el problema de esos migrantes rechazados por EUA, se instalan en cualquier lugar sin importarles si se trata de una área pública o parque e incluso invaden colonias y a la falta de baños o sanitarios portátiles, terminan haciendo sus necesidades cercano a los lugares poblados de manera legal. La basura no se diga, así como la desconfianza e inseguridad que perciben los coahuilenses fronterizos que se han visto invadidos por los migrantes que no se quieren regresar a su país bajo el argumento de no tener dinero, aunque sí tuvieron para viajar tan lejos de su lugar de origen.
Se ha perdido la cuenta y la cantidad de cientos de migrantes que llegan y es para quedarse en busca de un trabajo o una ayuda del gobierno local, estatal o federal de México.
El gobierno de México, había iniciado en el 2023 deportaciones masivas a todos estos inmigrantes que fueron rechazados o deportados de Estados Unidos, y aunque una gran parte de ellos tampoco tenían documentación oficial de las autoridades migratorias mexicanas, a comparación al año 2024 la deportación de México a estos migrantes indocumentados bajo radicalmente a la mitad. Y solo por una sola variante: los vuelos de repatriación son muy costosos y no hay presupuesto, así como tampoco existe suficiente personal migratoria mexicana que le haga frente limitándose en sus operaciones. Hay muchos profesionistas sociólogos, economistas, politólogos y psicólogos sociales que resumen todo este fenómeno como una “bomba de tiempo”, contra los mexicanos. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org
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