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Canonizando al otro Augusto

Por ATL DEL DESIERTO

Hace 1 mes

En la lista de seres perversos de la derecha, sin duda aparece Augusto Pinochet, personaje del que supimos de su existencia, cuando derrocó a Salvador Allende, un médico comunista que había llegado a la presidencia de Chile y se había especializado en provocar problemas donde no existían, cegado por sus creencias ideológicas.

Ya con el poder, Pinochet emprendió una cruel cacería de socialistas y comunistas chilenos, ante quejas internacionales, y no tuvo freno. En la tarea de administrar el país, dejó todo en manos de economistas, asesorados por economistas extranjeros, (los economistas latinos no organizan ni una partida de dominó).

Con un enfoque a la libertad de mercado, el país tuvo una increíble bonanza económica, llevándolo a ser líder en América Latina, por ejemplo, era sorprendente en Mexico, años después, el poder comprar uvas o manzanas producidas en Chile, traídas en contenedores refrigerados, a precio igual o mejor que la producción local.

Los enemigos del neoliberalismo se regodeaban desmenuzando las maldades de ese esquema, pero guardaron silencio al ver que China aplicó la misma receta, teniendo tanto éxito que hasta hacen temblar a las potencias de siempre.

Claro, China lo logró con capital judío que ya operaba en Hong Kong, antes de ser devuelto a la tiranía china.

La comunidad internacional, años después, presionó a Pinochet para que diera un respiro a la situación democrática, pues tenía un poder absoluto, y el señor lo hizo; organizó un referéndum, permitió que fuera supervisado por propios y extraños, permitió que igualmente el conteo se hiciera con transparencia, y ante un resultado claro de que la mayoría de los chilenos no lo querían como mandatario, accedió a dejar el poder, meses después tuvo el riesgo de ser condenado en España, pero no prosperó el proceso. (España tuvo un dictador similar: Francisco Franco, quien también hizo sangrienta cacería de comunistas, pero mantuvo a España lejos de la segunda guerra y prospera, a su nación, no prohibió la salida de pobladores, y salió por las buenas).

Los pecados de ambos dictadores son indiscutibles, pero, me permito señalar la diferencia con los regímenes de Nicolas Maduro en Venezuela, Daniel Ortega en Nicaragua y López Obrador/Claudia Sheinbaum en Mexico, quienes sin declararlo han exterminado compatriotas pacíficos, indefensos ante la delincuencia apoyada por ellos, sin servicio médico digno, despojados de recursos, montos que van a los bolsillos propios o a apoyar a dictaduras comunistas como Cuba, y que tienen en quiebra a sus países, aun deshaciéndose hoy de ellos, estas naciones tendrán mucho que hacer para sobrevivir.

Pinochet y Franco con unos santos, comparados con cualquier populista, hasta entre dictadores, el amor a la patria marca la diferencia.

 

 

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