Espectáculos
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Zócalo
Publicado el jueves, 17 de mayo del 2012 a las 19:18
México.- Solitario se encuentra ese hombre en el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes, viene de muy lejos para despedirse de su escritor; a su espalda, Carlos Fuentes parece observarlo en esa fotografía que preside el escenario: ahí sonríe, como muchas veces se le vio sonreír, acompañado de sus libros, de esas íntimas compañías de tantos años, desde aquel día en que decidió que sería escritor. Nada más que escritor.
Hay quien se persigna al pasar a su lado, uno más toca el féretro, otros toman fotografías, muchos gritan porras, le lloran. Son los anónimos lectores que desde fines de los 50 del siglo pasado seguían la obra y el pensamiento de Carlos Fuentes, quien ayer falleciera de manera sorpresiva.
Así comienzan a pasar con sus vestimentas del diario, cobijados por los años de lectura: ya no van a la caza de un autógrafo, sino a despedirse; quizá por ello hasta un arenga más cerca de lo político se escuchaba en el Palacio de Bellas Artes: “¡Carlos, amigo, el pueblo está contigo!”, y algunos goyas como complemento.
Sobre el féretro yacían algunos de sus libros, ramos de rosas, fotografías, carteles y una bandera mexicana que lo cobijaba. Carlos Fuentes en el homenaje de cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes, que podría decirse se dividió en dos partes: el oficial y el espontáneo; el solemne y el festivo, por los gritos de apoyo al escritor, por los aplausos que de pronto se escuchaban.
CEREMONIA OFICIAL
“Ha fallecido uno de los más grandes escritores mexicanos de todos los tiempos, quizá, el más reconocido y el más admirado en este siglo XXI”, suelta el presidente Felipe Calderón en la ceremonia de homenaje a Carlos Fuentes, en el Palacio de Bellas Artes, donde aseguró que generaciones enteras de mexicanos hemos disfrutado de su prosa y de su erudición, de sus enseñanzas, de sus consejos y de sus críticas.
“Decía Carlos, con profunda sabiduría, que mantener el lenguaje y mantener la imaginación son dos hechos fundamentales para la salud de la sociedad. Carlos Fuentes contribuyó a colocar en la vanguardia mundial a la literatura de América Latina.”
Acompañado de su esposa Margarita Zavala, con Silvia Lemus y Cecilia Fuentes Macedo —la hija del narrador con su primera esposa, la actriz Rita Macedo—, el mandatario recordó que la mejor manera de rendirle homenaje a un escritor es con la lectura de su obra, por lo que leyó algunos fragmentos del capítulo sobre la muerte del libro En esto creo: “todos los hombres morimos hacia el futuro, después de ser vistos por el mundo y volvernos invisibles.”
En la ceremonia oficial, el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Marcelo Ebrard, aseguró que para su generación, Fuentes fue una de las personas que más los ha marcado para bien: “militante de México, apasionado sobre nuestro futuro”, señaló, “era ante todo el abogado de la esperanza mexicana. Nunca lo vi, sí preocupado, pero nunca decepcionado de la grandeza mexicana, siempre confiado, siempre esperando el futuro mejor, progresista y liberal, nacionalista, patriota”.
En su participación, Consuelo Sáizar, presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), aseguró que difícilmente podríamos entendernos sin la presencia y la obra de Carlos Fuentes, porque sus libros forman parte del paisaje cultural de México, el centro de sus inquietudes literarias e intelectuales: “él afinó nuestra mirada y nos enseñó a deletrear a la nación”.
“Hoy rendimos homenaje al hombre que hizo más grande el tiempo mexicano, al escritor que amplió las fronteras de nuestro idioma, un intelectual irrepetible, cuya voz resuena con pertinencia y autoridad en todos los rincones del mundo, un hombre con un pensamiento tan luminoso como su prosa.”
A Federico Reyes Heroles le correspondió la tarea de recordar el tránsito literario y vital de Carlos Fuentes, pero en especial sus aportaciones a la vida cultural y al análisis de los aconteceres sociales y políticos de ese México al que trató de entender: creció con el inglés como idioma y hasta la adolescencia se dio cuenta que poco conocía de México. Quizá por ello se dedicó a la escritura.
“Alumno informal de un gran tutor, con quien lo unió una profunda amistad, me refiero a Alfonso Reyes, Carlos Fuentes siempre defendió la tesis del regiomontano: la cultura o es universal o no es cultura. Lo demás es folclor.”
Sorpresiva como fue la muerte de Carlos Fuentes, Reyes Heroles definió como un consuelo el hecho de que el escritor hubiese partido como quería: “leyendo, viajando, con proyectos, discutiendo y, sobre todo, con los dedos sobre el teclado, fue un hombre cruzado por la pasión en la charla, frente a la hoja en blanco, ante la estética”.
El chelista Carlos Prieto interpretó en honor a Fuentes la pieza Sarabanda, de Bach. Un acto de homenaje, pero al mismo tiempo de amistad: José Luis Cuevas, Eduardo Matos Moctezuma, María Luisa La China Mendoza, Elena Poniatowska, el rector de la UNAM, José Narro Robles, Jaime Labastida, Eduardo Lizalde, Vicente Quirarte, Gonzalo Celorio, Felipe Garrido y Xavier Velasco, Víctor Flores Olea, Porfirio Muñoz Ledo y un largo etcétera en el adiós.
SE VA A PARIS
Una de las grandes pasiones de Carlos Fuentes estaba en Francia, en especial en París; quizá de ahí el deseo del escritor porque sus restos reposen en aquel país, según confirmó Silvia Lemus, viuda del narrador, aunque todavía no hay una fecha para ello.
Fuentes decidió descansar en París “porque ahí vivimos nuestro primer año juntos como pareja, ahí nació nuestro hijo”, confesó la periodista en una breve charla con los medios.
Al ver las muestras de cariño de la gente que acudió a despedir a Carlos Fuentes al Palacio de Bellas Artes, su viuda agradeció tanta espontaneidad y muestras de cariño y admiración: “es lo que él merece”.
Lo último que el autor de Aura le dijo a su esposa fue: “güerita”, pues así la llamaba de cariño: “¡sí, güerita!”, cuando ella le indicó que tenían que ir al hospital para que lo atendieran.
Desde la perspectiva de Hernán Lara Zavala, Carlos Fuentes tuvo una visión muy clara de su vocación, desde niño, por lo que nunca estuvo ligado a un trabajo fijo —si acaso tras el breve periodo en que fue embajador en Francia—: su trabajo era la lectura y la literatura.
“No fue un hombre que se sentó en sus laureles a gozar de sus triunfos, fue muy importante que siendo un hombre ya exitoso siguiera trabajando: con su muerte se acaba una época de oro de la literatura mexicana que se inicia con Alfonso Reyes.”
De acuerdo con el escritor Ignacio Solares, el fallecimiento de Carlos Fuentes es una pérdida irreparable por todo lo que significaba, por lo que nos dio y por la luz que le daba a este país una mente tan preclara.
“Su fuerte crítica social siempre se recordará, en ese sentido nos hará mucha falta, tenía muy claro sus conceptos, sus ideas, por dónde podríamos ir. Carlos Fuentes era una de esas mentes que te permiten un mundo más habitable. Yo lamento profundamente su deceso pues su lugar en las letras será irremplazable”.
El pintor y escultor José Luis Cuevas, quien asegura haber leído todos los libros de Carlos Fuentes, recuerda que su amistad fraterna inició cuando le obsequió el libro de cuentos Los días enmascarados.
“Su muerte me tomó por sorpresa, dije ¡esto es un error! No quería aceptar la terrible realidad. La última vez que lo vi fue el 26 de febrero durante mi cumpleaños, fue a la casa acompañado por Silvia; estaba muy bien, muy vital, no lucía enfermo, ni mucho menos. Son tantos los recuerdos que ahora estar aquí y ver sus fotografías… me resisto a creerlo”.
Para Gonzalo Celorio, con la partida de Fuentes México pierde una presencia activa, actuante y crítica, si bien su gran obra está a la espera de la inmortalidad: “su muerte es bastante relativa, porque permanece esa literatura que se seguirá leyendo, no ha acabado de leerse ni de valorarse, pues la producción literaria ha sido muy fecunda. Lo importante es lo que él ya cimentó y es irreversible: una cultura que tiene dos características, la modernidad y la crítica, y eso ya se sembró.”
Alrededor de las cinco de la tarde salieron los restos de Carlos Fuentes del Palacio de Bellas Artes, entre vivas y goyas, y el himno nacional interpretado por la Banda Sinfónica de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal. Conforme avanzaba la carroza fúnebre hacia la agencia Gayosso, una época de la literatura mexicana comenzaba a cerrarse. Ni hablar, aquí nos tocó vivir.
DESCANSARA EN MONTPARNASSE
El escritor mexicano Carlos Fuentes, quien falleció este martes a la edad de 83 años, tomó hace dos años la decisión de ser enterrado en el cementerio de Montparnasse, en la ciudad de París, Francia.
Fue el propio Carlos Fuentes quien se encargó de realizar todas las gestiones ante la administración de los cementerios de París y seleccionó la tumba en la que deseaba ser sepultado.
Fuentes de la Embajada de México en Francia confirmaron lo anterior a petición de MILENIO y aclararon que corresponde solo a la familia del escritor determinar la fecha en la que sus restos pudieran ser trasladados a París. El intelectual mexicano mantuvo una estrecha relación con Francia. Vivió aquí en la década de los sesenta, cuando conoció a los impulsores del llamado boom latinoamericano como Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y Mario Vargas Llosa.
Fue Embajador de México en Francia entre 1975 y 1977.
Ayer, en su primer comunicado de prensa, el presidente de Francia, François Hollande, rindió un homenaje “al gran escritor de la identidad mexicana”, de quien dijo “supo expresar el genio de ese país de cruces, a través de una producción literaria profundamente rica y original”. (María-Esther Lazcano/París)
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