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Por El Universal
Publicado el jueves, 19 de agosto del 2010 a las 17:00
Brasil.- Por un momento, el pueblo chiva se ilusionó. El golazo de Marco Fabián -en la agonía del primer tiempo- hizo imaginar al Guadalajara con la Copa Libertadores 2010 en sus vitrinas.
Lo que siguió fue el eterno derrumbe mexicano, domado esta vez por un Internacional de Porto Alegre infinitamente superior (3-2, 5-3 global) y opacado por una “cámara húngara” al final del prestigioso torneo sudamericano.
Y es que, la pasión se vivió en todo momento en el estadio Beira-Río, donde los brasileños consiguieron sacar de sus casillas a los tapatíos, al grado de que el Rebaño Sagrado terminó con 10 jugadores en el campo, por la expulsión de Omar Arellano en la agonía del encuentro.
Otra vez, el futbol nacional se quedó en la orilla. El eterno “ya merito” volvió a dejar ese vacío, en espera de que alguna vez, se vuelva a pelear el trofeo más importante del continente a nivel de clubes.
El espejismo rojiblanco
Sin dar tregua, el Inter fue por más a partir del primer minuto de juego y el guardameta Luis Ernesto Michel tuvo que poner orden y mostrar su seguridad de manos en los lances brasileños.
La ventaja en el marcador global no bastaba, pero tras soportar la presión inicial, el Guadalajara volvió a contar con la fortuna que gozó en el partido de ida, cuando llegó a estar en ventaja.
Así, en los últimos instantes del primer tiempo, Marco Fabián aprovechó el pase flotado de Omar Bravo y de una “tijera” sacó un escopetazo que venció al portero Brito.
La anotación puso a soñar a los rojiblancos. El 0-1 parcial igualaba en global (2-2) y situaba automáticamente a los tapatíos en la prórroga, en caso de persistir el resultado.
Pero el Internacional demostró, en el complemento, la superioridad que exhibió desde la ida en el estadio Omnilife, al hacerse del balón para borrar a Chivas.
Luego de varios bombazos contra la puerta de Michel, Rafael Sobis (61′) aprovechó un centro de Kléber Carvalho para fusilar por el centro al arquero mexicano. A partir de ese instante, la contienda quedó completamente bajo el control de los anfitriones.
Al 76′, Leandro Damiao se dio un espectacular autopase y en contragolpe fusiló sin piedad a Michel.
Esto aseguró la contienda y el desplome llegó cuando el árbitro colombiano Óscar Ruiz decidió al fin expulsar a Omar Arellano, luego del concierto de patadas y golpes en que habían incurrido los visitantes, entre ellos, los ganchos al hígado de Reynoso, de los que no se percató el silbante.
Después se dibujó un tono de goliza, cuando (89′) Giuliano realizó una gran jugada al quitarse los jaloneos de Reynoso, aguantó la barrida del Pato Araujo y la salida de Michel para depositar el balón en las redes, con gran clase.
En tiempo de compensación, Omar Bravo empujó a las redes tras un disparo de Adolfo Bautista al travesaño, lo que maquilló el descalabro rojiblanco (3-2).
Y como Chivas se excedió en las patadas, el incidente que tuvo Marco Fabián con uno de los trabajadores que montaron el templete de premiación, derivó en un bronca que dejó una cortada en la ceja derecha de Araujo, además de la amargura entre la delegación mexicana, por la breve duración del Himno Nacional Mexicano, en la ceremonia que antecedió al juego.
Sí, nuevamente el eterno “ya merito”, ahora con sabor a maldición.
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