Arte
Por Agencia Reforma
Publicado el sábado, 10 de agosto del 2024 a las 04:25
Ciudad de México.-Después de 23 años, Paso de Gato: Revista Mexicana de Teatro llegó a su fin.
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¿De verdad vale la pena que se sigan muriendo proyectos que han alcanzado cierta longevidad y que sobre todo han demostrado su efectividad y urgencia?”, objeta el director Jaime Chabaud en entrevista.
El dramaturgo despide con crudeza la publicación en el número 94, el último, después de haber “resistido valientemente”.
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Damos por terminada su existencia en papel porque las condiciones para la cultura en México no sólo no lo permiten, sino son enemigas de cualquier iniciativa de la sociedad civil que intente proyectos de largo aliento en materia de cultura”, acusa en el editorial “De funerales y bautismos”.
Desde sus páginas se dice orgulloso de la revista que sirvió al teatro iberoamericano y mexicano, con un saldo de casi 100 obras de autores publicadas, sobre todo de dramaturgos mexicanos emergentes.
Chabaud asegura que era imposible continuar con la revista, fuente de consulta para teatristas de Iberoamérica, por la guerra de la Secretaria de Cultura Alejandra Frausto y el actual Gobierno a las iniciativas de la sociedad civil organizada.
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La maravillosa campaña de pauperización y destrucción de las economías culturales le salió rebién a Frausto”, ironiza el fundador de la revista junto con José Sefami Misraje en 2001.
Explica que Paso de Gato no era entendida por funcionarios e instituciones como lo que era, una revista cultural, y no un medio, por lo que siempre era dirigida a las oficinas de Comunicación Social para conseguir publicidad.
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Siempre estuvimos en esa cuerda floja en donde, fuese desde Presidencia de la República desde Gobernación o desde el Conaculta y luego Secretaría de Cultura nos reducían la publicidad, nos castigaban o nos premiaban dependiendo del funcionario, etcétera”, expone.
Agrega que servía de contrapeso la publicidad contratada por los Gobiernos de los estados con festivales, premios de dramaturgia, becas o concursos, además de las muestras estatales de teatro.
Pero la publicidad cayó con la cancelación del subsidio piso que recibían los estados del Gobierno federal, si no tenían para pagar a sus maestros en las escuelas de artes y a sus artistas, no le iban a dar dinero a una revista de teatro.
Si bien el subsidio no estuvo exento de actos de corrupción y hubo gobernadores que lo usaban como “monedero personal”, Chabaud considera que no era para que el Gobierno federal llegara y lo rasurara.
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Es una obligación federal suministrar recursos a las distintas entidades del País para el sector cultura. “Ahora están dando un millón 600 (mil pesos), hay estados que de ser tanto el papeleo que impone la Secretaría de Cultura federal que incluso han renunciado al subsidio piso”, denuncia.
De 23 personas trabajando en Paso de Gato, hoy solo quedan ocho.
Chabaud reprocha que durante tres décadas se la pasaron diciendo a los artistas que se organizaran en asociaciones civiles para acceder a presupuestos del Estado, sin una figura jurídica no podrían recibir dinero.
“Y ahora, este sexenio fue de ‘pues no les damos mi madre'”, deplora.
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