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| El reconocimiento facial es un sistema de biometría que utiliza algoritmos avanzados de inteligencia artificial.

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Cómo funciona el reconocimiento facial y qué riesgos tiene para tu privacidad

  Por Excélsior

Publicado el viernes, 7 de noviembre del 2025 a las 12:30


El reconocimiento facial avanza en todo el mundo, pero su uso plantea riesgos para la privacidad y posibles abusos en la vigilancia.

Ciudad de México.— Desde el desbloqueo de teléfonos móviles hasta los sistemas de seguridad en aeropuertos, este mecanismo permite identificar personas mediante rasgos únicos del rostro, como la forma de los ojos, el contorno de la mandíbula o la distancia entre las facciones. Sin embargo, su rápido crecimiento ha despertado preocupación entre expertos en privacidad y derechos digitales, quienes advierten que su uso sin regulación clara puede poner en riesgo la seguridad de los datos biométricos y abrir la puerta a la vigilancia masiva sin consentimiento ciudadano.

¿Cómo funciona realmente el reconocimiento facial?

El reconocimiento facial es un sistema de biometría que utiliza algoritmos avanzados de inteligencia artificial y aprendizaje automático para analizar los rasgos físicos del rostro humano. Primero, una cámara capta la imagen o el video del individuo. Luego, el software traduce esa imagen en un mapa facial compuesto por cientos de puntos de referencia —como la distancia entre los ojos, la forma de la nariz o la curvatura de los labios—.

Esa información se transforma en un patrón numérico único, conocido como huella facial, que se compara con una base de datos previamente almacenada. Si el patrón coincide, el sistema confirma la identidad de la persona.

Esta tecnología ya se encuentra en múltiples aplicaciones:

-Teléfonos inteligentes, para desbloqueo facial y pagos móviles.
-Aeropuertos y fronteras, para acelerar controles de identidad.
-Cámaras de seguridad públicas, con fines de vigilancia o prevención del delito.
-Sistemas bancarios, para validar operaciones digitales.

No obstante, el funcionamiento eficiente del reconocimiento facial depende de la calidad de las imágenes y de los algoritmos empleados. Y ahí surgen los primeros riesgos.

¿Qué riesgos implica el reconocimiento facial para la privacidad?
El principal problema del reconocimiento facial radica en la gestión de los datos biométricos, es decir, la información física e inmutable de cada persona. A diferencia de una contraseña o un número PIN, los rasgos faciales no pueden cambiarse si se filtran o roban. Esto convierte a los datos biométricos en uno de los activos más sensibles en el mundo digital.

Entre los riesgos más señalados por expertos en ciberseguridad se encuentran:

Vigilancia sin consentimiento: gobiernos o empresas podrían usar cámaras con reconocimiento facial para monitorear movimientos o conductas sin informar a los ciudadanos.

Robo o filtración de datos biométricos: una base de datos comprometida expone información que no puede restablecerse, aumentando el riesgo de suplantación de identidad

Errores de identificación: los algoritmos aún presentan sesgos, especialmente con ciertos tonos de piel o rasgos faciales, lo que puede llevar a falsos positivos o discriminación algorítmica.

Uso con fines comerciales o políticos: la recopilación masiva de rostros puede emplearse para publicidad dirigida o incluso para control social.

¿Por qué preocupa el uso de datos biométricos?

Los datos biométricos son un tipo de información extremadamente sensible, ya que identifican a una persona de forma permanente. Si bien su uso promete mayor seguridad digital, también amplifica el riesgo en caso de vulneración. Un ataque informático o una filtración podría exponer los rostros de miles de personas sin posibilidad de revertir el daño.

Además, en contextos donde no existen leyes claras de protección de datos, el uso del reconocimiento facial puede derivar en prácticas invasivas de vigilancia. En varios países, organizaciones civiles han denunciado el uso de cámaras equipadas con esta tecnología para monitorear protestas, espacios públicos o actividades privadas, sin que exista una base legal transparente.

Incluso empresas tecnológicas han comenzado a autolimitar el uso de esta herramienta, reconociendo los riesgos que implica. Gigantes como IBM, Microsoft y Amazon han pausado o restringido la venta de sistemas de reconocimiento facial a agencias gubernamentales, solicitando mayor regulación y garantías de privacidad.

¿Qué tan precisos son los sistemas de reconocimiento facial?

Aunque el desarrollo de la inteligencia artificial ha mejorado la precisión de los sistemas, los errores todavía ocurren. Estudios del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST) en Estados Unidos encontraron que algunos algoritmos presentan tasas de error más altas en la identificación de mujeres, personas mayores y minorías étnicas. Esto se debe a la falta de diversidad en las bases de datos utilizadas para entrenar los sistemas, lo que provoca que el modelo “reconozca” mejor ciertos rostros que otros.

Estas fallas no solo representan un problema técnico, sino también ético y legal. Un falso positivo en un contexto de seguridad pública podría derivar en detenciones injustas o violaciones a los derechos humanos.

¿Cómo se puede proteger la privacidad ante esta tecnología?

La mayoría de los especialistas en privacidad digital coinciden en que el uso del reconocimiento facial debe estar sujeto a regulación. Algunos países, como la Unión Europea, han comenzado a desarrollar marcos normativos específicos dentro de leyes de protección de datos personales, estableciendo límites para la recopilación y almacenamiento de información biométrica.

Para los usuarios, se recomienda adoptar prácticas de seguridad como:

-Revisar los permisos de las aplicaciones que utilizan reconocimiento facial.
-Evitar subir fotografías personales a plataformas o servicios poco confiables.
-Desactivar funciones de reconocimiento en dispositivos cuando no sean necesarias.
-Mantener actualizados los sistemas de seguridad de los equipos electrónicos.

A nivel institucional, las empresas deben informar y solicitar consentimiento explícito antes de capturar o procesar datos faciales, además de garantizar su almacenamiento cifrado y su eliminación segura.

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