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Cuando juegas a ser Dios

Por ATL DEL DESIERTO

Hace 9 meses

Hitler fue soldado de bajo rango en la primera guerra, estuvo fuera de combate, cegado por los gases enemigos, recluido en un hospital. Amante de la ópera, pintor de calidad aceptable, trabajaba como burócrata, y entre sus asignaciones, debía espiar a grupos políticos, en esa tarea, por accidente, habló frente a la multitud, y fue tanto su éxito, que esa siguió siendo su tarea el resto de su vida.

El momento de su nación, los llevó a él y a su grupo a dirigir un país en el que abundaban las grandes mentes científicas, y con un pueblo creyente del trabajo intenso y desmedido, y amor a su patria, en unos pocos años lo llevó a un liderazgo admirable, todo estaba perfecto, excepto que el resentimiento y deseo de venganza de muchos por la reciente derrota en la guerra anterior, los llevó a una guerra sangrienta, que influyó negativamente la pasión de Adolf al imponer decisiones en las que no tenía el conocimiento o experiencia para tomarlas, en esa guerra, casi todas las otras naciones se unieron para derrotarlo y lo lograron. En esa unión, se vio que naciones consideradas opuestas per se, trabajaron juntas en esa guerra.

Ese pueblo se levantó de las cenizas y muy pronto volvió a la prosperidad y relevancia que ocupaba.

Trump nunca sirvió a su país en las fuerzas armadas, teniendo capital disponible en toda su vida, hizo muchos negocios en los que imperó la falta de ética y honestidad, algo que le confirió esa conducta prepotente, refractaria al respeto y legalidad. Esa ausencia de experiencia militar hace que juzgue a la ligera, situaciones que pueden desencadenar campañas bélicas escalables a niveles bizarros, no es lo mismo un proveedor que un estadista extranjero.

En cada paso que da, disminuye la distancia entre sus enemigos… como sucedió con Adolf.

 

 

 

 

 

 

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