Seguridad
Por
La Jornada
Publicado el domingo, 12 de octubre del 2025 a las 19:10
Bacalar, Quintana Roo – Madres de familia de la comunidad Melchor Ocampo, en el sur de Quintana Roo, han denunciado el presunto secuestro masivo de sus hijos adolescentes para forzarlos a unirse a las filas del crimen organizado, en un clima de terror y abandono que ha convertido a la región en una “zona sin ley”.
La gravedad del problema está provocando que los pobladores que pueden huyan de la comunidad, dejando atrás sus propiedades.
Zuilma Canché, madre que ya sufrió el secuestro de una hija, afirmó que los poblados entre Felipe Carrillo Puerto y Othón P. Blanco operan como “pueblos sin ley”, con grupos delictivos de alto impacto totalmente asentados, especialmente en Bacalar.
” Es un secreto a voces, al poco tiempo de que se los llevan los volvemos a ver, ya están uniformados, armados“, relató Canché, añadiendo que los adolescentes, algunos de apenas 14 o 16 años, son secuestrados en el camino o sacados directamente de sus casas.
La preocupación es doble: los hombres menores de edad son forzados a enrolarse, mientras que las mujeres jóvenes y adolescentes son también blanco de los secuestros.
Los pobladores aseguran que la presencia criminal es tan palpable que todos saben que después de las ocho de la noche ya nadie puede salir de sus casas, operando como un “toque de queda” informal.
Zuilma Canché, como madre buscadora, confrontó al fiscal Raciel López Salazar sobre la situación. Sin embargo, el funcionario habría argumentado que cuando las autoridades acuden a comunidades como Melchor Ocampo, “nadie habla del problema, nadie declara”.
Ante esto, Canché respondió con frustración:
” Y cómo vamos a hablar, si ellos, con grupos armados, entrenados, capacitados, tienen miedo de entrar porque dicen que es una zona caliente, cómo creen que la gente que habita en el lugar, sin armas… va a denunciar sabiendo que en cuanto se vayan los fiscales, los delincuentes irán por ellos”.
El vecino Roberto Dzul, quien se dedica al campo, relató el dolor de un trabajador que presenció cómo un grupo de delincuentes subió a su hijo a una camioneta y se lo llevó, a sabiendas de que sería forzado a unirse a sus filas. Dzul también agradeció que sus nietos se salvaron por poco, al lograr esconderse en la maleza tras percatarse de que eran seguidos por hombres en un carro blanco.
El cinismo de los criminales se extiende a exhibiciones de violencia extrema. Dzul contó que tras una “súper balacera” en junio del año pasado, su hijo observó un camión pesado con la caja tapada, del cual colgaban manos de personas, presumiblemente víctimas mortales del enfrentamiento.
Los vecinos relataron a las autoridades que ya vivieron todo el proceso de transición entre grupos delincuenciales, un periodo que costó muchas vidas. Se presume que el motivo principal de la disputa en la zona son las pistas aéreas clandestinas que operan en la región.
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