“La vejez es todo el equipaje de una vida dispuesto ante la puerta de salida por la que no se puede ya volver”.
Alberto Cortez
El envejecimiento es un proceso gradual que comienza en la edad adulta temprana, alrededor de los 20 años, pero no se vuelve notorio hasta mucho más tarde. Investigaciones recientes sugieren “ráfagas” o aceleraciones en el proceso de envejecimiento alrededor de los 44 años y nuevamente a principios de los 60. Estos períodos son marcados por cambios más significativos en moléculas relacionadas con el metabolismo, la función renal y el sistema inmunológico.
Pues bien, tomando como base las observaciones científicas, muchos envejecemos cuando comenzamos a tener problemas con nuestra fuerza corporal y la mala alimentación que nos lleva a una obesidad mórbida, una enfermedad grave caracterizada por un exceso de grasa corporal que genera serios riesgos para la salud, y hay patologías asociadas, como diabetes o hipertensión.
Esta condición puede causar problemas cardiovasculares, respiratorios, metabólicos y limitaciones físicas, y a menudo requiere un tratamiento multidisciplinario que puede incluir cirugía bariátrica, en algunos casos.
Y comenzamos a resentir dolencias por doquier y renegar por lo pesado de las escaleras. Un contemporáneo me comentó que ahora se construyen las escaleras más empinadas y se cansa uno más. Conforme avanzamos cronológicamente, nos damos cuenta que ya estamos viejos; cuando nuestras amistades nos saludan con el título de “don”, reservado para personas de alto rango social, pero hoy en día se usa de forma más general para dirigirse a hombres, especialmente mayores.
Y lo más grave es cuando empiezas a olvidar las cosas, no importa la cantidad de agendas libres de citas o nudos en los dedos, se siguen olvidando los compromisos porque no te acuerdas donde dejaste los apuntes y, lo peor del caso, no te acuerdos de los nombres de los hijos o los amigos.
Pasó quién sabe que día, cuando un joven me saludó por mi nombre y no supe quién era, le pregunté: “¿Qué andas haciendo por acá?”, “vengo con mi hermano”, me dijo, y fue cuando asocié que era mi sobrino, pero jamás me acordé de su nombre.
La profesora Kerstin Brismar del Karolinska Institutet de Estocolmo, Suecia, en la décima conferencia de la Asociación Internacional de la Coenzima Q10, afirma que su hipótesis principal sugiere que la síntesis del cuerpo de coenzima Q10 e IGF-1 van de la mano.
Una piel más delgada es uno de los signos visibles de la disminución de los niveles de IGF-1, y los niveles más bajos de IGF-1 también afectan el corazón, el sistema circulatorio, los pulmones, la audición, la visión, etc.; todas las funciones que normalmente son objetivos del proceso de envejecimiento.
Se da uno cuenta que ya se hizo viejo, cuando hace el cálculo de los años que te quedan por delante, en lugar de los años de calidad que tienes que vivir en el presente y les da más importancia a los planes para tu jubilación y te apoltronas (llevas una vida sin hacer nada) una vez que recibes los beneficios económicos de ella.
Se dice que la vejez comienza biológicamente a los 78 años. Hay quienes piensan que, a pesar de los años transcurridos, se sienten mejor que nunca, ¿será?
Creo que la edad exacta de la vejez es subjetiva, que está basada en los sentimientos, opiniones, gustos o pensamientos personales de cada individuo, en lugar de hechos objetivos e imparciales y puede variar según cada persona, pues hay quienes consideran que la vejez es una etapa de la vida que se caracteriza por una mayor experiencia, sabiduría y reflexión. Por el camino recorrido, como se expresa en la canción Cuando se llega a viejo de Los Tigres Del Norte:
“Mírame yo soy tu espejo
un día llegaras a viejo, y tarde vas a entender…
que tu vida, fue una historia
y que pudiste escribirla
para ganar o perder”.
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