Internacional
Por
AFP
Publicado el jueves, 28 de febrero del 2013 a las 10:00
Cd. del Vaticano.- El Papa Benedicto XVI confesó hoy que en los últimos ocho años vivió días agitados, pero animó a miles de fieles, congregados en la Plaza de San Pedro para escuchar su último mensaje como Pontífice, a confiar en una Iglesia viva, que Dios no dejará que se hunda.
El Pontífice escogió para este día histórico mencionar los Evangelios y aseguró que era consciente de la gravedad y de la novedad de su renuncia, la primera de un Papa en siete siglos.
“El Señor nos ha dado muchos días de sol y ligera brisa, días en los que la pesca fue abundante, pero también momentos en los que las aguas estuvieron muy agitadas y el viento contrario, como en toda la historia de la Iglesia y el Señor parecía dormir”, afirmó.
Benedicto XVI, de 85 años, dijo que se ha sentido como San Pedro con los apóstoles en la barca en el lago de Galilea.
“Siempre he sabido que la barca de la Iglesia no es mía, no es nuestra, sino Suya, y no la dejará hundirse”, afirmó en su mensaje final.
Bajo un sol resplandeciente y en medio de fuertes medidas de seguridad, grupos de peregrinos, en un clima alegre, ovacionaban al Papa alemán cantando y clamando en su honor: “¡Benedicto!, ¡Benedicto!”.
“Un Papa no está solo en la barca de Pedro y por esto quiero dar las gracias a todos los que me han acompañado. Nunca me he sentido solo”, dijo Benedicto XVI desde la tarima central de la explanada con rostro sereno y en ocasiones sonriente.
Durante esta inédita renuncia papal transmitida en directo por televisión, el jefe de la Iglesia católica explicó que no abandona la cruz, en una respuesta indirecta al desconcierto y a las críticas que ha suscitado su gesto entre los católicos.
“He dado este paso consciente de la gravedad y de su novedad. Amar a la Iglesia significa también tomar decisiones difíciles”, recalcó el Pontífice, al dirigirse a la multitud: “Hoy vemos cómo la Iglesia está viva, en un momento en que muchos hablan de su declive”.
Benedicto XVI aprovechó para agradecer a los miembros de la Curia Romana, salpicados en los últimos tiempos por escándalos y denuncias de corrupción.
“El Papa pertenece a todos y quiero dar las gracias a los que en estos días me han mandado mensajes”, aseguró.
Advirtió que renuncia de ahora en adelante a viajes, conferencias y recepciones: “No vuelvo a la vida privada”, indicó.
Benedicto XVI se dirigió en un momento en español a los fieles, pidiéndoles orar por el cónclave que deberá elegir a su sucesor.
“Les suplico que se acuerden de mí en su oración y que sigan pidiendo por los señores Cardenales, llamados a la delicada tarea de elegir a un nuevo sucesor en la cátedra del apóstol Pedro”.
Mañana por la tarde, el Papa se dirigirá hacia el helipuerto del Vaticano para ir hasta Castelgandolfo, 25 kilómetros al sur de Roma, la residencia de verano de los Papas donde vivirá dos meses antes de instalarse en un monasterio dentro del Vaticano.
Al día siguiente se iniciarán las llamadas “congregaciones”, es decir las reuniones previas durante las cuales los Cardenales empiezan a definir el perfil del nuevo Papa.
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