“Dame, Señor, un alma santa que sepa aprovechar lo que es bueno y puro; no permitas que sufra excesivamente por esa cosa tan dominante que se llama -yo-”. Reza la oración en honor al santo Tomás Moro, patrono de los gobernantes y políticos.
Hoy como nunca, nuestro país se encuentra gobernado por una clase política que, a pesar de decirse Juarista, no duda en violentar sistemáticamente el Estado laico de nuestra nación para lograr su manipulación y sometimiento. Por si Usted duda de mi anterior aseveración, me permitiré hacer una remembranza de las acciones tomadas por esta caterva de políticos en las que, según su conveniencia, desechan y toman de lo divino para lograr sus caprichos.
El movimiento político impulsado por Andrés Manuel López Obrador, como parte de su campaña presidencial en las elecciones de 2012, fue inicialmente llamado Movimiento de Regeneración Nacional, nombre con el que se constituyó como asociación; el 9 de julio de 2014, el INE emitió la resolución que le otorgó su registro como partido político nacional, a partir de esa fecha, AMLO lo llamó solamente Morena, una decisión que no fue casual ya que en México la palabra “morena” evoca de manera inconsciente a la Virgen de Guadalupe, un símbolo espiritual profundamente arraigado en la cultura del país.
Una vez que López Obrador, obtuvo la Presidencia de la república en 2018, lejos de agradecer a la virgen de Guadalupe, en su primer discurso a la Nación, desde el Zócalo de la Ciudad de México, fue parte de una ceremonia idolatra de entrega del Bastón de Mando, al tiempo de que con copal y flores fue consagrado y purificado. Para muchos aquello fue un circo; para otros, sobre todo representantes de los pueblos originarios, fue una ofensa, ya que consideran al bastón como algo sagrado y no “electorero”.
Ya como como Presidente del país, y dadas las inconsistencias de su conducta, una mañana, López Obrador despejó la duda –quizás ambigüedad– que se había mantenido hasta entonces: su religión. Qué es. “Yo soy cristiano”, dijo por fin. La pregunta la hizo un periodista que veía raro que hubiera utilizado a la virgen de Guadalupe como si fuese católico.
Igual sucedió con la actual presidenta Claudia Sheinbaum, misma que siendo jefa delegacional de Tlalpan, se definió como no religiosa, pero en campaña, dedicó recursos y esfuerzos para encontrarse con el líder de la Iglesia católica, el papa Francisco y obtener su bendición, y la fotografía, como una estrategia para ganar apoyo entre los fieles católicos del país, que son una gran mayoría; luego, ya con el triunfo recibió otro bastón de mando.
En la sesión del miércoles 27 de agosto pasado, en sesión del Senado, la senadora opositora Lilly Téllez invocó a Dios en su intervención en tribuna. Gerardo Fernández Noroña, presidente de la Mesa Directiva, hizo un violento llamado al respeto al Estado laico. De inmediato, la diputada Margarita Zavala le reviró, para terminar, diciendo: “Y que Dios los bendiga a todos”, lo que enardeció más al senador morenista que no dudo en recriminarle de manera airada, olvidando que él mismo, el 21 de junio de 2021 se coló, junto con Emiliano, su fotógrafo, a una reunión en el aula de las bendiciones en el Vaticano con el Papa, donde estaban convocados políticos católicos.
Finalmente, el 1 de septiembre, día del inicio del nuevo Poder Judicial, hubo dos actos religiosos. Mientras que, en la sede de la Corte, se realizó una ceremonia de limpia de las oficinas con copal y hierbas sagradas en una especie de exorcismo chamánico; en la zona arqueológica de Cuicuilco, al pie de las escalinatas de la pirámide redonda, fue colocada una ofrenda sobre un petate en el suelo, y los nuevos ministros fueron encomendados a los nahuales para realizar su trabajo.
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