Tecnología
Por EFE
Publicado el lunes, 25 de noviembre del 2024 a las 17:23
Madrid.- La misión Proba-3 de la Agencia Espacial Europea (ESA) ultima sus últimos detalles para poner en órbita dos satélites que volarán con una precisión milimétrica con el fin de simular eclipses solares y tratar así de obtener mucho más conocimiento científico sobre la corona del Sol, algo que sólo es posible desde la Tierra cuando se producen de forma natural, debido a la intensidad del brillo de la estrella.
Y lo van a hacer, si el lanzamiento y la puesta en órbita concluye con éxito, mientras los dos satélites se sitúan a una distancia de unos 150 metros el uno del otro y se desplazan a velocidades que oscilarán entre 1 y 10 kilómetros por segundo, en un innovador vuelo en formación que se deberá realizar con una precisión de sólo un milímetro, aproximadamente el grosor de una uña.
Esta ambiciosa misión de la ESA lleva muchos años gestándose porque pretende hacer algo en el espacio que hasta ahora era imposible, ha subrayado el responsable de la misión de la ESA, Damien Galano.
La misión espacial cuenta con un presupuesto que ronda los 200 millones de euros y está liderada por la empresa Sener España y para su puesta en marcha se formó un amplio consorcio del que forman parte cuarenta compañías (entre ellas Redwire, Airbus, GMV o Spacebel) de 14 países; el lanzamiento está ya programado para el 4 de diciembre desde el Centro Espacial Satish Dhawan, en la India.
Responsables de la Agencia y de las empresas integradas en el consorcio han señalado que esta misión es un hito para la astronomía y para la ingeniería aeroespacial, ya que los instrumentos y la tecnología que incorporan las dos naves que integran la misión “Proba-3” podría permitir realizar observaciones científicas de la corona solar en unas condiciones que nunca antes se habrían logrado.
Una de las naves llevará un “coronógrafo” para captar imágenes de altísima calidad y precisión de la corona del Sol y la otra (que actuará como “ocultadora”) se interpondrá entre ella y la estrella para crear eclipses artificiales “a la carta”; cada una de ellas funcionará además como un robot autónomo e inteligente capaz de calcular su posición y su trayectoria respecto a su “compañera” de forma constante y sin apoyo de operadores humanos desde la Tierra.
Proba-3 va a permitir escudriñar detalles de la zona más inexplorada de la estrella -la corona interna, la más próxima al disco-, y si todo se sucede como ha sido diseñado y programado, permitirá simular eclipses “a demanda” hasta sumar unas 1.500 horas de eclipses durante un año y medio.
La científica de la Agencia Espacial Europea (ESA) Anik de Groof, experta en el análisis de la corona solar y vinculada a varias misiones centradas en la investigación de la estrella entre ellas la Solar Orbiter que pusieron en marcha conjuntamente la ESA y la Nasa- ha valorado la importancia científica y tecnológica de esta misión, porque va a ser la primera vez que dos naves vuelan juntas con ese nivel de precisión.
Anik de Groof, quien desempeña su labor científica en el Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC) que la Agencia Europea tiene en la localidad de Villanueva de la Cañada (Madrid), ha subrayado, en declaraciones a EFE, la trascendencia de esta misión para profundizar en el conocimiento de la corona solar, la capa más externa de la atmósfera de la estrella y fuente de mucha actividad solar que influye de una forma determinante en la Tierra y que puede afectar, por ejemplo, a los sistemas de navegación.
Ese tipo de observaciones sólo pueden realizarse desde la Tierra cuando se produce un eclipse solar, pero se dispone de sólo unos minutos para hacerlo, ha precisado la investigadora, y ha detallado que estas naves simularán eclipses que se prolongarán durante varias horas y que permitirán obtener mucha más información que la que se obtiene en los eclipses naturales.
Las dos naves han viajado ya hasta la India para su despegue previsto para el próximo 4 de diciembre con un lanzador de la Organización India de Investigación Espacial (ISRO) que posee la potencia necesaria para colocar la pareja combinada de 550 kilos de peso en su órbita elíptica, y que ascenderán hasta 60.000 kilómetros de distancia de la Tierra antes de situarse a tan solo 600 kilómetros.
Las naves cuentan con numerosos instrumentos para la observación y el estudio del Sol, entre ellos un “radiómetro absoluto digital” capaz de medir la emisión total de energía de la estrella para la realización de nuevos estudios climáticos; o un “espectrómetro de electrones energéticos 3D”, que proporcionará datos valiosos para la modelización de la meteorología espacial.
Proba-3 es la tercera misión de la Agencia Espacial Europea de la serie PROBA (Project for On-Board Autonomy) para poner en órbita satélites de bajo coste y demostrar en vuelo nuevas y avanzadas tecnologías de muy alta precisión, que podrían permitir en el futuro desarrollar grandes infraestructuras espaciales como telescopios que operen con componentes separados y desde diferentes naves.
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