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Publicado el viernes, 31 de octubre del 2025 a las 18:09
Río de Janeiro, Brasil.– La violencia se disparó en Río de Janeiro durante los últimos días de octubre a raíz de lo que la agencia AFP califica como el operativo más letal en la historia reciente para combatir al narcotráfico, dejando un saldo de más de un centenar de muertos en diversas favelas de la capital brasileña.
El objetivo central de la ofensiva fue el Comando Vermelho (Comando Rojo), considerada la organización criminal más antigua y poderosa de Brasil. Los enfrentamientos armados entre las fuerzas del orden y presuntos delincuentes han generado tiroteos e incendios, desatando una fuerte controversia sobre la brutalidad policial.
A pesar de que han surgido denuncias de ejecuciones directas y violaciones a los derechos humanos, las autoridades justifican su proceder argumentando que el operativo era necesario para debilitar el enorme poder acumulado por el grupo delictivo en la región.

El Comando Vermelho (CV) se originó en una prisión de Río de Janeiro en la década de 1970, inicialmente como un grupo de autoprotección. Según InSight Crime, pronto abandonaron su ideología izquierdista para incursionar en el crimen organizado y el tráfico de cocaína, aliándose con cárteles colombianos.
En los años ochenta, el CV se convirtió en el socio ideal para la distribución de cocaína, aprovechando el vacío de poder del Estado en las favelas para establecer un sistema de gobierno paralelo.

El grupo ganó control total de barrios completos, proporcionando empleo y reemplazando de facto a la autoridad gubernamental. Para la década de 1990, el CV era el principal grupo de crimen organizado de Río.
La consolidación del poder del Comando Vermelho en las favelas quedó expuesta al mundo en 1995, cuando el “Rey del Pop”, Michael Jackson, eligió la favela Dona Marta como escenario para grabar el videoclip de su canción de protesta, “They don’t care about us”.
La filmación, dirigida por Spike Lee, requirió que el equipo negociara directamente con el capo que controlaba la zona, Marcio Amaro Oliveira, alias Marcinho VP, un narcotraficante de medio nivel del CV. Este acercamiento socavó la autoridad de los funcionarios locales y legitimó el poder del narco ante la comunidad, quien brindó protección al cantante.

Marcinho VP, que controlaba a un centenar de personas y un arsenal de armas de alto calibre, fue arrestado en octubre de 1996, poco después de la filmación. El narcotraficante, cuya declaración acusando a la policía de corrupción enfureció al entonces gobernador, logró fugarse meses después.
Su destino final se conoció en 2003, cuando fue reportado su asesinato en una cesta de basura de la prisión Bangú III, donde cumplía una condena de veinte años.
Más de dos décadas después de ese episodio, la fuerte influencia del Comando Vermelho continúa siendo una amenaza para la seguridad en Brasil, lo que ha justificado el reciente y mortífero operativo que pone en perspectiva la dualidad entre el poder criminal y la respuesta del Estado.

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