Coahuila
Hace 7 meses
Humberto González Galindo es un hombre de gran estima dentro y fuera de la Iglesia católica, aunque él se autocalifica como tranquilo, su vida a transcurrido dentro de esa esfera transparente en donde el servicio hacia sus semejantes ha sido su signo.
Por 39 años fue rector del máximo templo de los coahuilenses, la Catedral de Saltillo, en una laboral pastoral compleja, porque son cinco parroquias en una, que da atención religiosa a 17 ejidos, a 30 grupos laicos y a miles de personas que acuden cada domingo a misa, además de la parroquia territorial y el novenario del Santo Cristo.
A ello habrá que añadir la atención especial a Cáritas de Catedral, que es una confederación oficial de entidades de acción caritativa y social de la Iglesia católica que se dedica a promover el desarrollo integral de las personas, especialmente las más pobres y excluidas. Su objetivo es erradicar las situaciones de pobreza y exclusión, garantizando que todas las personas puedan vivir con dignidad y pleno respeto a sus derechos. Otras actividades son la impartición del catecismo para niños especiales, la atención a los Colegios Morelos y Carlos Pereyra y todo lo relacionado con las diligencias en favor de los emigrantes, ancianos y enfermos.
Es una labor callada, casi oculta, que parece que no se nota, pero ahí está, donde la Iglesia pone mayor énfasis a sus labores pastorales.
Durante la permanencia de González Galindo en el máximo templo católico del estado de Coahuila, logró la digitalización de los archivos que tienen varios siglos de existencia y que son un aporte no sólo para la historia de la Iglesia, sino para la ciudad y la entidad, donde recibió ayuda de varias dependencias privadas y publicas como la Secretaría de Educación Pública del Estado.
La Catedral, durante casi cuatro décadas que duró el mandato del padre Humberto, fue objeto de la restauración de sus pisos, paredes, bóvedas, techos, cúpulas, oficinas, así como el órgano y el reloj monumental; se compraron más campanas y se resanó la imagen del Santo Cristo de la Capilla con la asesoría del Instituto Nacional de Antropología.
Dios sabe a quién escoger
Varias circunstancias lo llevaron a seguir la carrera del sacerdocio, una de ellas, que su familia vivía muy cerca del templo de San Francisco de Asís, donde el niño Humberto González Galindo fue acólito y, a partir de ahí, supo que Dios lo había escogido para ser uno de sus más fieles servidores, de él y de la gente. Cuando tenía 11 años e iba a ingresar a la secundaria fue que decidió inscribirse en el Semanario de Saltillo, donde dice que conoció y convivio con un buen numero de buenos amigos que, lamentablemente, no concluyeron la carrera eclesiástica.
Al llegar a la edad reglamentaria de los 75 años, presentó su renuncia como rector de Catedral y decidió seguir con su labor de pastor católico en la Iglesia del Padre Nuestro, en la colonia del ISSSTE al norte de Saltillo, siguió dando clases en el Seminario Mayor, y participa en el Tribunal Eclesiástico.
El padre Humberto se ordenó sacerdote el 26 de octubre de 1951 en la Basílica de los Doce Apóstoles de Roma, Italia.
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