Coahuila
Por
Maru Valencia
Publicado el domingo, 16 de junio del 2024 a las 04:00
Saltillo, Coah.- La inflación, el trabajo demandante, la ola de calor, el tráfico caótico de las 6 de la tarde; que no hay agua en la colonia, que hay escasez de cerveza, que la calidad del aire es pésima; más enfermedades incurables, más especies en peligro de extinción, más niños asesinados, el cristal apoderándose de la juventud.
El presente nos asfixia y el futuro se pinta cada vez más distópico.
Este oscuro panorama ha encendido las alarmas de la salud mental: ansiedad, estrés, depresión, suicidios; pero ya no se trata de un individuo aislado, sino de comportamientos irracionales colectivos: si la ciudad fuera una olla de presión estaría a punto de estallar.
Trastornos neuróticos
Y es que, cada vez son más frecuentes los trastornos neuróticos de ansiedad como ataques de pánico, crisis de angustia, fobias sociales, trastornos obsesivos-compulsivos, conflictos familiares o laborales, y que según los expertos, se relacionan a un permanente estado de alerta: tenemos la sensación de que algo malo está a punto de pasar.
“ Desde hace tiempo hemos hablado de que los diferentes factores sociales, económicos y culturales que estamos enfrentando, los factores climáticos, han repercutido directamente en la salud emocional de las personas”, explica Berenice de la Peña Aguilar, doctora en Psicología.
“ Todos estos factores influyen y se crea una situación de estrés, una sobrecarga: la gente no puede con tanto, la gente está cansada, la gente está preocupada, la gente se encuentra con diferentes problemas de salud, con situaciones familiares, obviamente todo este estrés incrementa también la violencia intrafamiliar y la forma en cómo nos tratamos”.
Realidades
Dos horas en el camión para llegar a casa, el tráfico avanza exageradamente lento, desde la ventana vemos el porqué: un hombre amenaza con lanzarse del puente, es el segundo o tercero en lo que va del mes.
No inmutarse y pensar en las propias cuentas que uno trae en la existencia: deudas, pagos, mandado, el cilantro a 55 pesos; esperar un abrazo y la pareja también molesta, las exigencias, los hijos adolescentes de mal humor por no tener todo lo que ven en TikTok.
“ Todos estos factores estresores nos van creando una situación de ansiedad o de depresión, o las dos, que se pueden hacer presentes, y obviamente esto habla de un deterioro en la calidad de vida”, asegura la experta.
“ Cuando nos encontramos con un nivel de estrés alto nuestra capacidad de reaccionar de manera adecuada disminuye, por lo tanto, cuando hay un quiebre respondemos de manera agresiva con las personas que nos rodean, y si hay un agresivo, dos, tres, cuatro agresivos, pues obviamente podemos enfrentar una situación violenta que se puede salir de control”.
Un vacío interior
Carlos Recio Dávila, historiador y semiólogo, explica que la capacidad de pensar, de adquirir conocimiento se ha ido perdiendo en la posmodernidad, y que pasamos de la búsqueda del confort al refugio en el hedonismo: el disfrute absoluto, tener todo sin importar nada más que la satisfacción personal.
“ El hedonismo consiste en el placer sin la capacidad de compartir, porque para tener más otros dejan de tener”, detalla, “se ha perdido la esencia y los valores importantes del ser: el ser ha ido en detrimento del tener, y entre más tenemos somos mejor valorados, creemos que nos sentimos mejor”.
“ Me parece que esto nos lleva a la idea de una obsesión por una superficialidad y una felicidad aparente”.
Un ambiente hostil
Pensar sólo en hoy sin un plan para mañana nos hace valorar a las cosas y no a las personas; usamos los recursos naturales como si fueran renovables; nos quejamos del calor pero sin plantar árboles; porque para el ser humano de hoy todo es temporal, instantáneo, y eso genera un ambiente hostil para todos.
“ Me parece que todos esos síntomas de depresión, de abatimiento, los altos índices de suicidio, tienen que ver con todo esto: por un lado el hedonismo, creemos que el disfrute absoluto nos va a hacer felices y ya vimos que no; por la ambición, que pensamos que tener mucho dinero, tener muchas propiedades nos va a hacer felices, y sabemos que tener no es lo más importante, sino el ser”, subraya Carlos Recio.
Es el camino que no nos lleva a ser felices, de hecho, no lo somos, y quizá podemos intentar serlo cuando cambiemos la ruta de no pelear contra la naturaleza sino estar ligados a ella, y de ser más sensibles a la belleza, no al dinero”.
Reversible: Sí podemos empezar a cambiar
El calor no va a disminuir, ya no seremos la ciudad fresca que fuimos; el tráfico, la inflación, la precariedad laboral seguirán existiendo hasta que no tratemos de hacer algo por cambiarlo.
Y más que romanticismos o utopías, la realidad es que sí podemos empezar a cambiar, por lo menos nuestro propio entorno.
“ Tener un plan adecuado a mi situación para poder enfrentar mi realidad, no podemos construir castillos en el aire, sino necesitamos enfrentar lo que tenemos con los pies bien aterrizados, entre más conciencia tengamos de nuestras problemáticas, más fácil será poder encontrar estrategias de solución”, afirma Berenice de la Peña.
“ Cuando conozco mi realidad me es más fácil manejarla, si yo sé que hay situaciones que me llevan al límite y que rompen mi estabilidad, voy a tener que visualizar esos escenarios para saber cómo los voy a manejar”.
Notas Relacionadas
Hace 4 horas
Hace 4 horas
Hace 5 horas
Más sobre esta sección Más en Saltillo
Hace 5 horas
Hace 5 horas
Hace 12 horas
Hace 18 horas
Hace 22 horas
Hace 1 dia
Hace 1 dia
Hace 1 dia
Hace 1 dia
Hace 1 dia
Hace 1 dia
Hace 1 dia