Piedras Negras, Coahuila.- La nueva visita les emociona y sus rostros pronto se iluminan con una gran sonrisa que les acompaña durante el tiempo de la entrevista, se trata de los residentes de la Casa Bethesda, casa hogar única en su tipo que se ha tornado en un refugio para vivir.
Son 23 jóvenes y personas adultas que residen en la casa que está por cumplir sus 30 años de existencia, tres décadas en las que se ha tornado en el único hogar de sus habitantes.
Dirigida por su fundador el pastor Paulino Esquivel, Casa Bethesda alberga a jóvenes y personas adultas con alguna discapacidad que van desde el síndrome de Down, hasta parálisis cerebral, autismo, hiperactividad, epilepsia, esquizofrenia, daño neurológico severo, discapacidad cognitiva, entre otras.
“Son 30 años de estar ya aquí en la Casa Bethesda”, precisa el pastor Paulino Esquivel.
Indica que no fue su idea, fue el llamado que le hizo el Señor cuando era pastor de una iglesia de Piedras Negras. No sabía mucho sobre infantes con alguna discapacidad.
“El me tomó de los hombros y me dijo vamos”, apunta.
Relata que un día estaba en la casa donde vivía, cuando llegó una señora de edad avanzada de Nava, con un niño de cinco años en sus brazos con parálisis cerebral infantil .
“Me dijo pastor Paulino, vengo a buscarlo porque le traigo mi niño”, indica.
El niño en realidad era su nieto, pero le dijo que la mamá no se hacía cargo y ella ya estaba enferma y no podía cuidar del niño, pero entonces llegó a su casa un hombre que le dijo que buscara al pastor Paulino en Piedras Negras, que él le cuidaría a su nieto.
“Fue ese día cuando acepté al primer niño, un 28 de agosto de 1995”, recuerda.
Los primeros años fueron difíciles, luego con muchas bendiciones salieron avante y han logrado cubrir las necesidades más elementales de personas que llegaron desde que eran niñas y niños.
“A partir de ahí los primeros años pues fueron durísimos”, expresa.
“Maravillosamente el Señor no nos ha dejado ni un solo día sin alimentos, sin el sustento, sin el cuidado de Él sobre nosotros, no nos ha faltado el qué vestir, el qué comer, nada nos ha faltado y bendecimos al Señor por ello”, apunta.El pastor Paulino Esquivel tiene 30 años con la Casa Bethesda.
Nunca fueron adoptados
La casa hogar se convirtió en un refugio para niñas y niños con discapacidad, huérfanos o que fueron abandonados por su familia, ya que nunca fueron adoptados.
“En los 30 años no se ha adoptado a ninguna persona de nosotros”, lamenta.
Precisa que aunque la adopción es algo fuerte en Coahuila, nunca se adoptó algún niño o niña, aunque todos son huérfanos o abandonados.
Entonces exhorta a orar por esos infantes que ahora son jóvenes o personas adultas, porque su futuro, el resto de su vida está en Casa Bethesda, no pudieron formar su propia familia, la formaron en lo que es su único hogar.
“Aquí están muriendo ellos y aquí estamos nosotros sufriendo mucho cuando pasa una situación así, pero pues es el llamado”, comparte.
Son actualmente 23 residentes, la menor tiene 27 años de edad y el mayor tiene 64 años, ya que niñas o niños ya no llegaron luego de que el Gobierno Federal estableció los apoyos para personas con discapacidad.
“Pero sí nos llegaron personas adultas”, indica.
Precisa que ahora la gran necesidad es un asilo de personas adultas mayores con discapacidad, lo que le gustaría abrir, pero ya con 75 años de edad no le permiten hacer más.
Una familia
Precisa que en Casa Bethesda sus residentes se encuentran libres, sin puertas cerradas, en familia, se cuidan y se quieren como su fueran hermanos.
Son 23 residentes que se despiertan muy temprano, 17 de ellos usan pañales, a quienes se les cambian, se les baña y se visten para darles su desayuno.
Luego son libres, les gusta hacer diferentes actividades, pintar, cantar, dibujar y ver la televisión en una pequeña sala, ubicada frente a un comedor donde tienen sus alimentos.
Algunos dicen que tienen 5 o 10 años de edad, cuando en realidad pasan de los 20, 30, 40 o 50 años.
Siete actividades por cubrir
Son siete las actividades que buscan cubrir para los 23 residentes de Casa Bethesda, indica el pastor Paulino Esquivel, donde la primera es la alimentación, luego sigue su medicación, su higiene, educación, rehabilitación, su recreación y devoción.
“Si alcanza eso, fantástico, que nunca lo he alcanzado, porque se hace una cosa u otra, la número seis es la más común para ellos, porque les gusta mucho ver la televisión, pintar y todo eso”, indica.
Resalta que gracias a la solidaridad y empatía de la comunidad han logrado salir adelante yhace poco se logró el proyecto de una techumbre que da sombra para las actividades al aire libre donada por la empresa Constellation Brands.
Necesidades primordiales
La Casa Bethesda en los últimos tres meses ha recibido muchas bendiciones ante las tres necesidades primordiales que enfrenta, ya que destaca la visita de Mexicana Universal Coahuila y el organizador Paúl González, que hicieron actividades de promoción y el grupo Pink Circle, además de trabajadores de un hotel de la ciudad, con lo que recibieron apoyo.
“Personas que no conocían han estado llegando, unos traen básicos que son para nosotros”, indica.
Subraya que entre las tres necesidades se encuentran los alimentos perecederos, medicinas, productos de higiene como detergentes, jabones, aromatizantes, escobas, trapeadores, se incluyen blancos y la ropa.
La tercera necesidad precisa que son los recursos para poder hacer pagos de tres personas que trabajan en Casa Bethesda, pago de electricidad, gas y agua.
Actividades artísticas
En la Casa Bethesda hay una pequeña galería de dibujos que sus residentes orgullosos muestran, también algunos, como David, indican que les gusta cantar, sin embargo parece darle pena hacerlo con un público nuevo, pero Lucero quien se hace llamar “La Güera”, con una gran sonrisa comparte una canción de Selena.