Arte

Publicado el miércoles, 6 de agosto del 2025 a las 04:05
Ciudad de México.- El 16 de julio de 2013 marcó el inicio de una nueva era para Esteban Hernández, actualmente bailarín principal del San Francisco Ballet (SFB).
Con apenas dos días de haberse graduado de la Escuela del Royal Ballet en Londres, ya se encontraba frente al estudio de la compañía de ballet más antigua de Estados Unidos, el SFB. “Fue un shock”, recuerda.
Nuevos maestros, nuevas caras, una nueva ciudad. Todo era distinto, menos una cosa: la pasión por bailar. Sin embargo, su llegada fue suavizada por una coincidencia.
El coreógrafo Liam Scarlett, a quien conocía del Royal Ballet, estaba en San Francisco preparando una obra. Scarlett, luego de verle tenso durante la clase, le sugirió calmarse y comenzar a ver el entorno con ojos expertos.
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Ya te puedes relajar, ya no estás en la escuela, ya eres un profesional”, palabras que marcaron el tono de una transición tan vertiginosa como formativa.
Durante sus primeros años en el cuerpo de baile, Esteban entendió que la verdadera profesionalización no ocurre bajo el reflector individual, sino en el trabajo colectivo.
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La gente no le da el valor que merece al cuerpo de baile, pero es ahí donde se aprende a ser un profesional”, afirma. No se trata solo de técnica, sino de empatía, sincronía y comunidad.
Tras haber impartido su master class (el pasado 19 de julio), en el curso de verano Pirouetteando, compartió que justo esa entrega hacia los espacios colectivos ha tenido su recompensa: “Reemplazar a Joan Boada en Le Rêve du Poète”. Una temporada que, en un primer instante, fue tanto un honor como un desafío. Boada, actualmente director de la Kirov Academy de Washington, DC, cedería su lugar para continuar su camino como docente.
El parecido físico entre ambos alimentó una complicidad amistosa: “Él me decía ‘hijo, baila por mí’, y yo le respondía, ‘sí, pá’”, cuenta el bailarín.
Las promociones no tardaron en llegar. Primero a solista, luego a bailarín principal. Pero para Esteban, más que ser una meta, estas oportunidades se convirtieron en un reconocimiento simbólico.
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No se trata del título, sino de todo lo que has logrado hasta este momento y, sobre todo, de todo lo que aún te falta por descubrir”, comparte.
Una de sus interpretaciones más significativas y desafiantes fue la de Víctor Frankenstein. Un rol emocionalmente exigente que transformaría su visión y abriría las posibilidades para “entender el mundo de una manera muy distinta”, cuya presentación se llevó a cabo el pasado 22 de marzo.
Aprender de cada paso
El camino hacia ese nivel de entrega no surgió de la nada. Su formación en Filadelfia (previa a su ingreso a la Escuela del Royal Ballet), en la Rock School for Dance Education, le enseñó a bailar sin miedo, a disfrutar de esa libertad.
Más tarde, tras haber rechazado interpretar el papel de Billy Elliot en Broadway, ingresó al Royal Ballet en septiembre del 2010. Ahí, en cambio, entendió el valor de la consistencia: hacer las cosas con excelencia, incluso cuando nadie está mirando.
Su primera coreografía profesional, presentada en la escuela del SFB, estuvo acompañada por el Huapango de Moncayo: “Para mí era esencial mostrar que México cabe en estos espacios clásicos, que hay un lugar para nuestra identidad en esos teatros con tanta historia”.
Fuera del escenario, busca inspirar a las nuevas generaciones con su ejemplo más que con discursos. No pretende imponer un camino, pero sí demostrar que, con trabajo y dedicación, es posible alcanzar metas.
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Solo quiero ser un punto de referencia para que alguien más diga: ‘yo también puedo, a mi manera’”.
Uno de esos momentos que definen su esencia llegó de forma inesperada. Participó en el video homenaje a George Harrison con What Is Life, sin planearlo y en conjunto con Emma Rubinowitz, también bailarina del SFB.
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Lo hice por compartir, por disfrutar con una amiga. Y al final ganamos. Esos momentos espontáneos son los más especiales”.
Una espontaneidad que impregnó de naturalidad los movimientos de danza contemporánea en el rodaje del video.
De bailar en Filadelfia con libertad, a conquistar San Francisco con disciplina. Esteban no solo ha forjado una carrera brillante, sino también una esencia generosa, honesta y profundamente humana en el mundo del ballet.
Ahora, el tapatío se prepara para ser parte, junto con su hermano Isaac Hernández, en la gala de Despertares 2025.
Un espectáculo internacional que reunirá artistas de diferentes compañías del mundo en un mismo escenario. El sábado 30 de agosto a las 20:00 horas, en Auditorio Nacional de la Ciudad de México.
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