Espectáculos

Publicado el viernes, 15 de agosto del 2025 a las 04:27
Saltillo, Coah.- Durante décadas fue llamado “El Apóstol de la Juventud”, un hombre santo, admirado por empresarios, abrazado por presidentes y protegido por el mismísimo Vaticano. Pero en realidad, Marcial Maciel era un monstruo disfrazado de sacerdote, un depredador que abusó sistemáticamente de decenas de niños y jóvenes mientras fundaba una de las congregaciones más influyentes del mundo: los Legionarios de Cristo.
Hoy, esa máscara cae con estruendo. Este jueves, HBO Max estrenó Marcial Maciel: El Lobo de Dios, una serie documental de cuatro episodios que, por primera vez en una plataforma global, pone en primer plano los crímenes, la manipulación sicológica, el encubrimiento eclesiástico y el poder económico detrás de uno de los mayores escándalos religiosos del siglo 20 y 21.
Dirigida por Matías Gueilburt y realizada por Ánima Films para Warner Bros., la docuserie se construye sobre el testimonio de sobrevivientes como Juan José Vaca, Alejandro Espinosa y José Barba, así como periodistas de alto calibre como Carmen Aristegui, Jason Berry y Emiliano Ruiz Parra, este último también asesor de guion.
Según información de EFE, Ruiz Parra asegura que la serie es un “vehículo masivo de desmitificación”, que llega donde los libros y los reportajes no alcanzaron: al espectador común, al que aún cree en la imagen pulcra de Maciel.
Santo encubierto, criminal intocable
Los hechos son estremecedores: más de 60 víctimas reconocidas, entre ellas seminaristas y niños; identidades múltiples; consumo de drogas; plagio literario; y relaciones estrechas con los más altos círculos del poder político, económico y religioso.
Según Ruiz Parra (vía EFE), “el principal protector de Maciel fue Juan Pablo II. Pero también casó a Carlos Slim, ofició el funeral de Emilio Azcárraga, y tuvo vínculos con familias como los Servitje, fundadores de Bimbo. Fue uno de ellos, aunque con sotana”.
La serie no es ficción. Está sostenida por archivos inéditos, entrevistas y un trabajo de años. Y lo que revela es brutal: la Iglesia supo y calló. Lo encubrió durante más de seis décadas mientras Maciel construía un imperio con presencia en más de 25 países y, según investigaciones citadas en la producción, con ingresos anuales de hasta 600 millones de dólares.
‘El Papa lo reconocía como santo’
Para la regiomontana Elena Sada, exintegrante de los Legionarios, la historia fue personal. Tras casi 20 años dentro de la congregación y convencida de que su vocación era un mandato divino, huyó tras un sueño que le advirtió que moriría si se quedaba.
En entrevista con Agencia Reforma, relató que solo después de salir empezó a comprender la magnitud del daño: “Maciel creó este sistema que te encandilaba. Manipulaba tus valores, tu fe, tu idea de plenitud. Ahora entiendo que era un lavado de cerebro”.
Sada, quien da su testimonio en la serie, proviene de una familia ligada a la élite empresarial –fundadores de la cervecería Cuauhtémoc, hoy FEMSA–, lo que, asegura, la convirtió en un blanco atractivo para el sistema de captación y financiamiento de Maciel.
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Nos enseñaba cómo convencer a otros. Era una maquinaria para obtener dinero, devotos y silencio”.
En su relato, también queda al descubierto el trato desigual hacia las mujeres dentro de la congregación: “Nos veía como inferiores, útiles para ciertos fines, no como iguales”.
Un juicio pendiente
Para el escritor Ruiz Parra, lo que necesita ocurrir es un juicio a gran escala, como los de Nuremberg: “Saber qué pasó, cómo fue el encubrimiento, quién permitió que siguiera sucediendo. Sin José Barba, hoy Maciel sería santo”, afirmó a EFE.
En 2019, la propia organización reconoció 175 casos de abuso sexual infantil, pero Maciel murió impune en 2008, a los 87 años. Hoy, dos sacerdotes legionarios están siendo procesados: uno en México, otro en España.
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Cada vez que trato de explicar lo que implica el lavado de cerebro, me quedo sin palabras”, dice Sada en la serie. “La mente voltea la verdad para sobrevivir. Uno cree que lo que vive es difícil, pero querido por Dios”.
No es solo historia, es advertencia
Marcial Maciel: El Lobo de Dios no es un relato del pasado. Es un espejo oscuro que aún refleja la impunidad, la manipulación institucional y el peligro de sacralizar a figuras intocables.
Es, como señala su narrativa, una denuncia viva y urgente, que expone cómo el abuso se ampara en la fe y el poder cuando nadie quiere mirar.
Disponible ya en HBO Max, la serie es más que un documental: es un llamado a no olvidar, a no callar y a no perdonar el crimen con rezos.
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