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¡Falsa ‘sororidad’ de la presidenta Claudia!

Por Ricardo Alemán

Hace 1 mes

Durante meses, el discurso preferido de la entonces candidata presidencial, Claudia Sheinbaum fue que, con ella en el poder, llegaría el tiempo de las mujeres en México.

Ya en el poder, la Presidenta dijo que “habían llegado todas”, que las mujeres serían prioridad en su Gobierno y que era el tiempo de la “sororidad” y la cooperación entre las mexicanas.

Sin embargo, la realidad pronto derrotó al discurso y los hechos confirmaron lo que aquí siempre se dijo; que el de la “sororidad” no era más que un recurso discursivo mentiroso.

Un recurso que engañó a millones de mujeres de todos los rincones del país; mujeres que hoy enfrentan una de las peores situaciones imaginables en México, sobre todo frente a la tragedia de las lluvias en Veracruz, Puebla, Hidalgo, Querétaro, Guerrero y San Luis Potosí, entre muchos otros; además de la incontenible ola de feminicidios en todo el país.

Pero apenas cruzado el primer año de la gestión presidencial, la propia “señora Presidenta” se encargó no sólo de demostrar que prefiere apoyar a presidentes sátrapas y dictadores, mientras que repudia que una mujer sea reconocida con el premio Nobel de la Paz y aplaude que otra Presidenta sea echada del poder mediante un golpe de Estado.

Sí, la Presidenta de México se negó a felicitar a la activista opositora venezolana, María Corina Marchado, al tiempo que volvió a salir en defensa del dictador venezolano, Nicolás Maduro.

Casi al mismo tiempo, la señora Sheinbaum defendió de manera pública al dictador peruano, Pedro Castillo y aplaudió que, mediante un golpe de Estado haya sido depuesta la Presidenta del Perú, Dina Baluarte.

Y por eso no pocos ciudadanos cuestionaron con toda la razón la falsa “sororidad” de la Mandataria mexicana.

Pero vamos por partes.

La “sororidad” se define como un apoyo específico y consciente entre mujeres que buscan empoderarlas y crear redes de confianza y hermandad en un contexto de igualdad de género; igualdad que implica una alianza social y política y una transformación de las relaciones entre mujeres, promoviendo la empatía y la cooperación, en lugar de la competencia.

En los hechos, sin embargo, nada de lo anterior se cumplió cuando el comité noruego otorgó el premio Nobel de la Paz a la activista opositora venezolana, María Corina Machado.

El Comité del prestigioso galardón reconoció a la excandidata presidencial de Venezuela como “figura clave y unificadora en una oposición política que antes estaba profundamente dividida y que, en el último año, la señora Machado se ha visto obligada a vivir en la clandestinidad y, a pesar de las graves amenazas a su vida, decidió seguir en su país, lo que inspiró a millones de personas”.

¿Pero qué creen? Resulta que cuando lacayos de Palacio preguntaron a la Presidenta sobre el galardón otorgado a María Corina Marchado, la señora Sheinbaum dijo no tener una opinión.

Sí, la Presidenta de México, la misma que presumía que era tiempo de las mujeres y que alardeaba de la “sororidad” prefiere halagar al régimen dictatorial de Nicolás Maduro; el mismo que hace poco más de un año llegó a un nuevo periodo de Gobierno, de manera fraudulenta.

Pero ese era sólo el principio, ya que poco después, al hablar sobre el golpe de Estado contra la Presidenta peruana, Dina Baluarte, la señora Sheinbaum no sólo aplaudió el proceso ilegal del Congreso de aquel país que destituyó a Baluarte, sino que la Mandataria mexicana salió en defensa del dictador y expresidente Pedro Castillo, quien se encuentra preso.

Es decir, que la Presidenta de México prefiere aplaudir a la dictadura venezolana que a la ganadora del Nobel de la Paz y al mismo tiempo aplaude el golpe de Estado contra una mujer Presidenta en Perú.

Y sí, se confirmó el incongruente y mentiroso discurso de supuesta “sororidad” de una Presidenta que abiertamente defiende a los tiranos y sátrapas del poder; un discurso “de dientes para afuera”.

Al tiempo.

 

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