Ciudad de México. – Mientras la capital mexicana se rinde al brillo del consumo decembrino, en la colonia Popotla la Navidad no se celebra entre cuatro paredes, sino bajo lonas y carpas. Familias desplazadas por el sector inmobiliario han transformado las banquetas en espacios de resistencia, organizando posadas frente a sus antiguos hogares para evitar que el despojo borre su historia y su comunidad.

La corona de Adviento en el asfalto

A sus 68 años, Gloria Dorador Martínez mantiene intacto su ritual: encender la corona de Adviento. Sin embargo, este año la mesa no está en su comedor, sino en un campamento improvisado. El pasado 2 de octubre, sujetos armados la desalojaron del inmueble donde vivió durante cinco décadas.

” “Podrán quitarme mi casa, lo que sea, pero mis tradiciones y las ganas de vivir no me las quita nadie”, sentencia Gloria, quien ahora encabeza el campamento “Silvestre Dorador”, nombrado así en honor a su abuelo, un revolucionario de 1910.

De la “Noche Triste” a la “Noche Victoriosa”

El campamento se ubica a pasos del emblemático Árbol de la Noche Victoriosa. Allí, los vecinos planean romper piñatas este domingo en un acto que califican de “jolgorio de barrio”. Para Santiago Ávila Dorador, nieto de Gloria, la celebración es un mensaje político frente al avance de la gentrificación y el desplazamiento que, aseguran, se ha intensificado ante la proximidad de eventos como el Mundial de Futbol.

” “Si en Popotla hasta los conquistadores lloraron, aquí los gentrificadores van a chillar al darse cuenta de que no nos quitaron la alegría”, afirma Ávila, quien se encarga de la vigilancia nocturna del predio.

El desplazamiento hacia la periferia

El caso de la calle Mar Blanco 102 no es un hecho aislado, sino un síntoma de la crisis de vivienda en la CDMX. Familias como la de Raúl Reguera López ejemplifican el rostro del desplazamiento forzado: tras el desalojo, tuvo que mudarse a Tlalnepantla, en el Estado de México.

La respuesta institucional ha sido duramente cuestionada. El Instituto de Vivienda (INVI) otorga subsidios de 4,000 pesos mensuales para renta, una cantidad que los afectados tachan de insuficiente.

” “Con eso no consigues nada en la capital”, lamenta Reguera.

Un patrón de irregularidades

Las familias denuncian un modus operandi recurrente:

– Desalojos violentos: Participación de grupos armados sin órdenes judiciales claras.

– Colusión: Presunta complicidad entre autoridades y desarrolladoras inmobiliarias.

– Promesas incumplidas: Aunque el INVI ha prometido expropiar inmuebles para restituir el derecho a la vivienda, las familias siguen sobreviviendo a la intemperie y al frío invernal.

Desde Popotla hasta la calle Cuba 11 en el Centro Histórico, las “Glorias Dorador” se multiplican. Para ellas, pasar la Navidad en la calle no es solo una tragedia personal, sino un acto de defensa del derecho a la ciudad frente a un modelo que prioriza el mercado sobre la memoria vecinal.