Lo conocí en la época de los 90’s, en ese tiempo donde todos sabíamos quién era cada quien, era el Saltillo de antes… en el que por medio de un conocido o amigo, llegabas a una fiesta o jugabas un partido de algún deporte y de ahí, ya sabías quién era cada quien, ya que no había tantas escuelas, de hecho, sin ser presuntuoso, los colegios más concurridos, eran el Zaragoza y el Cumbres.

El tiempo y diversas circunstancias nos llevaron en el 2009 a trazar caminos juntos a Jericó Abramo Masso y a un servidor.

Desde ese tiempo, Jericó tenía una energía desbordada, poseedor de una memoria privilegiada y un carácter muy particular.

Con Jericó he recorrido Saltillo, sus barrios y calles, varias a veces a pie por horas, además de darle varias vueltas al estado de Coahuila en distintas ocasiones, además de frecuentar en diversos momentos la Cámara de Diputados en la Ciudad de México.

Me tocó trabajar con él como Alcalde de Saltillo, ayudarle en varias campañas políticas, lo he visto crecer como político, pero más, como persona, lo cual nos ha permitido tener una relación de amistad y como toda relación humana, con diferentes maneras de pensar, de ver las cosas y de actuar, varias veces no hemos estado de acuerdo en algunos temas, pero en el fondo sobresale el aprecio, ese que ha dado los años de esta travesía llamada vida.

Este 17 de octubre de 2025, Jericó llega a sus primeros 50 años, lo hace en una etapa importante de su vida pública y personal.

Sin la presencia de una gran persona que fue don Dante, su señor padre, Jericó sigue adelante en su camino político, pero sin duda recordando las grandes enseñanzas que le dio su papá.

Y por otro lado, también está convertido es un gran padre de familia, con sus hijas, Vale y Vicky, y su hijo, Jericó, hoy más grandes que cuando los conoció el “tío abejita” (chiste local); veo a un hombre entregado y enamorado de su descendencia y sé que sus hijos están orgullosos de él.

Junto con Bertha, su esposa, han formado un gran equipo. Bertha sin duda es un balance muy importante para él y él, para ella.

Después de los 50 la vida cambia sin duda, díganmelo a mí; hay otro tipo de preocupaciones, problemas de salud, pero también es cuando se empieza a gozar y eso mismo creo que le está pasando a Jericó.

Llegar a medio siglo de edad, es un buen motivo de festejo.

Este día, festeja, sonríe, canta, platica, dirige, pero lo más importante, sigue  siendo ese que todos conocemos… ¡fuera máscaras! Felicidades Jericó.

Buen fin de semana, la frase: “Un sabio dijo una vez: Cuando entiendas el poder de tus palabras, no dirás cualquier cosa”. ¡Ánimo!