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Fundaciones de salud en Saltillo

Por Federico Muller

Hace 1 mes

Quienes transitan hacia el sur de Saltillo por la calle Ignacio Allende observan cotidianamente una larga fila de personas que aguardan sobre la banqueta para acceder a estudios radiológicos y de laboratorio en la Fundación Salud Digna, ubicada a escasas tres cuadras del Mercado Juárez, en pleno corazón de la ciudad. La alta demanda de sus servicios parece reflejar un binomio exitoso entre calidad y accesibilidad económica, atributos que han consolidado su presencia entre los sectores populares y de clase media.

Otra institución con enfoque similar, la Fundación Hacer Más Alfonso Cepeda Martínez, situada al oriente de la ciudad, ofrece servicios médicos integrales que incluyen consultas generales y de especialidad -particularmente en cardiología, imagenología oftalmológica, siquiatría y sicología-, además de programas de apoyo social.

Ambas fundaciones surgieron de experiencias personales marcadas por la pérdida, transformando el dolor en acciones solidarias y sostenibles. El presente artículo examina, de manera sucinta, los fundamentos económicos y operativos que han permitido la permanencia y expansión de estas organizaciones en Saltillo, así como su impacto en la configuración de un ecosistema local de salud no lucrativo.

 

 

El origen de las fundaciones de salud en México

El Servicio de Administración Tributaria (SAT) clasifica a las fundaciones de salud como Instituciones de Asistencia Privada (IAP), entidades que cumplen una función social sin fines de lucro y reinvierten sus excedentes en la mejora y expansión de sus redes de atención médica. Estas organizaciones surgen como respuesta a la profunda desigualdad en los ingresos de las familias mexicanas, cuya mayoría percibe salarios precarios que no cubren los costos de la salud, agravando la vulnerabilidad de los hogares.

Otro factor que las fortalece es de orden religioso: desde la cruenta conquista española del siglo 16, los frailes mendicantes enseñaron a las poblaciones indígenas que las buenas obras eran un pasaporte al cielo, una doctrina católica que, con matices sincretizados con tradiciones locales, ha perdurado a través de generaciones.

Finalmente, una motivación más pragmática radica en los beneficios fiscales que otorgan estas IAP: el SAT permite deducciones por donativos a empresas y personas físicas, incentivando la filantropía.

 

 

Gobierno corporativo

La primera clínica de Salud Digna fue inaugurada en Culiacán, Sinaloa, en 2003, impulsada por un grupo de empresarios del sector agropecuario y comerciantes del noroeste de México, quienes aportaron capital, infraestructura y experiencia para establecer un modelo de atención médica sui generis en la región. Se concibió como un proyecto social sin fines de lucro, cuyo esquema organizativo y operativo resultó exitoso, permitiendo su replicación gradual en otras ciudades del país. En 2013, Saltillo se integró a esta red con la apertura de una clínica respaldada por capitalistas locales comprometidos con la expansión del modelo.

El gobierno corporativo de Salud Digna se estructura en tres órganos principales: Asamblea General, integrada por más de 120 miembros honorarios, responsables de diseñar las estrategias de crecimiento dentro de un marco colegiado y misional. Si bien en su origen aportaron capital, desde hace varios años su participación se ha orientado exclusivamente al asesoramiento estratégico. Patronato o Consejo Directivo, encargado de supervisar, validar y dar seguimiento a los proyectos y políticas aprobados por la Asamblea General. Órgano Ejecutivo: responsable de la implementación operativa de los programas y de la administración diaria de la organización, bajo los lineamientos del Consejo Directivo.

 

 

La optimización de recursos

El éxito del modelo económico de Salud Digna radica, sin duda, en el manejo disciplinado y estratégico de sus recursos financieros, lo que le ha permitido mantenerse durante más de dos décadas en el competitivo mercado de la salud en México. A pesar de ofrecer tarifas hasta 40–60% inferiores a los precios promedio del sector privado, la institución ha logrado sostener un equilibrio financiero estable, sin recurrir a subsidios gubernamentales ni apoyos de fundaciones extranjeras.

El secreto de su sostenibilidad reside en un esquema de autofinanciamiento que combina eficiencia operativa, economía de escala y reinversión de excedentes. Los ingresos provienen directamente de los pagos que los pacientes realizan por los servicios recibidos -consultas médicas, estudios radiológicos, análisis de laboratorio, aparatos auditivos y ópticos, entre otros-, lo cual permite cubrir íntegramente los costos operativos de cada clínica: nómina, servicios básicos, mantenimiento e insumos médicos. A este modelo se suman estrategias financieras y mercadológicas cuidadosamente diseñadas para minimizar los costos fijos y variables, tales como acuerdos de compra y descuento con proveedores, principalmente multinacionales del sector médico y farmacéutico, así como venta de paquetes médicos integrales que aseguran un flujo constante de ingresos.

También, margen de ganancia nulo, que favorece la accesibilidad sin comprometer la solvencia institucional; reinversión sistemática de los excedentes monetarios en infraestructura, tecnología y capacitación, y economías de escala derivadas de la expansión nacional de la fundación, que reducen los costos unitarios por servicio.

 

 

Fundación Hacer Más Alfonso Cepeda Martínez

Abrió sus puertas a la comunidad saltillense en 2020 y desde entonces ha crecido notablemente, pasando de la atención de consulta externa a la hospitalización. Como parte de su expansión, se creó el Hospital San Benito, que incorpora internamiento para pacientes que requieren tratamiento hospitalario desde una cama, permitiendo servicios como cirugías y recuperación postoperatoria. Las inversiones en equipo e infraestructura requirieron una reconfiguración de los espacios, lo que implicó cancelar las canchas deportivas de futbol soccer y ampliar el estacionamiento, el cual tiene un par de entradas por la calle Prolongación Otilio González No. 3084, al oriente del periférico Luis Echeverría.

 

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