Internacional
Por Excélsior
Publicado el jueves, 14 de noviembre del 2024 a las 15:02
Ciudad de México.- A menudo son presentados como apáticos y poco interesados en nada que no sean redes sociales, pero las inundaciones de Valencia han puesto a prueba el carácter de la llamada “generación de cristal”, los nacidos después del 2000, que han superado la prueba con creces.
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Han venido cientos, puede que miles, se han portado estupendamente”, explica Noelia Sáez, una vecina de 48 años de la localidad valenciana de Catarroja, sobre los jóvenes voluntarios que durante días han llenado los caminos a las zonas afectadas.
Desde la catástrofe del 29 de octubre, que dejó más de 220 muertos, jóvenes voluntarios estuvieron en primera línea ayudando a las víctimas, recorriendo cada día kilómetros a pie hasta la zona del desastre, con botas, palas y bolsas con comida o agua en la espalda.
Los mayores siempre van a decir que la gente que no es de su generación son peores, pero ahora que nos han dado una oportunidad, que ojalá no nos hubieran dado, porque no es una buena situación, los jóvenes hemos respondido bastante bien”, explica Ángela Noblejas.
A sus 19 años, esta estudiante de ingeniería industrial de Valencia fue con sus amigas a echar una mano en Algemesí, a unos 40 minutos de la capital regional en tiempos normales y puede que hasta el triple tras las inundaciones.
Llevaron “sobre todo productos de limpieza”. “Botas de agua, como no quedaban, cubrebotas protectores para los pies y todo, porque hay mucho barro, está todo muy sucio, y ya es un poco perjudicial para la salud”, afirma.
“Nos preocupa la sociedad”
Rápidamente tras las inundaciones, y en medio de críticas hacia las autoridades por la lentitud en las labores de rescate, un aluvión de gente, organizada en redes sociales, decidió, palas y escobas en mano, salir de Valencia hacia el sur a limpiar calles y casas de los afectados. Muchos de los voluntarios eran jóvenes.
Noblejas dice haber crecido escuchando a su abuelo contar historias sobre “la Riada”, como se conoce en Valencia a la crecida del río Turia en 1957 que inundó la capital y muchos pueblos, dejando decenas y decenas de muertos, y cree que ella está atesorando ahora historias para sus “hijos y nietos”.
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Y yo considero que haber ido, haberme manchado de barro, haber ayudado, habrá sido mucho mejor que decirles ‘no, yo me quedé en casa sin hacer nada'”, estima.
“ Nos preocupa la sociedad”, agrega su amiga Gisela Huguet, estudiante universitaria de informática y matemáticas, también de 19 años, refutando la acusación de que están “siempre con el móvil, con las redes sociales, con las nuevas tecnologías”.
De las escenas más emotivas que nos deja esta crisis en Valencia pic.twitter.com/Ue5TOacpyK
— (Fauerzaesp) Fuerzas Especiales (@Fauerzaesp) November 13, 2024
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