UN DEBATE necesario ante los recientes hechos en Saltillo y Monclova, donde dos profesores fueron agredidos por alumnos, reavivan la conversación sobre la relación entre generaciones y el poder de autoridad en la escuela.
¿Qué pasó? ¿Qué nos dicen estos episodios sobre los límites, el respeto y la disciplina?
UN VISTAZO AL PASADO Y AL PRESENTE
EN DÉCADAS pasadas, la figura del docente era, en muchos contextos, casi intocable. No por impunidad, sino porque la sociedad en su conjunto brindaba a la escuela y a sus educadores un lugar de autoridad reconocida.
HOY, ALGUNOS señalan que la generación actual, a la que se etiqueta como de “cristal”, tiende a exigir, cuestionar y a veces desafiar con mayor vehemencia las estructuras de poder.
ESTO NO implica una afirmación universal; hay contextos donde los estudiantes muestran entusiasmo, creatividad y responsabilidad, pero también ejemplos de falta de límites y crianza con menos jerarquía.
¿Qué cambió en la relación profesor-alumno?
CAMBIO DE normas sociales: Las reglas explícitas de cortesía y respeto público pueden verse desbordadas por una cultura de menor tolerancia al abuso de poder, pero también por una difusión de discursos que normalizan confrontación y desconfianza hacia autoridades.
PERCEPCIÓN de justicia y seguridad: Cuando un alumno se siente agraviado o temeroso de denunciar abusos, puede reaccionar de forma más agresiva o desafiante, lo que complica la labor educativa.
LA DISCIPLINA efectiva requiere límites claros, comunicación asertiva y un marco de respeto mutuo. Si estos se desdibujan, la experiencia educativa puede volverse menos segura y menos productiva para todos.
¿QUÉ HACER ante estos retos? Se deben reafirmar límites con empatía: disciplina no es castigo desproporcionado, sino guiar hacia conductas que favorezcan el aprendizaje y la convivencia.
EDUCAR en ciudadanía y respeto: Las escuelas pueden incorporar programas que refuercen habilidades sociales, manejo de conflictos y responsabilidad . Crear espacios de denuncia seguros.
ES CRUCIAL que los alumnos sientan que pueden expresar inquietudes sin temor a represalias, y que los docentes cuenten con apoyo institucional para responder de manera adecuada.
FORMACIÓN CONTINÚA para docentes: Acompañamiento, herramientas de manejo de aula, y políticas claras para incidentes de agresión son una clara invitación al diálogo.
LA PREGUNTA central sigue siendo: ¿cómo equilibrar autoridad y modernidad para mantener un ambiente que favorezca el aprendizaje sin perder el conocimiento del respeto?
NO SE TRATA de retroceder a métodos autoritarios, sino de construir un marco en el que docentes y alumnos convivan con límites claros y con un sentido compartido de responsabilidad.
¿TÚ QUÉ OPINAS ? ¿Cómo crees que deberían fortalecerse la autoridad docente y el respeto en las aulas? Deja tus comentarios y comparte experiencias (personales, institucionales o de lectura) para enriquecer este debate.
Armando de la Garza
@ArmandodelaGza
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