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Publicado el miércoles, 21 de septiembre del 2011 a las 00:00
Torreón, Coah.- El grafiti es un dolor de cabeza para las autoridades, pero también puede ser un instrumento para canalizar las inquietudes y la energía de los jóvenes de manera positiva y, de paso, dar un toque distinto, artístico, a las calles.
El sicoanalista Alfredo Miramontes García apunta que en el grafiti hay todo un campo de estudio para los especialistas:
El predominio de líneas rectas habla de un pensamiento lógico.
Los trazos curvos están relacionados con las emociones, los sentimientos.
Si dibujan figuras demoniacas y fantasmagóricas, como muertes y brujas, reflejan conflictos con figuras de autoridad, por ejemplo, con el padre, al que ven como una figura monstruosa, agresiva, dominante.
El dibujo de la mariguana, recurrente en los grafitis, refleja un reto hacia las figuras de autoridad al ser una droga prohibida.
Las figuras religiosas también predominan en los grafitis porque el concepto de Dios, el concepto espiritual, es intrínseco al ser humano.
La Virgen de Guadalupe, la Virgen María puede ser inclusive la representación de su propia madre.
Los dibujos de Cristo, de Dios remiten a la figura paterna y el dibujo de un ojo está vinculado al Dios omnipresente, que lo vigila en todas partes.
Los grafiteros también se imponen retos como grafitear espectaculares y edificios y lo marcan con su firma o “tag”.
Más de 200 permisos ha dado el Ayuntamiento para que los jóvenes se expresen sin dañar el entorno.
Los jóvenes con más aptitudes reciben becas para pulir su talento.
Areas públicas son aprovechadas para pintar murales por los grafiteros.
Torreón era la segunda ciudad más grafiteada, después de Tijuana.
Los mismos propietarios autorizan el uso de bardas para el arte urbano. Hace dos años, Torreón era considerada como la segunda ciudad más grafiteada del país, sólo detrás de Tijuana, una clasificación bien ganada si se toman en cuenta las “rayadas” que aún se observan en bardas, construcciones abandonadas, cortinas metálicas de negocios y en viviendas habitadas que no escaparon a los artistas urbanos.
El problema no es exclusivo de los barrios marginados, sino que se aprecia en las principales avenidas y bulevares y en la misma Zona Centro.
Mientras que unos consideran al grafiti una demostración de vandalismo, otros lo han visto como la oportunidad para rescatar y pulir el talento de los jóvenes que con pintura en aerosol expresan sus emociones.
Cómo enfrentan el grafiti en Torreón
Las pintas en Torreón son una característica de la ciudad. Aparentes símbolos sin orden trazados en cualquier superficie dieron un aspecto desagradable al entorno urbano.
El alcalde Eduardo Olmos Castro estableció dos programas para detener lo que era un grave problema de contaminación visual, no sólo para limpiar la imagen de Torreón, sino para encauzar las habilidades artísticas de jóvenes a los que se encasilla con el mote de pandilleros.
Así, nació “No me la Rayes” y el “Programa de Estética Urbana y Atención al Grafiti, este último bajo la coordinación de Antonio Castañeda Ortiz, joven artista plástico que con aparente facilidad logra “conectarse” con los chavos de barrio para convencerlos de que pueden expresarse gráficamente pero sin deteriorar el entorno y sin dañar el patrimonio ajeno.
A los jóvenes se les ofrecen áreas, públicas y privadas, para plasmar su arte, incluso hay cinco becados para que pulan sus habilidades con el dibujo y los colores.
“El programa consiste en no nada más darles espacios, sino darles apoyo a los chicos. En este programa se han hecho alrededor de 25 murales, 6 de ellos se encuentran en el Skatepark y otros están distribuidos en la ciudad”.
Talentos descubiertos
Los “artistas urbanos” que anteriormente hacían del grafiti una actividad ilegal ahora se acercan al Municipio para acceder a espacios apropiados y llegan a crear murales.
Cinco jóvenes, entre ellos los conocidos como “Eff”, “El Bolsa” y “Pend”, están becados por el Alcalde para asistir a clases de pintura y grabado, incluso ya han ganado concursos estatales de gráfica juvenil.
En este momento, participan en bienales juveniles de arte en Oaxaca y en Tijuana y también preparan exposiciones individuales con el apoyo de la Casa del Artista y el Taller de Gráfica El Chanate, de esta ciudad.
“Ellos son autodidactas. Su primer taller lo tomaron en El Chanate bajo la dirección del maestro Miguel Canseco y maestros de pintura con un nivel alto que han ganado concursos dentro y fuera del país… ya están haciendo pintura sobre tela, están haciendo grabado”.
A los jóvenes se les respeta su estilo de expresión propio, únicamente se pule la técnica, la combinación de colores, el buen uso y manejo de los materiales y la conceptualización de las piezas para que tengan un discurso propio.
Al ofrecerles espacios de expresión, se redujo de manera considerable el número de jóvenes que eran aprehendidos al sorprendérseles con el grafiti ilegal.
La Policía Municipal diariamente detenía entre 4 y 10 chavos por grafitear en la ilegalidad y con el programa la cifra se redujo en más del 50 por ciento.
Monumentos se salvan
“Y bajamos el índice de atentados contra monumentos, espacios públicos y demás en un 25% en el primer año. Tengo un censo de 160 y tantos chicos grafiteros con los que personalmente platiqué, con los que entramos en una dinámica de interacción para saber cuáles son sus inquietudes, su visión de lo que es el arte urbano”.
El programa ha sido un éxito, a tal grado que los mismos vecinos prestan sus bardas para que sean aprovechadas en arte urbano.
“Tienen una idea más clara de lo que puede ser el arte urbano y no solamente el típico ‘tag’ o firma, que sólo llegan a provocar una mala estética, entonces procuran hacer trabajos elaborados, con más diseño”.
“Una de las cosas que caracteriza a los chicos grafiteros es que van en contra de lo establecido, por eso rayan en la parte ilegal; otros se meten en este tipo de artes porque no tienen otra opción, no hay Escuela de Artes Plásticas, de Artes Visuales en Torreón, o porque las escuelas de Diseño Gráfico no están al alcance de su capacidad económica, entonces se meten en lo primero que ven, en el grafiti”.
“El pandillerismo como tal en Torreón creo que no existe, es más bien mito. Existe el gafiti, sí, pero que los grafiteros sean delincuentes o pandilleros no, más bien son chicos inquietos con muchas ganas de hacer cosas”.
‘No me la rayes’
El “Programa de Estética Urbana y Atención al Grafiti” se complementa con el llamado “No me la rayes”, aplicado a través de la Dirección Municipal de Atención a la Juventud.
A través de éste, se han otorgado más de 200 permisos a grupos de grafiteros para que plasmen su arte urbano en espacios públicos y privados, previo consentimiento de los propietarios.
“Este programa está enfocado a promover el grafiti legal”, señala Alberto Arredondo Bustamante, director de la Dimajuve: “Estamos promoviendo la cultura de la legalidad y que los jóvenes tengan la confianza de acudir al Gobierno municipal, a través de nuestra Dirección para tramitarles un permiso y no se convierta en un delito”.
“Los jóvenes tienen ubicados los muros donde quieren hacer sus grafitis y nosotros buscamos que sea bajo ciertos lineamientos como son una autorización de la Dirección de Seguridad Pública Municipal, que haya consentimiento del propietario del muro y que el grafiti tenga un tema educativo, histórico o que haya un mensaje positivo con principios y valores”.
El trámite y la autorización son gratuitos, pero el boceto debe ser avalado por el Municipio y solamente puede aplicarse pintura en aerosol, que fácilmente puede recubrirse con otra pintura.
¿Qué es el grafiti desde la sicología?
La respuesta la proporciona Alfredo Miramontes García, sicoanalista y director del Consultorio Clínico Los Ángeles: “El grafiti es una forma de protesta ante ciertas situaciones, no es muy aceptado ¿a quién le gusta que le dañen la barda y que pongan signos raros”.
“Por otra parte, el grafiti es una forma de marcar territorios. Es un código secreto que entienden entre ellos como grupos urbanos, ya conocen los símbolos, los practican. Es una forma de expresar inquietudes”.
En el grafiti hay todo un campo de estudio para los especialistas. El predominio de líneas rectas habla de un pensamiento lógico, mientras que los trazos curvos están relacionados con las emociones, los sentimientos, incluso los colores revelan parte de la personalidad de los grafiteros y dan una idea de su estado de ánimo.
“El grafiti tiene una forma simbólica de interpretarse y nos pudiéramos dar cuenta realmente de qué están representando. Todo tiene representación simbólica y habla mucho de lo que la persona tiene en su interior”.
Por ejemplo, si dibujan figuras demoniacas y fantasmagóricas, como muertes y brujas, reflejan conflictos con figuras de autoridad, por ejemplo, con el padre, al que ven como una figura monstruosa, agresiva, dominante.
“De alguna manera es como si quisieran matar algo en ellos que no está bien. Es una forma de expresar ‘yo estoy muerto en lo social, en mi familia, en la educación’, pero es una forma de querer llamar la atención. Finalmente ese tipo de simbolismos son una forma de representación contraria, no son más que deseo de una vida plena, satisfactoria.
“Se sienten solos, se sienten muertos, es la proyección, el grafiti no deja de ser una figura proyectiva de su propia personalidad. Los grafitis son cuadros simbólicos de lo que la persona trae en su interior, que pueden ser manifestaciones honestas, de rechazo y de repudio”.
El dibujo de la mariguana, recurrente en los grafitis, refleja un reto hacia las figuras de autoridad al ser una droga prohibida.
“Si nos remontamos a los años 60, en que fue muy utilizada por los hippies, pues era eso, era una forma de decir, ‘puedo hacer lo que quiera’ y la mariguana era símbolo de libertad, de anarquía, representa rebeldía”.
Las figuras religiosas también predominan en los grafitis porque el concepto de Dios, el concepto espiritual, es intrínseco al ser humano.
Los dibujos de Cristo, de Dios remiten a la figura paterna y el dibujo de un ojo está vinculado al Dios omnipresente, que lo vigila en todas partes.
En el grafiti, explica, pueden encontrarse temas religiosos, políticos, sociales y familiares, en ocasiones mezclados y se aprecian como cuadros sicóticos.
“Se antojan como un cuadro donde toda la facultad racional que debe estar perfectamente vinculada con las facultades emocionales están hechos un caos. Esa persona debe reordenar sus ideas”.
Miramontes García subraya que algunos grafiteros tienen habilidades artísticas y mediante esa actividad expresan su personalidad y cualidades.
“¿Qué hay qué hacer con estos chicos? Apoyarlos para que puedan expresarse de manera más profesional”.
La sicología y los colores
Los grafiteros, como artistas, trabajan más con el hemisferio cerebral derecho donde se desarrolla la habilidad para las artes porque ahí se encuentran los colores básicos azul, verde, rojo y amarillo y dominan los sentimientos, las emociones, los sueños, mientras que los ingenieros, los matemáticos usan más el hemisferio izquierdo, el de la lógica.
Asegura que los colores de la ropa influyen en el desenvolvimiento de la personalidad y son señales del estado de ánimo. “Uno se viste de un color determinado porque así se siente y así quiere sentir a los demás. Esa es una de las premisas básicas dentro de la sicología de los colores”.
Sobre el porqué en los grafitis predomina el color negro explica que éste representa una negación de emociones y de sentimientos, sus autores pretenden ocultar su interior y quieren dar la impresión de ser duros.
“Son gente que ambivalentemente dice ‘no quiero nada con los sentimientos, con los afectos’, pero realmente están gritando ‘quiéranme, ámenme, denme un abrazo’”.
También prevalece el gris y éste revela una vida aburrida, deprimida. “El gris deprime, es muy cotidiano, es sin vida, es aburrido. Muchos que pintan con gris están demostrando que sus vidas son aburridas”.
Respecto al blanco, señaló que se le considera el color sicótico, ambivalente, que oscila entre lo enfermo y lo sano. “Pintan como si su mente estuviera en blanco y necesitan ser rellenados con colores vivos, cálidos”.
“El rojo sicológicamente representa mucha excitación, mucha agresividad, mucha fuerza contenida y es la forma en que la van a estar representando: altera el ritmo cardiaco, las palpitaciones, la sudoración, vuelve a la gente ansiosa”.
Este color tiene lo bueno y lo malo. Vuelve a la gente más activa en su trabajo, pero refleja a una persona que desea conseguir un objetivo a costa de lo que sea.
“¡Qué curioso! El verde que casi no utilizan ellos es el color del trabajo, de lo cotidiano, donde te levantas y dices ‘voy a trabajar, si tengo logros, qué bueno, si no, no importa, mañana obtendré los logros’. El verde es el color que representa un nuevo día, una forma de querer producir en forma constante, a veces con cansancio, pero hay que echarle ganas”.
El amarillo también es un color para trabajar con esperanza, calidez, alegría, actitud sociable y en equipo que favorece la productividad.
Usar el azul proporciona descanso y ayuda a bajar el estrés.
“En muchos colegios que tienen uniformes de color rojo son niños más activos, pero son más agresivos, más desordenados. Escuelas que tienen uniformes de color azul son más tranquilos, más lentos en el trabajo, pero la conducta está mejor regulada”.
“Por ejemplo, en niños que tienen trastornos por déficit de atención con hiperactividad, prohibimos que los vistan de color rojo porque es como darles una Coca-Cola, es estimular más el cerebro, tienen que estar vestidos con colores serenos como el azul, el color de la tranquilidad y de la paz, inclusive con colores grises para que estén más tranquilos”, concluye.
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