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Coahuila

Historia del Vals Alejandra

Por Otto Schober

Hace 4 años

El vals “Alejandra” es considerado la máxima creación del músico mazatleco Enrique Mora Andrade, compuesto, a solicitud del joven Rafael Oropeza y dedicado a la joven Alejandra Ramírez Urrea, sobrina nieta de Ignacio Ramírez, “El Nigromante”. Alejandra nació en Mazatlán, Sinaloa, el 26 de junio de 1890, en la casa marcada con el número 22 de la calle de Libertad, hija de Alejandro Ramírez y Elodia Urrea de Ramírez. Su educación fue esmerada y de finos modales. Desde muy chica destacó por su belleza y gustaba de frecuentar las veladas nocturnas de la plazuela Machado (En honor de Juan Nepomuceno Machado en 1837) y el teatro Rubio, hoy Ángela Peralta, donde era cortejada por infinidad de galanes. Ahí la conoció Rafael Oropeza durante una función ordinaria, quedando prendado de la belleza de la joven, entonces de 17 años. 

Tan enamorado quedó, que le pidió al músico Enrique Mora le compusiera una canción. Una vez terminada, fue titulada como “Alejandra” y estrenada el 15 de julio de 1907 en la plazuela Machado, interpretada en el quiosco (construido en 1881), por la orquesta de Eligio Mora, remachando una serie de serenatas con las que Oropeza trataba de vencer la resistencia de Alejandra, quien previamente recibió una carta de Oropeza, pidiéndole no faltara esa noche a la plazuela. Una vez terminada la interpretación, el autor, Enrique Mora se acercó a la joven y le entregó el papel pautado donde sobresalía su nombre con letras oscuras y grandes, ella se levantó de su asiento y muy emocionada le agradeció el regalo, señalando que había sido una hermosa interpretación. 

Él le aclaró que no se lo agradeciera, sino a Rafael Oropeza, quien se acercó por arte de magia preguntando si le había gustado su vals, la muchacha le responde al punto de las lágrimas que no solo le gustó, sino que le encantó, extendiendo sus manos a Rafael, quien al oído le dijo, que le gustaría que no le diera las dos manos, sino una, pero para siempre. La joven retiró sus manos sin responder y Rafael Oropeza entendió el mensaje y se retiró. A los 26 años, Alejandra se casó con José María Retes y tuvieron tres hijos: José María, Alejandro y Yolanda. Rafael Oropeza se casó y se fue a vivir a la ciudad de México, donde murió en junio de 1968. Alejandra, que luego destacó como escritora de las costumbres campiranas, siempre vivió orgullosa de su vals. Vals que cautivó a los habitantes del puerto y más tarde le dio la vuelta al mundo y que han interpretado los mejores cantantes mexicanos. Alejandra murió en Monterrey y las notas de su vals le acompañaron en su sepelio. 

Su autor, pasó a la inmortalidad sin tener la menor idea de que había entregado una obra de extraordinaria belleza, al recoger el sentimiento esencial de una época romántica, con una letra con una tímida ingenuidad y de una angustiosa ansiedad, frente al rechazo de una hermosa mujer llena de virtudes. (Versión tomada de “Pechesaurios” del Ing. José Luis “Peche” Rice García. Recopilador histórico de Mazatlán, Sin.)

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