Coahuila
Por Jesús Jiménez
Publicado el viernes, 14 de mayo del 2021 a las 04:00
Saltillo, Coah.- “Hoy el cielo está de fiesta porque recibe a una mujer con un gran corazón, de carácter fuerte y aguerrido, pero noble de principio a fin, les agradecemos sus muestras de cariño, sus detalles, sus palabras”, dijo Marisa de la Peña Valdés al agradecer a los cientos de personas que acudieron a la misa de cuerpo presente de su mamá, Marisa Valdés Oyervides, oficiada por el Padre Juan Pedro este jueves al mediodía en la Capilla Oratorio de Renacimiento.
Con la voz entre quebrada por el dolor de haber perdido a su mamá, Marisa destacó sus cualidades y virtudes, mismas que le valieron el reconocimiento y el aprecio de tanta gente en el curso y trayecto de su vida, de tantos saltillenses, que tuvieron la fortuna de tratarla y conocerla.
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Hablar de Marisa Valdés Oyervides, orgullosamente Madre de mis hermanos y mía, es sinónimo de fuerza y valentía, de lucha, de entrega, siempre dispuesta a ayudar, siempre dando todo por los demás, por sus hijos, por su familia, por sus amigos”.
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Fue una abuela encantadora, juguetona y divertida; para sus nietas era su ‘suela’, quien se trepaba con ellas a todos los juegos, lo mismo que jugaba luchitas con ellas. Para nosotros sus hijos no hubo un momento en el que no estuviera al pendiente, igual de sus hermanos, lo mismo que de sus amigos”, destacó Marisa.
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Les agradecemos de todo corazón, a mi Papá, a mis tíos, a “mis tías, a todos mis primos que en ningún momento nos dejaron solos”, dijo Marisa ante una capilla colmada por cientos de saltillenses que acudieron a despedir a la estimada y apreciada publirrelacionista y empresaria, fallecida el fin de semana.
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Nos quedamos con todos y cada uno de los lindos momentos que pasamos con ella, con su voz ronca, y sus carcajadas. Era un cascabel porque al lugar que entraba, su luz brilla y contagiaba su energía, llena de besos y abrazos, y siempre tenía una palabra hermosa para todos, saludaba y se entregaba con amor”.
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No hubo día que no hablara y nos dijera ‘te amo y te adoro’, siempre nos presumía y nos decía, son los más chingones que existen”, destacando Marisa el impulso y la motivación que les inyectaba : “Si llegábamos y le decíamos ‘Mamá hay esto, pero no se sí lo pueda hacer’, y nos decía, ‘Claro que lo puedes hacer, y lo vas a hacer’ .
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Siempre amorosa, siempre presente, deja un vacío enorme, estoy segura que ella está viendo a todos los que hoy están aquí presentes, y se los agradece, y de corazón, de parte de toda la familia Valdés Oyervides, con el alma les agradecemos su apoyo en este momento, su presencia aquí”.
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Gracias, pero muchas gracias, por acompañarnos, por estar todos en algún momento en la vida de mi Mamá, y los felicitó por haber disfrutado de su compañía, de sus risas, de sus energía, de su vibra, nos deja un gran legado a todos, y así la vamos a venerar y recordarla hasta el fin de los tiempos, ¡ Gracias a Todos ¡”.
Apenas terminó Marisa su mensaje y enorme aplauso retumbo en todo el recinto, porque como dijo el Padre Juan Pedro, “a personas como Marisa, no se les puede despedir con un minuto de silencio, sino con un minuto de aplausos, por todo lo que nos brindó en su vida”.
Acto seguido el féretro con los restos de Marisa Valdés Oyervides fue conducido hasta la carroza que habría de trasladarla a su última morada, en medio de otra carretada de aplausos de todas las personas que acudieron a despedir a un gran ser humano, a una destacada saltillense a quien manos criminales le arrancaron la vida.
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