Nacional
Publicado el sábado, 5 de julio del 2025 a las 21:15
Guadalajara, Jalisco.- La Comisión de Búsqueda de Personas del Estado de Jalisco, en una iniciativa pionera, está desarrollando un método científico innovador para localizar fosas clandestinas. Este proyecto, llevado a cabo en colaboración con destacadas instituciones académicas y forenses nacionales e internacionales, busca descifrar los indicios que la propia naturaleza deja cuando hay cuerpos enterrados.
El objetivo principal es interpretar los cambios en la vegetación provocados por la descomposición de cuerpos, lo que permitiría acortar drásticamente los tiempos de búsqueda, optimizar recursos y, crucialmente, reducir los riesgos tanto para las familias que buscan a sus seres queridos como para el personal que participa en las brigadas de campo.
” Queremos desarrollar el conocimiento necesario para usar mejor lo que tenemos, pero sobre todo para reducir el riesgo tanto a las familias como al personal que asiste a las búsquedas”, explicó Víctor Hugo Ávila Barrientos, comisionado estatal de Búsqueda de Personas en Jalisco. Ávila Barrientos destacó que este esfuerzo conjunto es el resultado de la unión de muchas voluntades en un mismo propósito: encontrar a quienes faltan.
La base científica de este ambicioso proyecto se inspira en una frase que ya se ha convertido en una consigna: “De mi cuerpo descompuesto crecerán flores”.
El análisis se centra en el comportamiento de ciertos minerales y nutrientes que, al filtrarse en el suelo desde los cuerpos enterrados, alteran de manera particular el crecimiento y la composición de las plantas en la superficie. Estos cambios actúan como señales naturales que podrían guiar a los equipos de búsqueda.
Para probar y validar este método, se están utilizando cadáveres de cerdos. Su anatomía y proceso de descomposición son muy similares a los del cuerpo humano, lo que los convierte en un modelo idóneo para la experimentación. Estos restos animales son enterrados a distintas profundidades en los centros forenses.
Actualmente, se han establecido tres centros de experimentación en colaboración con instituciones universitarias: el Centro Universitario de Tonalá (CU Tonalá), la Universidad Politécnica de la Zona Metropolitana de Guadalajara en Cajititlán y el Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA).
Además, se planea abrir un cuarto centro en otra sede de la Universidad de Guadalajara. En estas ubicaciones, se han excavado 16 fosas experimentales, de las cuales dos se utilizan como control (sin restos) y el resto contienen restos animales a profundidades promedio de 75 centímetros y 1.25 metros.
Este prometedor proyecto busca transformar las estrategias de búsqueda en el país, ofreciendo una herramienta científica innovadora en la incansable labor de encontrar a personas desaparecidas.
Con información de MILENIO
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