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Coahuila

La ciudad se quedó sin agua… culpa de un próspero político

Por Carlos Gaytán Dávila

Hace 4 meses

Todavía hay personas que conservan los productos vitivinícolas derivados o producidos con la uva que se cosechaba en El Álamo, un pequeño vergel construido en medio de un páramo (terreno yermo, raso y desabrigado), que hizo florecer el exgobernador de Coahuila, Nazario Silvestre Ortiz Garza, muy cerca de la mancha urbana del Saltillo de los años 50.

El tema de la hacienda el Álamo es obligado en la historia contemporáneo de la ciudad, pues constituye un terreno que adquirió don Nazario a los familiares de don Dámaso Rodríguez, en 1923, quien fuera su antiguo patrón que ejerció en Chayo, como le decía la gente con cariño, ejemplo de trabajo y honestidad.

Del Álamo sólo quedan vestigios ubicados en la calzada del Centenario de la Independencia, ahora Antonio Narro, entre el paraje conocido como “El Mimbre”, y la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro.

La ciudad estaba en pleno crecimiento y escaseaba el empleo digno y remunerado, hasta allá iban nuestros jóvenes y adultos, incluso niños para desempeñarse en las labores del campo, en la pizca y en el empacado de la uva para mesa y para la elaboración de los productos de la filial de El Álamo, la Compañía Vitivinícola de Saltillo, ubicada en Xicoténcatl, casi esquina con Presidente Cárdenas, donde se elaboraba el brandy Club 45, Brandy Viej” y Vino Rosado Álamo, que se convirtió en una fuente de trabajo para muchas familias saltillenses, don Nazario Ortiz invitó a colaborar en este proyecto al doctor italiano Egidio Gaetano Rebonato, que dominaba la técnica europea, la que no era la mejor para esta región; gradualmente se fue implantando la técnica americana, para ello, Mario Ortiz Rodríguez, por indicaciones de su padre, se trasladó a la Universidad de Davis en Californiam (EU) con la intención de dominar los avances en la materia, el resultado fue un incremento considerable en la producción.

El Álamo fue un ejemplo a nivel Nacional. Trabajadores y profesionales, manifestaban un gran cariño por esta empresa, por el campo, por los cultivos, por don Nazario y por su familia.

Las fiestas de la vendimia, fueron un gran acontecimiento. Los trabajadores y sus familias colaboraban en bailables y juegos organizados, que eran amenizados por las orquestas más populares y los artistas más afamados de la época. Estudiantes de Estados Unidos acudían al Álamo y a la Vinícola, durante su estancia en Saltillo, como alumnos de la Universidad de Cuquita Galindo, la Universidad Interamericana, la cual fue fundada por María de la Luz “Cuquita” Galindo de Jiménez.

El famoso Vergel sucumbió; no sé precisamente el año, pero era la época de la famosa Plaza de Toros Fermín Espinosa, Armillita de Saltillo, allá por la década de los años 60 del siglo pasado, escaseaba el agua en la ciudad, el manantial principal que proporcionaba el líquido era el del Ojo de Agua, del barrio del mismo nombre y estaba abatido.

La gente iba de un lugar a otro con tinas y tambos para proveerse de agua de algunas norias de las que había en la ciudad.
En una corrida de toros en la plaza “Armillita” a la entrada de don Nazario, un famoso zapatero de la calle de Matamoros, Antonio Rodríguez “El Caifas”, le reclamó al agricultor y exgobernador por el problema del agua, en momentos en que Saltillo está sufriendo una de las peores crisis.

“El Caifas” esperó a que don Nazario ocupara un palco junto al ruedo, colocó sus manos sobre la boca a manera de bocina, y exclamó: “¡¡¡Don Nazario: ¡¡¡Usted regando las uvas y el pueblo se muere de sed!!!”.

Junto a Ortiz Garza se encontraba el Alcalde de la ciudad, el ingeniero Eulalio Gutiérrez Treviño, aquel puro político saltillenses, a quien el vitivinicultor le preguntó: “¿Es cierto, Lalo?”. Y este afirmó, “pues sí, la ciudad se ha quedado sin agua y los expertos dicen que el líquido lo absorbe sus viñedos”. Don Nazario no dijo nada, a los pocos días llegó el agua a todas las llaves saltillenses gracias a “El Caifas”, a don Nazario y al ingeniero Gutiérrez Treviño.
Pero murió el viñedo y al poco tiempo cerró la Vinícola de Saltillo.

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