Saltillo

Publicado el domingo, 25 de febrero del 2024 a las 04:00
Saltillo, Coah.- Jorge Eduardo se arrodilló en medio de uno de los pasillos de la Alameda, comenzó a gritarle a Dios, le pide ayuda, le reclama, le reprocha su soledad, lucha contra sus demonios internos, casi trastornado, había consumido cristal, deliraba.
Dos policías lo recogieron, lo llevaron a que recibiera atención médica, estuvo detenido 36 horas por alterar el orden público, salió y su único objetivo era volverse a drogar.
Algo lo detuvo, esta vez había llegado más lejos en el “viaje”, su miedo era terminar internado en el Centro de Salud Mental, así fue que llegó a un anexo para pedir ayuda.
‘Me destruí en las calles’
Así relata Jorge Eduardo su experiencia con el consumo de drogas y su llegada a un centro de rehabilitación, donde dice ha encontrado la paz que necesitaba, donde ya no se siente solo y, sobre todo, donde se siente útil y productivo, una paz que no cambia por nada.
“ Yo me encuentro con un bienestar en este lugar, yo lo veo como si fuera mi hogar, ya no dependo de mi familia, ahora dependo de un ser superior que para mí es Dios, dependo de mi padrino y de este lugar.

“ Muchos años de mi vida estuve destruyéndome en las calles, en las tapias, en las vías del tren, toqué mucho fondo de sufrimiento hasta llegar a perder mi familia”.
Jorge tuvo su primer contacto con las drogas a los 18 años, ingresó a las filas de la entonces Policía Federal ayudado por su hermano que era abogado, ahí conoció la mariguana y empezó a consumirla.
“ Un vicio me llevó a otro, después probé la cocaína y ya después empecé a juntarme con lo que eran antes las pandillas, con ‘Los Huajucos’ en la colonia Ojo de Agua, tuve que experimentar el dolor porque nos drogábamos, asaltábamos gente”.
Su adicción era más fuerte
A pesar de los delitos que cometía Jorge, su adicción era más fuerte, quería seguir drogándose, así que llevó el vicio a su hogar, les dio a sus dos hijas y a su hijo, los cuatro consumían juntos la droga.
“ Mis hijos consumían también conmigo, nos drogábamos juntos, para mí no era un privilegio, era el diablo el que nos tenía de esa manera”.
“ Las drogas son un demonio, son destructivas, no mide consecuencias, clases sociales, edades, nada, arrasa con todo, en ese momento no piensas lo que vas a perder, lo que vas a dañar, en ese momento el diablo te tiene atado”.
Esto fue lo que motivó a Jorge a dejar su hogar, no quería ver más a sus hijos en esa situación, deambuló por las calles hasta aquella tarde en la Alameda donde tocó fondo, donde se decidió a “anexarse”.
Anexos ‘al rescate’
Como Jorge, otras personas adictas a alguna droga o sus familias recurren a los llamados “anexos”, como se les conoce a los centros de rehabilitación que, en su mayoría, operan en la clandestinidad, son pocos los que están regulados y certificados ante la Secretaría de Salud.
La característica principal de estos centros de rehabilitación es que basan el tratamiento en pláticas espirituales y sesiones grupales, aunque están basados en el modelo de los 12 pasos que utilizan en Alcohólicos Anónimos, la mayoría carece de atención médica y sicológica especializada en el tratamiento de adicciones.

‘Se debe tener voluntad’
El anexo donde actualmente está Jorge se ubica en la colonia Burócratas del Estado, al sur de la ciudad, es uno de los pocos en los que no se cobra una cuota de internamiento y viven de las donaciones que les hacen diversas asociaciones.
Jorge relata que con base en su experiencia, una persona adicta tiene que comenzar su rehabilitación de forma voluntaria, de nada sirve si se llega obligado, se debe tener la voluntad de cambiar.
“ El programa consiste en que tengas mínimo 80 o 90% de querer cambiar, aquí es un lugar de valoramiento, valoras lo que tuviste afuera”.〞
El tratamiento es apoyado por una sicóloga que acude cada semana a dar terapia a los internos, que en este momento son 10, sin embargo, no cuentan con un médico que los pueda apoyar en caso de que alguien presente problemas de salud causados por el síndrome de abstinencia.
Este anexo es operado por un “padrino”, como la mayoría de los que hay en Saltillo, generalmente se trata de una persona que fue adicta y que también estuvo anexado, la cual una vez rehabilitada decide abrir un centro para “rescatar” a las personas de las drogas.
‘Tratamientos’ en anexos
Al pedir información sobre los tratamientos que ofrecen los anexos en Saltillo, la mayoría se basa en un internamiento de seis meses, el tratamiento consiste en terapias grupales, así como la asignación de tareas domésticas.
Algunos cuentan con el servicio de las llamadas “patrullas salvadoras”, cuando una persona adicta se rehúsa a ingresar a un anexo por su propia voluntad, los “padrinos” acuden al domicilio para llevarlos por la fuerza con el consentimiento de sus familiares.
Los anexos se ubican en colonias populares, donde la incidencia del consumo de drogas es alta, los instalan en casas grandes, con varias habitaciones, habilitadas para internar a las personas adictas.
Los familiares de las personas adictas tienen que pagar una cuota semanal de entre 500 y mil pesos, por ello son la primera opción a la que recurren las personas que tienen un ser querido con una adicción.

Clandestinidad
Se estima que hay alrededor de 50 centros de rehabilitación que operan de forma clandestina en la ciudad, de acuerdo con datos de la Fiscalía General del Estado.
Actualmente la Secretaría de Salud no cuenta con un registro de los anexos que operan en la ciudad, tras la instalación del Consejo Estatal contra las Adicciones se encuentran realizando un censo de estos centros de rehabilitación.
Se requiere preparación
La directora de los Centros de Integración Juvenil en Coahuila, Norma Alicia Pérez, señala que a pesar de las buenas intenciones de ayudar, este tipo de rehabilitación en los anexos no es suficiente.
“ Algo importante que comentar es que hay que hacer la diferencia entre una atención médico profesional y lo que es una atención de grupos de autoayuda.
“ No basta con tener ahora sí una buena intención, porque no dudamos que haya buena voluntad en personas que quieran ayudar a otras a rehabilitarse, pero algo importante es que se requiere una preparación profesional, el problema de las adicciones tiene una parte física que tratar y una sicológica”.
La especialista refirió que dentro de la parte física del tratamiento de adicciones, cuando un paciente llega a tener una crisis por abstinencia entonces se requiere la experiencia y la atención de un médico, ya que si no es tratado a tiempo puede derivar en la muerte del paciente.
Carecen de atención especializada
Los llamados anexos carecen de este tipo de atención, por lo que se han registrado casos en los que los internos mueren dentro de los mismos, además al no estar regulados por la Secretaría de Salud caen en graves violaciones a los derechos humanos y la comisión de delitos.
En el último año se han vuelto comunes las denuncias sobre maltrato, tortura, violencia sexual y hasta homicidio dentro de estos centros de rehabilitación, esta es la otra cara de la rehabilitación, casos en donde a las personas adictas si no las mata la adicción la rehabilitación resulta mortal.
Certificados
En Coahuila sólo existen tres centros de rehabilitación certificados para el tratamiento de adicciones y uno de ellos es el Centro de Integración Juvenil, donde se da una atención especializada y no tiene un costo elevado.
El caso más reciente
La semana anterior, Santos Giovanni perdió la vida al ser golpeado por los operadores de un anexo ubicado en la colonia La Madrid, los “padrinos” trataron de ingresar por la fuerza al joven a petición de su madre, y lo golpearon causándole una contusión en el cráneo que derivó en su muerte.
Este es el caso más reciente donde una persona adicta pierde la vida debido al maltrato o a los actos de tortura que se cometen dentro de los anexos.
En 2023, 6 decesos
Durante 2023 se registraron seis muertes dentro de los anexos, debido a golpes, actos de tortura o falta de atención médica, la más destacable es la de Misael Nicolás en un anexo de Ramos Arizpe.
Misael ingresó al anexo a petición de sus familiares, debido a una fuerte adicción al cristal, durante una de sus crisis de abstinencia el joven fue amarrado por los pies y colgado en un gancho, luego los líderes del anexo comenzaron a golpearlo.
A raíz de estos golpes se le formó un coágulo de sangre en el pecho que impidió que sus pulmones funcionaran, lo que le causó la muerte.
Casos como este se presentan con regularidad en la ciudad, donde si no se trata de un homicidio hay denuncias de violaciones sexuales o de tortura, por lo que la especialista exhortó a los familiares de las personas adictas a que verifiquen el centro donde pretenden internar a sus seres queridos.
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