Coahuila
Hace 2 meses
El 5 de este mes se inició el novenario de la iglesia del Santo Cristo de la Capilla del Ojo de Agua, barrio cuna de Saltillo.
Los escritos sobre la historia de la ciudad y algunas fuentes coincidentes señalan que fue el segundo domingo del mes de septiembre de 1577 cuando el primer Alcalde y colonizador de Saltillo, el portugués Alberto do Canto y Díaz Vieyra, hizo la repartición de tierras a quienes le acompañaron en esa aventura. Algunos de los nombres los encontrará usted en Fundadores.
Y esto me lleva buscar una explicación lógica, respecto a la coincidencia que existe en la celebración de la Fiesta Patronal del Santo Cristo del Ojo de Agua, ya muy tradicional con más de 100 años de antigüedad, que se celebra precisamente el segundo domingo de septiembre.
Siempre me llena de asombro este evento o circunstancia que ocurre de manera inesperada, o simultánea y que, a pesar de no tener una conexión causal aparente, se percibe como significativa o remarcable.
¿A quién se le ocurrió que la fiesta pagano-religiosa fuera el segundo domingo de septiembre de cada año, como ocurrió hace más de 400 años en la repartición de tierras de los primeros colonizadores de Saltillo? ¿Coincidencia?
La construcción de la Parroquia de Santo Cristo del Ojo de Agua en Saltillo se inició en 1894 y se concluyó en 1917, aunque el culto en el templo actual comenzó en ese último año. La iglesia se erige sobre el manantial que dio origen al nombre de la ciudad y fue construida con un estilo neorromántico.
La imagen actual del Santísimo Cristo del Ojo de Agua de Saltillo se adquirió en Roma, a petición de varias damas saltillense, entre ellas Jacinta de Anda, Guadalupe Fuentes y la señorita García (perdón, no recuerdo su nombre) y llegó a la ciudad en 1928, en plena guerra Cristera, cuando las huestes católicas se rebelaron contra el presidente Calles y su ley que prohibía el culto religioso público, que incluía restricciones a la educación católica y la participación de la Iglesia en la vida pública, la prohibición de escuelas católicas, la limitación del número de cleros, y la obligación de ser mexicano para ejercer el sacerdocio, lo que provocó la Guerra Cristera entre 1926 y 1929, dejando miles de muertos.
La imagen del Cristo del Ojo de Agua llegó a Veracruz por barco y de ahí fue trasladada con todo sigilo a Saltillo por ferrocarril. Se hizo un simulacro con una caja llena de ropa y en una segunda vuelta se condujo la imagen a la casa de la señorita García, en la pendiente de la calle General Cepeda. Cada año, como sucede con el Santo Cristo de la Capilla de Catedral, le figura iba y venía de la casa de la señorita García a la iglesia del Ojo de Agua para el novenario y la fiesta patronal, como medida de precaución, hasta que, en 1950, definitivamente el Cristo quedó para siempre en su templo.
Algunos estudios del tema afirman que el atrio de la parroquia del Santo Cristo del Ojo de Agua conserva el lugar original donde se fundó la ciudad de Saltillo y se ubicaba el manantial o “ojo de agua”, que sigue fluyendo como lo encontraron por primera vez los colonizadores.
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