Coahuila
Por
Mons. Alfonso G. Miranda Guardiola
Publicado el domingo, 22 de junio del 2025 a las 03:52
“Antiqua et Nova”. Sobre la relación entre la inteligencia artificial y la inteligencia humana. De los dicasterios para la doctrina de la fe; y de la cultura y educación (28 de enero 2025).
Comparto con entusiasmo algunas de las posibilidades que la IA podría ofrecer a la pastoral. Ya me dirán ustedes si voy bien o me regreso. En principio, se puede aplicar a todo lo que tiene que ver con la promoción y defensa de la verdad, de la vida y de la dignidad humana, de la familia, de la tierra y del bien común.
En el ámbito diocesano o parroquial: Podría servir de apoyo para la realización de censos, para ubicar a las poblaciones más pobres y vulnerables, y qué tipo de necesidades integrales se requieren.
Apoyar en el análisis de la densidad poblacional (edades, ocupación, salud, escolaridad, estado civil, etc.), para llevar una mejor evangelización y promoción humana a donde se necesite, evitando la marginación y la discriminación.
Para mejorar la planeación de los horarios de misas, de los servicios y actividades pastorales, así como optimizar la distribución de los salones parroquiales.
Organizar más eficientemente el archivo parroquial y diocesano, y mejorar la búsqueda de datos históricos y personales.
Ayudaría a ofrecer nuevas ideas para construir la fraternidad, la integración y la paz, en todos los niveles. Así como herramientas para la solución de conflictos.
Ayudaría a crear y desarrollar nuevos oficios, ante la falta de fuentes de empleo, en base a los recursos naturales, humanos y materiales existentes.
Eficientar el uso y aprovechamiento de los recursos naturales y humanos a nivel global. Buscando reducir el hambre y la pobreza en el mundo.
Apoyo poderoso en la búsqueda de personas desaparecidas, secuestradas, heridas o fallecidas. Así como para encontrar cosas robadas o extraviadas.
Prevenir, descubrir y dar solución, ante las extorsiones, fraudes o robos.
Ayudar a maximizar o invertir, sin riesgo, el finiquito después de un despido, o el escaso capital de una familia.
Encontrar y ofrecer soluciones para resolver conflictos conyugales, familiares y comunitarios.
Para reutilizar en bien de la sociedad, material desperdiciado, abandonado o desechado.
Ayudar en la logística y planeación para limpiar ciudades, ríos, lagos y mares. Y para planificar mejor el terrible tráfico experimentado en las ciudades. El aprovechamiento de los espacios urbanos subutilizados. Así como optimizar el potencial de los alumnos y de las escuelas. Todo esto sería muy positivo, además de los usos benéficos ya existentes en la medicina y en el mundo laboral.
Sin embargo, nos oponemos, y lo decimos con todas nuestras fuerzas, a su aplicación para la guerra. Esto, por las graves advertencias éticas y morales, respecto al uso de armas autónomas guiadas por la IA con capacidad letal. Ninguna máquina debería elegir poner fin a la vida de uno o más seres humanos, como desgraciadamente ya está ocurriendo.
En conclusión, la IA podría hacer avanzar al hombre en la búsqueda de la verdad, apoyar el desarrollo humano integral, favorecer la solidaridad y la fraternidad entre los pueblos, mientras respete la dignidad del ser humano, que camina peregrino hacia su fin último, que es la comunión plena con Dios.
Todo lo que la IA pueda hacer para acercar el individuo a Dios, es bien recibido, pero no, el que pretenda sustituirlo.
Extraordinario documento que todo católico comprometido y actualizado debería leer.
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