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La salud y las liposucciones en jóvenes (I)

Por Federico Muller

Hace 2 meses

De Fidias a las redes sociales

En la literatura médica contemporánea destacan los aportes del Dr. Ivo Pitanguy (1926-2016), cirujano plástico brasileño que revolucionó la medicina estética y reconstructiva. Una de sus principales contribuciones fue vincular ambas disciplinas, reconociendo que, aunque responden a necesidades diferentes, el cuerpo humano debe entenderse y tratarse de manera holística.

Para el “Michelangelo” del bisturí, las fronteras entre lo sicológico y lo fisiológico carecen de sentido terapéutico: tanto los requerimientos emocionales como los somáticos tienen el mismo valor para el paciente. Así, la cirugía plástica no sólo embellece, sino que también restaura dignidad, autoestima y bienestar, cumpliendo una función médica integral.

Pitanguy definió la liposucción como “un procedimiento quirúrgico destinado a restaurar el contorno corporal mediante la remoción de depósitos localizados de grasa, cuando estos son resistentes a la dieta y al ejercicio, buscando la armonía estética del cuerpo y el equilibrio sicológico del paciente”.

 

 

Los cambios en los modelos de belleza femenina

En la Grecia clásica, escultores como Fidias y otros “artesanos” del cincel y el martillo labraban en mármol y trabajaban en bronce figuras femeninas basadas en principios matemáticos de proporción y simetría. Sus obras no eran retratos de féminas, sino idealizaciones armónicas: frente regular, nariz recta y proporcionada, boca pequeña y ojos grandes, aunque ligeramente sumidos, enmarcados por líneas de cuello alargadas y mandíbula curveada.

En el busto predominaba la búsqueda del equilibrio: pechos proporcionados que contrastaban con una cintura definida y piernas esbeltas, siempre encaminadas a lograr una unidad estética global. Las obras de los arquitectos de la belleza femenina servían de modelos a las mujeres, quienes recurrían a masajes, baños exfoliantes, cosméticos, ungüentos y vestuario diseñada para ocultar o resaltar alguna parte de su cuerpo. De esa manera aspiraban a un cuerpo sano y apto para la maternidad.

Marilyn Monroe (1926-1962) y Lesley Lawson (1949), ambas de origen anglosajón, marcaron hitos decisivos en la concepción de la belleza y la moda entre mujeres europeas y estadunidenses. La primera, además de convertirse en símbolo sexual de la posguerra, encarnó el ideal de millones de jóvenes que buscaban imitarla: una silueta vigorosa, con piernas firmes y pantorrillas bien definidas, cintura esbelta, busto generoso y una cabellera abundante que enmarcaba un rostro luminoso. Su sonrisa amplia, labios encarnados, nariz respingada y mirada ingenua reforzaban el arquetipo de la mujer sensual y accesible de los años 50.

El punto de inflexión llegó en la década de 1960, cuando el paradigma de la belleza femenina cambió radicalmente. La voluptuosidad cedió lugar a la estilización: se exaltó la figura extremadamente delgada, de piernas largas y escasas curvas, representada por Lawson, modelo y cantante inglesa en la época gloriosa de la música pop. Para ajustarse a ese nuevo canon, muchas mujeres recurrieron a corsés, dietas estrictas, fajas, medicamentos riesgosos y masajes reductivos, en una lucha constante contra el sobrepeso y la obesidad.

Con el advenimiento de las redes sociales y la democratización de la tecnología estética, el panorama cambió aún más. Durante gran parte del siglo 20, los caminos de la belleza femenina y la moda respondieron a patrones establecidos por casas europeas que se inspiraban en las “divas” del momento: actrices de cine, estrellas de teatro o de televisión. Las mujeres de clase alta eran las primeras en recibir los dictados de la moda e imitar a las modelos de pasarela. Con el tiempo, esas innovaciones y tratamientos se “tropicalizaban” y permeaban hacia las clases populares.

El verdadero quiebre llegó con la irrupción de internet, que marcó un antes y un después. Antes, la belleza era un terreno controlado por grandes marcas y tiendas en Londres, París y Nueva York; hoy, cualquier joven desde un modesto gimnasio puede convertirse en referente estético. Una youtuber o influencer, con sólo subir videos a las redes sociales, es capaz de marcar tendencias globales en dietas, rutinas de ejercicio o estilos de vida.

 

 

El cuerpo ‘fit-curvilíneo’: el ideal de las redes sociales

Aunque los modelos de belleza se democratizaron, sigue prevaleciendo en las jóvenes mexicanas la aspiración a tener un cuerpo modelado por el ejercicio en el gimnasio que forme abdomen plano, cintura reducida, piernas fuertes y torneadas, con glúteos generosos y busto bien proporcionado. Otra opción que se les presenta es recurrir a la tecnología de la estética, dejar de someterse a jornadas agotadoras en los aparatos del “taller de la silueta”, y reemplazar buena parte del ejercicio por liposucciones.

 

 

La cultura de Internet en el modelaje del cuerpo de las jóvenes

Sin ningún afán discriminatorio, estos comentarios se enfocan en la juventud de la clase popular mexicana, al ser la más numerosa y vulnerable en comparación con otros sectores sociales. En este grupo de jovencitas, las redes sociales ejercen una fuerte influencia: muestran modelos de belleza aspiracional y transmiten la idea de que una figura atractiva es sinónimo de éxito, aceptación y autoestima.

 

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