Hacer universidad, con estudiantes y docentes, siempre es una experiencia que revitaliza, que devuelve energía y esperanza sobre el rumbo de nuestra profesión. Hace unos días, tuve la oportunidad de acompañar a un grupo de estudiantes de la Facultad de Jurisprudencia de la UAdeC, a la Ciudad de México para sostener encuentros académicos en dos de las instituciones más relevantes en materia electoral del país: la Escuela Judicial Electoral del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (EJE) y la Sala Superior del propio Tribunal Electoral.

El objetivo de la vinculación es claro, acercar a la comunidad académica a los espacios donde se toman las grandes decisiones de la democracia mexicana, abrir puertas a cursos, diplomados, especialidades, maestrías, doctorados y hasta postdoctorados, y consolidar un puente de cooperación que beneficie a las y los futuros abogados así como a la ciudadanía de Coahuila.

En la Escuela Judicial Electoral, se reafirmaron compromisos de colaboración en múltiples frentes. Se planteó traer a Coahuila al profesorado de la EJE para que, desde la propia universidad, contribuyan a preparar a la ciudadanía frente al próximo proceso electoral local. No se trata únicamente de formar a los juristas del mañana, sino también de dotar a la sociedad de mayores herramientas de comprensión sobre sus derechos políticos y sobre la responsabilidad compartida que implica ejercerlos.

La EJE, ofreció la posibilidad de acercar cursos sobre ciudadanía digital y comunicación político-electoral, especialmente diseñado para periodistas coahuilenses. En una era donde las redes sociales y los medios de comunicación multiplican los mensajes y las percepciones, fortalecer la formación de quienes informan es una inversión directa en la calidad democrática.

Posteriormente, visitamos la Sala Superior del Tribunal Electoral, donde se abrió la puerta a una agenda que marcará el presente y el futuro inmediato de nuestra Facultad. Se habló de proyectos como el “Taller de Sentencias”, las dinámicas de “Sentencias a Debate” y la realización de ejercicios comparativos entre la legislación electoral local y la federal. Este tipo de actividades, más allá de lo académico, forman a los estudiantes en el arte de pensar críticamente, de contrastar marcos normativos y de comprender la justicia electoral como un fenómeno vivo, que requiere actualización y análisis constante.

Acompañar a los jóvenes en esta experiencia me reafirmó una convicción, no basta con transmitir teoría en las aulas; es necesario tender puentes hacia los espacios donde esa teoría se convierte en práctica. Nuestra Facultad de Jurisprudencia, tiene el deber de ofrecer conocimiento y vivencias que transformen la manera en que los estudiantes conciben su futuro profesional.

Es indispensable reforzar la formación electoral de nuestras juventudes. México se enfrenta a procesos políticos complejos, donde la participación ciudadana, la información veraz y el respeto a las instituciones se convierten en pilares irrenunciables. Si queremos un país más justo, necesitamos abogados mejor preparados, periodistas más críticos y ciudadanos más conscientes. Esa es la apuesta que hicimos en CDMX y que seguiremos cultivando en Coahuila.

La justicia electoral no se enseña únicamente en leyes o códigos, se aprende viviéndola, escuchando a quienes la ejercen, visitando los espacios donde se resuelven controversias y entendiendo el valor que tiene para preservar la democracia y el Estado de derecho. Este viaje fue, en esencia, una lección viviente de derecho y ciudadanía.