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Coahuila

Liderazgo

Por Cholyn Garza

Hace 3 semanas

En diferentes ocasiones he mencionado en mis colaboraciones semanales, que lo que nuestro país ha necesitado es un buen líder.

Por supuesto que no me refería a las personas -hombres y mujeres- que estuvieron al frente de una agrupación sindical.  Individuos que promovieron su imagen en campañas plagadas de promesas, mismas que se desvanecían cuando alcanzaban el cargo anhelado por el que luchaban.

Cómo no recordar a líderes sindicales que se eternizaron en el cargo, casi hasta “momificarse”. Esos que movían masas a su antojo y a favor de determinado candidato.

Sin embargo, no me refería a ellos, sino a alguien que verdaderamente sienta y demuestre amor por su tierra, sea capaz de defender lo que su terruño representa y vele por los intereses de todos los ciudadanos.

¿Era mucho pedir? Yo creo que no.  Porque si algo hay en nuestro México es gente buena, trabajadora, que ama y defiende el campo que constituye su fuente de trabajo, un medio de subsistencia.

El problema que ha prevalecido por décadas entre los que llegan a ocupar cargos que no todos han merecido, es que se consideran los dueños de todo lo que se les confiere para su cuidado y protección.

Es el clásico mediocre que logró convencer a los demás a través de falsedades al utilizar argucias las que, al llegar al cargo deseado, van quedando al descubierto.  El verdadero rostro aparece al ir cayendo la máscara utilizada.

El poder los ha vuelto locos y siempre ha sido así.  Se criticaba al pasado por la vida de lujos y extravagancias que llevaron no pocos hombres y mujeres.  Sí, tanto hombres como mujeres se beneficiaron de sus cargos.

¿Cuántos han sido señalados? ¿Cuántos han sido juzgados? ¿Cuántos están en prisión?

No obstante, nunca -que yo recuerde- el país había estado en las condiciones a donde lo han conducido aquellos que llegaron al poder para hacer uso de su riqueza y no para cuidar de ella. Llegaron con un plan premeditado, con una ideología que no corresponde al sentir y ser del mexicano.  Un pueblo noble que siempre ha luchado por ser libre y al que hoy se pretende someter a la voluntad de farsantes que nos están robando descaradamente so pretexto de brindar bienestar a las familias. Un bienestar que únicamente llega y con rapidez extraordinaria y del que disfrutan unos cuantos.

No solo nos roban nuestros recursos, sino lo peor, han puesto en riesgo la seguridad de todos los mexicanos.

Carlos Manzo, alcalde de Uruapan, un hombre con visión y pasión se dio cuenta de lo que estaba sucediendo no solo en su tierra sino en todo el país. Y levantó la voz con firmeza y decisión.  En poco tiempo logró ganarse no solo la aprobación de sus gobernados, sino también el respeto y admiración de los habitantes de otros municipios de Michoacán, así como de otros estados a donde su voz llegaba y se escuchaba.

Ganó las elecciones de manera limpia, sin compra de votos, porque el pueblo creyó en él; electores hartos de vivir con extorsiones, con robo de sus productos que no se dejó sobornar por las dádivas que ofrecen los corruptos.  Dinero que viene manchado con sangre inocente de nuestros hermanos.

Con miedo en su ser -sentimiento legítimo que no ocultaba y con sencillez aceptaba tener- se atrevió a denunciar las arbitrariedades que los criminales cometían con la gente trabajadora.

A pesar del riesgo que diariamente enfrentaba debido a las amenazas que recibía, no claudicó en su lucha. Y lo hizo por sus hijos, por su familia y por todos los que iban despertando del letargo en que se encontraban.

Fue capaz de señalar no los errores, sino los abusos del poder, el poco o nulo interés que desde las alturas muestran a sus gobernados quienes deberían velar por el bienestar de todos.

Carlos Manzo es el líder que México esperaba; el hombre que, en poco tiempo con su valor, fue ganándose la confianza y admiración de los mexicanos de todas las edades.  El hombre que logró despertar conciencias.

Un mexicano auténtico que amó a su patria.  Un hombre de bien, que ha dejado un gran legado no solo para sus hijos y su familia, sino para todos los jóvenes que merecen un mejor futuro. Una generación que está presente y reclama su derecho a ser libre, a construir su futuro sin ataduras y sin ideologías que tanto daño causan.

Una generación que tiene en Manzo un buen ejemplo a seguir manteniendo vivo su ideal y los guía su amor a la patria. Se privó de la existencia a un hombre que mostró y demostró su liderazgo, enarbolando la bandera de justicia y libertad para todos.  Sin embargo, los nobles ideales, esos jamás las balas enemigas podrán desaparecer.

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