Saltillo|Monclova|Piedras Negras|Acuña|Carbonífera|TorreónEdición Impresa
China realiza un nuevo simulacro con fuego real de largo alcance en aguas al sur de Taiwán Adiós a MTV: El final de un canal que cambió para siempre la cultura de dos generaciones ONU tacha de indignante ley israelí contra agencia de refugiados palestinos El Kremlin no revela cómo endurecerá su postura en las negociaciones sobre Ucrania Revelan durmientes de madera vieja en curva donde se descarriló el Interoceánico

Zócalo

|

     

Opinión

|

Información

< Opinión

 

Nacional

Lo peor de 2019

Por Dan T

Hace 5 años

El pronóstico para esta noche, la última de 2019, es de clima frío con fuerte probabilidad de tormenta familiar si alguien comete la tontería de comenzar a defender al Peje. Creo que me preocupa más que alguien empiece a hablar de política a que me agarre el alcoholímetro después de la cena. Y es que si algo tuvo el año que termina fue, precisamente, un incesante y cansado pleito entre los dos bandos en los que está (estamos) dividiendo a México: los que no votamos por AMLO y los que no piensan. ¡Nooo, no es cierto! Sí, piensan, el problema es que cuando piensan, ¡piensan en otra cosa! ¿Ves a qué me refiero? No podemos empezar a hablar tantito de política porque, de inmediato, empezamos a agredirnos, a insultarnos y descalificarnos unos a otros.

Las pláticas sobre política se han vuelto como esos pleitos matrimoniales que empiezan con un “mi amor, ¿me pasas la sal?” y terminan con un “yo solo espero quedar viuda pronto, desgraciado”. Por un lado, los seguidores del amado líder cabecita de tampón se han vuelto sordos, ciegos y mudos. Sordos para entender razones de por qué no es cierto que vamos tan bien como dice el Presidente. Ciegos, porque se rehúsan a ver la realidad si esta no se adapta a lo que se dice en cada conferencia mañanera. Y mudos, evidentemente, porque son incapaces de mencionar una sola cosa que no esté bien del actual Gobierno. Es como si criticar a AMLO se hubiera convertido en el pecado número 11.

El otro día llegamos al colmo de que los lopezobradoristas comenzaron una campaña en redes sociales para decir, ¡agárrate!, que insultar a López Obrador es insultar a todos los mexicanos. ¡Ah, caray! ¿Y cuando no bajaban de pentonto a Enrique Peña, ahí no contaba? No sé tú, pero a mí me parece una locura pensar que el Presidente representa a todos los mexicanos y que una crítica a él es una crítica a ti y a mí. No, no, no. Es como si dijéramos que todos los gringos son Donald Trump. ¿Verdad que no? ¿Dónde estamos dejando a Will Smith, por ejemplo? Lo mismo pasa con el lío de AMLO con Bolivia: como allá lo llaman cobarde matoncito, acá sus seguidores ya casi quieren declararle la guerra a ese país y, además, tienen el descaro de llamar a “la unidad nacional” en torno al Presidente mexicano. Como quien dice, se llevan y no se aguantan. A José Antonio Meade hasta le llamaban “el queso de puerco” por un padecimiento de la piel; y en cambio dicen ahora que su Presidente es sagrado, intocable y más puro que el agua de filtro.

Eso, en resumidas cuentas, me parece que es lo peor de 2019: que México se divide más y más y más cada día. Y no es por una falla geológica como la de San Andrés, sino por el otro Andrés: el que cada mañana, desde Palacio Nacional, se dedica dividir al país en ricos y pobres, en buenos y malos, en fifís y simpatizantes, en críticos y patriotas, porque para él si no está de rodillas diciendo “sí, señor, tiene usted razón”, eres un traidor. Una basura. La pus de la caca. La costra de la bacinica. Algo peor que Santa Anna y casi tan odioso como el América. Por eso, López Obrador en lugar de decir “feliz año nuevo”, debería aprender a decir: “feliz nuevo DAÑO”.

En fin, lo importante es que 2020 será un mejor año… pero que 2021.

¡Nos vemos el próximo año!

Más sobre esta sección Más en Nacional

Hace 3 horas

Y Dios creó a BB

Hace 3 horas

El ‘evento’ del tren

Hace 3 horas

En las antípodas