Arte
Por
Christian García
Publicado el viernes, 9 de mayo del 2025 a las 04:20
Saltillo, Coah.- Cuando era niño, Roberto Abad, junto a sus amigos, se colocó frente a una tabla de ouija, pusieron sus manos sobre el cursor, hicieron una preguntas y recibieron una respuesta: Corona. Más desconcertados que temerosos ignoraron el hecho hasta que, días después, una de sus vecinas con ese apellido murió. A partir de ahí, Abad comenzó a sentir un interés por lo insólito, lo sobrenatural y lo extraño que, a la postre, terminó decidiendo un poco su camino: el de escritor de literatura fantástica.
Pero esa experiencia también le abrió un poco la puerta para que observara el velo del más allá. Una dimensión que invade esta realidad por medio del lenguaje –¿qué cosa es una ouija sino una forma de escritura fantasmal?– y que ahora llega por medio de Umbral, el libro más reciente del escritor y que se presentará hoy en la Feria Internacional del Libro de Coahuila.
Umbral, editado por la Universidad Autónoma de México, es un libro de relatos, pero también un juego, el lector comprenderá por qué cuando lo tenga es sus manos, lo maneje, lo abra y lo desnude. Lo lea y, curiosamente, sea leído. Un concepto que Abad manejó, también, en su libro anterior El Hombre Crucigrama.
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En sí mismo, el libro ya es un instrumento que te invita a una interacción lúdica. Lo que pienso es que hay artilugios que producen lenguaje, pero que no son tomados con la misma seriedad de un libro, y a mí me llamó mucho la atención. Son instrumentos como el crucigrama o la Ouija que están generando lenguaje, es decir realidad.
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Lo que llegué a concluir mientras escribía el libro, ya tenía la idea de que la Ouija tenía que formar parte de las historias, o al menos de la estructura del libro, es que lo que determina que existen otros mundos, lo que determina que existen los fantasmas, los demonios, los espíritus, en este caso es una palabra. Entonces la palabra se convierte no sólo en un mensaje, sino también en la prueba tácita de que existe una realidad paralela. Y eso se comprueba cuando algo o alguien te devuelve un hola, te devuelve un sí y un no cuando juegas. Entonces lo que intenté fue jugar con esa idea de que el mundo existe u otros mundos existen porque existe el lenguaje, y ese lenguaje hace que el lector exista también”, dijo Abad en entrevista con Zócalo.
Así, a través de los 13 relatos que conforman el libro, el lector podrá sentir ese extraño escalofrío por esa atmósfera de sentirse irreal, casi un fantasma, una ficción. Pero también por los cuentos que leerá en el que los espectros, las casas embrujadas y el otro son tomados de la gran tradición de la literatura gótica y de terror y traídos, quizá invocados es una mejor palabra, a la actualidad por la imaginación de Abad.
Para el autor, una de las cosas que vuelven más interesantes a los géneros especulativos es su capacidad de mutación y adaptabilidad. Pues para el “lo nuevo se encuentra en la visita de las tradiciones literarias. Me interesa particularmente la tradición fantástica porque creo que los tópicos se siguen reconstruyendo y renovando a partir de nuestra visión de la realidad. Entonces para mí volver a la casa embrujada o encantada, volver al tema de los dobles, al de los vampiros, al de la realidad paralela, es también una suerte de cuestionamiento de qué tanto puedo ir hacia atrás para leer mi presente.
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A mí me gusta sobre todo pensar que justo en la tradición se encuentra la posibilidad de lo nuevo y la posibilidad de nuevas puertas en mi escritura. Entonces en lugar de negar esa herencia que tengo de la tradición fantástica, más bien la arropo con todo lo que puedo e intento vincularla a elementos de mi cotidianidad”, dijo el también autor de Cuando las Luces Aparezcan, libro de ciencia ficción sobre OVNIs.
Así, Abad explora las posibilidades del ‘qué tal si…’, pero sobre todo observa con detalle y, a la vez, con distancia, la forma en cómo sus personajes se comportan con el otro, consigo mismos en relación a esa otredad, a ese extrañamiento que representa lo desconocido. En fin, con el miedo y la curiosidad.
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Pienso que en la literatura fantástica, su gran metáfora, siempre es la comprensión del otro. Pienso, por ejemplo, en este momento en Frankenstein, una de las obras que más me gustan, porque lo que más me conmueve de esa novela es justo la existencia del monstruo.
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Creo que a partir de que existe algo desconocido, pero también la existencia de algo que te ofrece la posibilidad de palpar una realidad de la que eres ajeno, se convierte en algún momento en algo positivo, en algo favorable. Entonces siento que en el fondo la literatura fantástica lo que intenta hacer es generar territorios en donde puedes llegar a conocer al otro”, concluyó el autor que se presentará hoy a las 16:00 horas en la Sala Julio Torri, con comentarios de Stella Rigel.
HOY:
Umbral
De Roberto Abad
Presenta Stella Rigel
16:00 horas
Sala Julio Torri
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