Coahuila
Por Mons. Alfonso G. Miranda Guardiola
Hace 3 meses
Es interesante acercarse a descubrir los porqué de los comportamientos de muchos líderes de la sociedad, pero sobre todo de la política nacional y mundial.
Marie France Hirigoyen, autora de este libro, te ayuda a entender lo que está moviendo al ser humano al frente de empresas, gobiernos y corporaciones, sobre todo cuando actúan de manera egoísta, vanidosa, racista, discriminatoria y autorreferencial. La autora, toma de ejemplo al icónico presidente que está hoy tan de moda, pero pasa revista a muchos más a nivel mundial.
Es un referente para entender los límites adecuados y sanos de los liderazgos positivos, por una parte; y los excesos patológicos de los mismos, cuando rebasan todos lo límites humanos, y buscan satisfacer sólo sus intereses personales, familiares, o pseudo colectivos sin importar, para ello, distorsionar la verdad, romper todas las reglas y todos los derechos, pudiendo llegar al extremo de convertirse en perversos narcisistas. Narcisista porque necesita un público que lo vea y le aplauda; perverso, porque requiere víctimas, llevando en sí, los gérmenes de la destructividad y de la inhumanidad.
Ejemplos ilustrativos:
Su arrogancia se hace insoportable, siempre quieren tener la razón. Cualquier crítica es vivida como una herida o un rechazo.
Cuando fracasan, en vez de cuestionarse, niegan la realidad, dan una versión que les sea favorable, o le echan la culpa a los demás.
Actualidad.
Mientras que antes se fotografiaba a un monumento, paisaje o acontecimiento, ahora se voltea la cámara para retratarse a sí mismo. Ahora se pone uno de espaldas diciéndole al mundo, por encima de lo que existe, yo soy lo importante
En lugar de vivir el momento presente, se voltea de espaldas a la realidad, para guardar su propia imagen, como si fuera lo único que valiera la pena, ignorando lo que está pasando, negándolo, y por tanto, desapareciéndolo.
Llegando al extremo de poder grabar un accidente, o a una persona en peligro u a otra siendo golpeada, para publicarlo ansiosamente después en su muro, en vez de acercarse a ayudar.
Sin embargo, también hay narcisos buena onda, que cuando van a un buen restaurante, o tienen enfrente un buen platillo, lo fotografían y lo publican, para expresar: “Miren lo que he comido”.
Fomentan el narcisismo:
Los mensajes de texto cuando despersonalizan, y más aún, suplantan la comunicación interpersonal.
La sobrevaloración de los hijos, creyéndolos especiales o superdotados.
Las personalidades insensibles e indiferentes.
Permanecer demasiado tiempo enganchados – fascinados – ante las pantallas o redes sociales, en detrimento de las relaciones con los demás.
El espejo
En una sociedad de imagen y apariencia, los narcisos son los reyes, y el celular y las redes sociales, son su aparador y su espejo. Por ejemplo, cuando se cree que es necesario exponerse en los medios y redes sociales, no ocultando nada, exhibiéndose, so pena de no existir.
El mito
El amor hacia sí mismo se ha reemplazado por el amor hacia la propia imagen. Por eso, cuando se trata del amor, más que construir una relación, lo que se pretende es buscarse a sí mismo, realizarse individualmente, sentirse bien, ser un mejor yo, pero, cuando uno está lleno de sí mismo, ¿qué espacio le deja al otro? Como en el mito de Narciso, que por sólo verse a sí mismo en el reflejo del río, enamorado de sí mismo, incapaz de dejar espacio a los demás, y por tanto de amar, se ahogó en la más lánguida soledad.
El aumento del narcisismo en el mundo, es una respuesta ante la promoción de una sociedad individualista y de consumo excesivo, orientada hacia el progreso infinito, el bienestar, el beneficio personal y a corto plazo.
Sin embargo, una pista de solución quizá pueda venir del reconocimiento de que el sistema actual cortoplacista está arruinando el planeta, de que la acumulación de riqueza no nos hace más libres ni más felices, de que es necesario vivir en comunidad y con moderación, cambiando nuestro estilo de vida y aceptando a los demás como son, iguales en dignidad, no menos valiosos que uno mismo.
Todos llevamos algo de narciso en nuestras venas, por lo que no creas que este artículo es sólo para los otros…
Más sobre esta sección Más en Coahuila