Mientras la ciudad duerme, hay un vigilante a la expectativa para solucionar un problema que puede dejar “varado” a cualquiera (detenido o inmovilizado por una circunstancia imprevista, como una avería en un vehículo o un animal en la costa).

El servicio descubierto por Charles Goodyear en 1839 es practicado desde hace 50 años por la familia Rangel, en su vulcanizadora Estrella, por la que han pasado ya cuatro generaciones.

Lo que actualmente se denomina Clínica de Llantas fue fundada en 1975 por don Zeferino Rangel, en el cruce de Urdiñola y Pérez Treviño, cuando hace 50 años esa zona del sur oriente de la ciudad eran terrenos baldíos. Tiempo después comenzaría el crecimiento urbano del lugar a partir de la construcción de la clínica 82 del Instituto Mexicano del Seguro Social en el fraccionamiento Urdiñola.

El descubrimiento de la vulcanización, por el señor Goodyear, consiste en calentar caucho con azufre, haciendo que el material fuera más resistente y duradero y permitiendo su uso en llantas y neumáticos; él era de origen estadunidense y nació el 29 de diciembre de 1800 en New Haven, Connecticut, y fue un inventor y químico autodidacta.

No se tiene registro público específico sobre “el inicio” de las vulcanizadoras en Saltillo, ya que es una información que depende de la evolución de la industria automotriz y la demanda de servicios de reparación de llantas en la ciudad. Las vulcanizadoras se establecieron a medida que los automóviles , bicicletas y motocicletas se volvieron más comunes, y la necesidad de reparar neumáticos se hizo más frecuente.

En el bullicioso corazón de la ciudad, las vulcanizadoras se erigen como verdaderos héroes anónimos para los automovilistas. La ahora Clínica de Llantas brilla con luz propia e inició a funcionar con equipo rudimentario, ofreciendo este servicio desde hace cinco décadas y es muy confiable. Las herramientas iniciales para vulcanizar llantas incluían una plancha eléctrica para la ropa, a fin de calentar el parche objeto del vulcanizado y para la preparación piedra pómez o lija, junto con barras desmontadoras, para limpiar la zona y remover el objeto de la perforación.

El proceso general requería elementos para pulir la superficie, como los mencionados, y la aplicación de un parche con cemento vulcanizante antes de someter el neumático a las condiciones de la vulcanizadora. Ahora todo eso se hace con maquinaria moderna, como pulidoras, desmontadoras y en frío.

En 1839, Charles Goodyear accidentalmente dejó caer caucho de la India mezclado con azufre en una estufa caliente, descubriendo así la vulcanización. Obtuvo su primera patente en 1844, pero tuvo que luchar contra numerosas infracciones en los tribunales; la victoria decisiva llegó hasta 1852.

A la muerte de don Zeferino, su hijo Juan Rangel se quedó con este indiscutible servicio tan eficaz, tanto antes y después de la era moderna, en el proceso colaboran, algunos miembros de la tercera y cuarta generación, como Juan Carlos Rangel. Antes, este taller de vulcanizado trabajaba 24 horas pero, tras la inseguridad, redujo su jornada de 8 de la mañana a la 1 de la mañana del día siguiente, todos los días de la semana, incluyendo los festivos.