Olivier Messiaen nació el 10 de diciembre de 1908 y falleció un 27 de abril de 1992. Un compositor inigualable que recordamos por su obra Quatuor Pour la Fin de Temps, escrita en el año de 1940 mientras estuvo como prisionero de guerra y que compuso con los instrumentos y músicos que estaba con él: piano, violín, violonchelo y clarinete. Una dotación de instrumentos inusual, pero que dadas las situaciones precarias y dolorosas, era lo que podía usar.
El resultado: una obra portentosa que deja el legado de un lamento sin palabras, donde los sonidos dicen más que un sermón entero. Su obra para piano es igualmente maravillosa y reveladora, de la cual será otro el momento de comentar.
Lo que el día de hoy quiero compartirles es su obra completa para órgano en la interpretación de Jennifer Bate, una autoridad en la música de órgano del compositor.
La obra para órgano de Olivier Messiaen es única.
Junto a Max Reger, y en mi opinión superando a este gran compositor, son el legado más grande para la música de órgano desde la época de Johann Sebastian Bach.
Es imposible confundir la obra de Messiaen con la de otros compositores. Gracias a un desarrollo teórico-musical, el compositor francés puedo crear un sonido único que heredaba características de la música de Debussy, de la música de la antigua Grecia, de la música de oriente y del canto de las aves.
Amante profundo de la ornitología y gran conocedor, Olivier transcribía el canto de las aves para luego usarlas en sus obras. Además de estas características de herencia musical y pasión por diversas culturas y conocimientos de la naturaleza, para Olivier Messiaen era vital la vida religiosa.
Creyente católico, manifestaba en sus obras una gran fe, fervor y devoción hacia sus creencias. Al escuchar la obra para órgano nos es revelada una fe que la trasciende todo y nos colma.
Una música inconmensurable que surge de la mente del compositor y se eleva hasta los astros.
Es prácticamente imposible salir indemne de una audición de su música, pero no tengan miedo, les aseguro que será totalmente reveladora y que no podrán pensar igual sobre el arte musical luego de experimentarla. Porque al final la música no se compone solamente de sonidos, como Messiaen comentaba a menudo.
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