Arte
Por
Christian García
Publicado el lunes, 17 de junio del 2024 a las 04:10
Saltillo, Coah.- “Hay muchos personajes a los que la historia nacional considera como villanos, pero que es así porque simplemente les damos ese trato”, dice el novelista Pedro J. Fernández, autor de libros que navegan por la mente de personajes como Porfirio Díaz y entran en su intimidad con lo que se busca revelar sus miedos, sus frustraciones… en fin, encontrar un por qué a su actuar.
Si bien, J. Fernández ha explorado esos mitos como son Emiliano Zapata, la Malinche o Agustín de Iturbide, ahora le toca a un personaje cuyo nombre divide opiniones: Maximiliano de Habsburgo, el hombre que reinó México como emperador de 1864 a 1867, un hombre enamorado, barroco, interesante y contradictorio en sí mismo, y que protagoniza su nueva novela.
Para el autor, lanzarse en la vida del Habsburgo requirió tiempo pues, como apunta, “es un hombre muy complejo cuya biografía nos permite entender cómo era el mundo en el que se desenvolvía en ese momento. Entender cómo las casas reales europeas habían perdido las colonias de América, pero también entenderlo a él”, apunta y añade que el libro busca, también, “quitarnos esa idea nefasta que tenemos sobre él, porque pensamos que era alguien que no sabía lo que quería. Mi idea era reconstruir a ese personaje complejo y presentárselo a los lectores”, dijo Fernández en entrevista con Zócalo.
Para entrar en la mente de Maximiliano, el escritor recurre a un juego: las memorias del austriaco son encontradas en el Palacio Nacional. Ahí, es él mismo quien pone palabras a momentos clave de su vida como su nacimiento, su viaje a Venecia… su exilio y llegada a México, su matrimonio con Carlota de Bélgica.
Pero más allá de los episodios de su existencia, Maximiliano intenta mostrar las facetas diferentes del hombre, la mayoría de sus rostros que pueden encontrarse en, por ejemplo, su amor por el arte y la entomología –solía ir a atrapar mariposas a Cuernavaca– pero también en su capacidad estratégica y política.
“A Maximiliano se le educó para gobernar, pero para eso debemos de entender su infancia en donde hay una gran parte política debido a la nobleza de su familia, pero también hay mucho interés en la estética, los insectos, la biología y la mitología. A Maximiliano debemos de entenderlo desde su niñez, porque si sólo lo situamos en su gobierno de México nos luce alguien banal que no quería gobernar, que no le interesaba hacerlo. Por eso creo que debemos de saber cuáles fueron los momentos de su infancia que forjaron a ese hombre político”, explicó el también autor de Querido Don Benito.
Según detalla el autor, sus libros siempre están cimentados sobre una investigación profunda sobre los personajes que trata, un acercamiento lo más posible a ellos mismos para imaginar sus pensamientos, pero también para repasar sus contextos históricos: cómo vivían, qué hacían, cómo repercutieron en su momento.
Eso permite que se cree una divulgación de la historia de un modo ameno, un interés en el que la realidad y la ficción confluyan para que los lectores “encuentren que la historia no es aburrida. Creo que desde ahí se puede abordar esta forma de divulgación, de encuentro con estos personajes, con sus historias que a fin de cuentas es la historia de nuestro país y de nosotros mismos”, concluyó el también presentador de podcast.
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