Una nueva entrada hará más fácil ingresar y dejar el lugar, mientras que un espacio especial con una entrada independiente albergará la atracción más preciada del museo, la Mona Lisa de Leonardo da Vinci, destacó Macron durante una visita al museo.
A partir del próximo año, el museo cobrará una entrada más cara a los visitantes de fuera de la Unión Europea.
El anuncio de Macron se produce después de que la semana pasada la presidenta del Louvre, Laurence des Cars, advirtiera que el centenario edificio se encuentra en un estado calamitoso y diera la voz de alarma por las filtraciones de agua, la infraestructura deficiente y los cambios de temperatura que ponen en peligro la conservación de las obras de arte.
La visita se ha convertido en “un calvario físico”, con obras de arte difíciles de encontrar en una disposición confusa y demasiado poco espacio para que los visitantes hagan una pausa, coman o vayan al baño, dijo des Cars.
El Louvre recibe actualmente 9 millones de visitantes al año, más del doble de los 4 millones para los que fue diseñado cuando se modernizó en la década de 1980. La renovación aumentará la capacidad a 12 millones, dijo Macron.
Gioconda “particular”
Otros de los grandes cambios anunciados es la creación de un nuevo “espacio particular” para La Gioconda, “accesible de manera” autónoma, independientemente del resto del museo, “con su propio boleto de acceso”.
Más de 20 mil personas la visitan cada día, muchas de ellas celular en mano para tomar una fotografía, dejando imágenes de multitudes frente a esta obra de inicios del siglo XVI conocida también como Mona Lisa.
La principal incertidumbre es cómo financiar estos anuncios, cuando Francia busca reducir los elevados niveles de deuda y déficit públicos, Macron perdió las riendas del gobierno y este último carece mayoría en el Parlamento.
Según el entorno del mandatario, el costo del proyecto asciende a entre 700 y 800 millones de euros (entre 730 y 835 millones de dólares) durante un período de 10 años y contaría con una contribución “muy minoritaria” del Estado.
“ Todas las obras de la nueva entrada se financiarán con los recursos propios del museo, la venta de entradas, el mecenazgo y la licencia del Louvre Abu Dabi, sin gravar al contribuyente”, aseguró por ejemplo el presidente francés.
Una nueva tarifa para visitantes extracomunitarios
Estas y otras medidas para restaurar las obsoletas instalaciones se financiarán, entre otros instrumentos, con un aumento del precio del billete para los visitantes extracomunitarios.
Macron no detalló el precio, pero fuentes del Elíseo indicaron posteriormente a la prensa que será de unos 30 euros, frente a los 22 que cuesta actualmente la entrada general.
Esos ingresos extra se sumarán a partir de enero de 2026 al alza del 30 por ciento de los precios que ya experimentaron las entradas en 2024, el año de los Juegos Olímpicos de París. También a la financiación obtenida a través de los mecenas y de la explotación de la marca del Louvre y de las instalaciones, por ejemplo, alquilándolas por sumas millonarias para los desfiles de la Semana de la Moda.
También pondrá 10 millones de euros el Ministerio de Cultura, en un momento en el que el Estado francés no se puede permitir grandes desembolsos, ya que con una Asamblea Nacional muy dividida ni siquiera se han aprobado los presupuestos para 2025 que permitan empezar a reducir el elevado déficit francés, que estuvo en torno al 6 por ciento del producto interior bruto (PIB) en 2024, de acuerdo con las estimaciones del gobierno.
Macron no especificó, en cualquier caso, cuánto costará globalmente el proyecto, aunque medios locales señalaron, citando fuentes del entorno de la Presidencia, que supondrá una inversión de entre 700 y 800 millones de euros durante la próxima década.
Para 2031, cuando se termine el proyecto del acceso por el este, según Macron, el Louvre estará en condiciones de dar cabida a 12 millones de visitantes al año, de albergar nuevas iniciativas pedagógicas y de mantenerse como el “epicentro” del arte en Francia y en el mundo.
“ Hablar de cultura y de arte es también uno de los mensajes que Francia quiere dar al mundo. Es un combate político”, dijo, “en un momento en el que parece que la inmediatez y los discursos de fuerza tienen un poder hipnótico”.