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Saltillo, Coah.-Era una tarde del 2002, en la colonia Conquistadores, al oriente de esta capital. La multitud demandaba a Humberto Moreira una de sus piezas de baile al ritmo de cumbia colombiana. El “profe” se entregó a sus seguidores.

Pero después la muchedumbre reclamó lo mismo a quien buscaba convertirse en diputado local. “¡Arreola, Arreola, Arreola!”, coreaban los cientos de priistas reunidos aquella tarde de mitin de cierre de campaña.

“No me haga bailar, por favor. Yo no le sé a eso”, imploraba quien después no sólo se convirtió en legislador local, sino en coordinador de la comisión de Educación e interinamente en líder del Congreso estatal.

“Maestro, a la gente lo que pida”, reviró el ahora gobernador. “Bueno, pero nomás que me pongan una calmadita”, dijo resignado el intelectual. “Y se bailó unas calmaditas ahí, en la colonia Conquistadores”, recordó el gobernador Moreira, durante el homenaje póstumo que el profesorado coahuilense rindió a su compañero en la Benemérita Escuela Normal de Coahuila.